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- ¡Corran! - nos dijo el castaño.

Mis pies me traicionaron cuando quise comenzar a correr, caí de rodillas al suelo. Dejándome un poco atrás.

Estos nervios me terminarían matando.

- Demonios, ¡niño! No puedes simplemente dejar de estropearlo - el chico de azul me tomó fuerte del brazo para levantarme - ¡cuidado! - me jaló hacía atrás de él. Para después darle un golpe al infectado con el palo, para lograr que retrocediera un poco.

Estábamos corriendo hacía la casa. Justo cuando entramos, el castaño dió otro golpe al mismo infectado que nos estaba persiguiendo, pero esta vez atravesando su cuerpo y dejándolo muerto. Para después cerrar la puerta con seguro.

- ¡Niño! !¿Qué demonios fue eso?! - el chico me sujetaba de ambos hombros - ¿Estás loco? Si quieres morir solo dilo - me reclamaba.

- Déjalo - dijo el castaño mientras se masajeaba el puente de la nariz - ambos están bien y eso es lo que importa.

- Fue un accidente, lo si-ento, lo siento - baje la mirada nervioso - enserio no-o quería.

- "Ese accidente" - hizo comillas con los dedos - nos pudo haber matado, solo tenías que tomar con cuidado el maldito palo - sonaba molesto - a este paso para el anochecer estaremos muertos los tres.

Seguía con la mirada al suelo, pero pude sentir como mis ojos se llenaban de lágrimas que amenazaban con salir.

- Es que... Yo, no, no quería tirarlo, fue un accidente e-enserio. En las escaleras, en el estacionamiento, con el palo y cuando caí - intenté explicar - no fue que yo quisiera hacerlo - hablé un poco más fuerte - ¡no es que yo quiera morir!

- Ya basta los dos, no tenemos tiempo de estar peleando - suspiró nuevamente el castaño - Niño, ve al baño y lávate la cara, necesitamos que te calmes para que no nos pongamos en peligro. Voy a buscar el botiquín en mi cuarto para poder ponerte algo en las rodillas y tambien buscaré a mi hermano, seguro está arriba dormido en su cuarto. No tardo. Y tú - señalo al de azul - revisa que las puertas y ventanas estén cerradas, no queremos sorpresas.


El castaño subió las escaleras, el de azul se dirigía a ver las puertas y ventanas y yo me dirigí a una de las puertas cercanas, la que estaba junto a las escaleras buscando el baño, y así fue, esa puerta era del baño.

Entré y me miré al espejo que estaba sobre el lavamanos, tenía un raspón en la mejilla, y uno en cada rodilla, estaba sudado y mi cabello ligeramente alborotado y pegado a mi frente. Mi sudadera seguía húmeda. En cuanto al pie donde no tenía zapato, la calceta estaba rota, lo más seguro fue que se haya roto mientras corríamos, mi pie estaba bien, algo sucio pero bien.

Me lavé las manos, para después hacer lo mismo con mi cara. Para después secarme la misma con una toalla que encontré colgada. Ya me había calmado un poco cuando logré escuchar como alguien bajo por las escaleras corriendo.

- No está - se escuchó al castaño decir preocupado.

Salí del baño rápidamente al escucharlo.

- Tal vez salió a buscarme- comenzaba a decirle al de azul, mientras comenzaba a pasar varias veces su mano por su cabello en señal de nerviosismo.

Solo me límite a mirarlo, no sabía que decir.

- Calma, ¿revisaste todas las habitaciones? - mencionó calmado el de cabellos azules.

- ¡Claro que lo hice! Demonios Taehyung. ¿¡Dónde te metiste?!

Ellos seguían hablando, cuando yo me dirigí a la cocina, buscaba un vaso para poder darle un poco de agua al chico. Parecía muy agitado y solo quería que se calmara un poco. Tal vez un poco de agua podría calmarlo.

SAFE ZONE |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora