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Ambos chicos tenían miedo por lo que fuera que estuviera pasando afuera. El sol ya se había comenzado a ocultar y solo era cuestión de unos pocos minutos más para que las calles quedarán en oscuridad y  al percatarse de eso solo les causó mucho más terror en el par de chicos, por que ambos sabían que solo bastó ver a una de esas criaturas una sola vez para saber que debían de temer si llegan a tener de nuevo una cerca y peor aún, cuando lo tuvieron en frente era aún de día, por lo cuál pudieron observarlo y saber en cierta manera el que hacer, pero ahora que la noche comenzaba a reinar en las calles, les aterraba que hubiera más de uno vagando cerca y ellos no lograsen verlo. Por esto mismo, ellos pensaban que estarían bien si esperaban en la casa a ser rescatados, pero al parecer eso no fue como pensaban.

El escuchar como algo intentaba abrir la puerta les ocasionó miedo. Ellos aún no estaban conscientes sobre lo que esas criaturas eran capaces o incapaces de hacer, siendo de esta manera que al escuchar que amenazaba algo con abrir la puerta, no descartaron en ningún momento que los infectados fueran capaces de abrirla por sí mismos.

El lugar que sería considerado por ellos seguro, ahora se veía amenazado por algo que comenzaba a abrir la puerta.

Para suerte de ambos ya tenían algo con que defenderse y no los tomarían desprevenidos como lo hicieron la primera vez. Se colocaron lo más rápido que pudieron cerca de la puerta, ocultos en una pared. Ambos ya listos para el momento en que los seres ingresaran a la casa ellos pudieran comenzar a golpearlos.

Los nervios los comenzaban a sentir en cada parte de su cuerpo, desde la punta de los pies hasta la cabeza, sentían como comenzaban a sudar frío, estaban temblando por el terror un terror que nunca antes en sus vidas habían sentido. Ni siquiera se asimilaba un poco la vez que la policía los perseguía, no, esa vez sabían que les podría ocurrir al ser atrapados, pero en cambio ahora, no estaban seguros de que si los atrapara uno de aquellos seres lograrían sobrevivir.

A pesar de que ambos intentarían defenderse, sabían que si lo que fuese a entrar era o muy grande o varios, no lograrían hacer mucho. Pero aquello era mejor que simplemente esperar a que entrara y morir sin hacer nada para evitarlo.

Soltó un suspiro pesado el de cabello rojizo.

— En cuanto entren, no lo dudes y golpea — nervioso — debemos sacarlos o sacarlo lo más rápido posible de la casa para estar a salvo los tres.

El contrario solo asintió.

Los segundos parecían eternos, ya que a pesar de que la perilla de la puerta ya había comenzado a seder ante los seres, esta estaba tardando en abrir. Los latidos de ambos eran demasiado rápidos por los nervios que sentían.

Pero cuando finalmente se escuchó el como se abrió la puerta el de cabellos rojizos le hizo una seña al otro, para indicar que era ahora cuestión de segundos para que comenzaran a atacar.

— Uno — comenzó a susurrar cuando escuchó como se abría por completo y los pasos comenzaron a escucharse al ingresar, era en definitiva más de uno — dos — siguió con nerviosismo — tres.

Ambos chicos salieron del lugar donde estaban para comenzar a atacar sin percatarse realmente a que o más bien dicho a quién le le pegaban. Estaban tan concentrados en eso que tampoco se dieron cuenta en el momento que uno de estos había cerrado la puerta principal y colocado el seguro.

Ambos chicos comenzaron a golpear a uno de los seres que había entrado, no fue hasta que los contrarios sujetaron los palos que ambos chicos miraron con atención a los que habían entrado.

Pero no podían culparlos, ellos habían decidido apagar la mayoría de las luces del hogar para de esta forma no llamar la atención y por eso no tenían una muy buena visión sobre lo que había comenzado a pasar. Escucharon un gemido de dolor por lo bajo y después de eso se asustaron ambos al sentir que habían sujetado los palos que hacían de sus armas.

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