Zee Pruk debe tomar una decisión sumamente importante y que influirá en su futura felicidad.
El prestigioso abogado tendrá que elegir entre seguir con su cómoda vida y su larga relación con altibajos, junto a su famoso novio o arriesgarlo todo por...
Día a día NuNew se sintió más cómodo en el bufete, sobre todo cuando May cayó enferma y pudo respirar un poco.
El chico se entendía mejor con Samantha y la verdad era que Zee le daba carta blanca, así que pudo colocar todo con su orden y criterio.
La falta de la veterana secretaria conllevó que el becario ocupara su puesto en todos los sentidos, por lo que eso también lo llevó a tener que acompañar al abogado a los juzgados y presenciar los juicios en los que este ejercía.
Se le triplicó el trabajo, por lo que apenas tenía tiempo libre pero él estaba feliz, la abogacía le apasionaba y estar al lado de su jefe cada vez se le hizo más imprescindible.
Por otro lado, la novia de Zee llamó para informar que iba a estar fuera dos semanas más por lo que este estaba muy triste, aunque cuando hablaban intentaba moderse la lengua por el amor que le tenía.
NuNew intentaba levantarle el ánimo pues le daba mucha pena que estuviese así de decaído, por lo que primero empezaron compartiendo los tuppers de la comida, unas risas, luego miradas y por último fueron toques furtivos.
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Max y Sam empezaron a notar que algo pasaba, cosa que los aludidos ni se daban cuenta pues cada uno intentaba disfrazar lo bien que se sentían estando juntos y lo mucho que se extrañaban cuando no lo estaban.
Pero un día Janis volvió por sorpresa, ésta lo esperó impaciente en la oficina, vestida solo con una gabardina y unos tacones hasta que volvió de los juzgados.
Habían ganado los tres juicios que tenían, así Zee tenía pensado celebrarlo saliendo a comer e invitar a su eficaz ayudante, después de tres intensas semanas de trabajo.
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Entraron en el despacho riendo y tan solo para dejar los expedientes y algún papeleo más pero su sonrisa decayó cuando se encontraron con la periodista sentada en su sillón un tanto molesta.
-Hola cielo, pensé que te ibas a pasar en el juzgado todo el día, estaba sintiéndome muy abandonada-dijo muy cariñosa la morena mirando al chico y colgandose del cuello del abogado para besarlo hasta casi dejarlo sin aire.
Estaba claro que quería dejarle claro a NuNew, quién era la novia y quién era el otro.
-Pe-Perdón se-señor, los dejo solos-dijo el becario bajando la mirada tras cruzarse con los de este por un instante.
-N-No pe-pero no te vay....
-Déjala cielo, seguro que tiene cosas que hacer-interrumpió su novia acaparando su atención de nuevo.
NuNew sintió un dolor en el pecho y las lágrimas amenazaban con brotar de sus ojos como abundantes cascadas, así que no volvió a su mesa junto a Sam, sino que corrió directamente a encerrarse en el baño.
Su madre ya se lo había advertido, incluso él mismo se había advertido de lo peligroso que era poner los ojos en su jefe, pero no lo había podido evitar y ahora ya era demasiado tarde.
Lloró hasta que no pudo más, sabía que ahora que su novia había regresado ya todo sería distinto, Zee ya estaría feliz y él estaría en la mierda absoluta.
Entre aquellas cuatro solitarias paredes de azulejo, se había dado cuenta lo mucho que le dolía que la morena hubiese regresado, además de sentirse muy inferior.
Janis era de la misma edad que Zee, era periodista profesional y muy conocida, era alta, guapa y con un cuerpo escultural y NuNew se sintió muy inferior.
Este se veía muy poca cosa, ya que a pesar de que sabía que su jefe era bixesual, creía no poder competir con una mujer así, además de que el abogado la adoraba.
El becario se sintió un imbécil pues, ¿en qué momento se había hecho tantas ilusiones como para pensar en que su jefe iba a romper con una mujer así y por fijarse en él?.
-Que tonto eres NuNew, pero tonto, tonto...-Se repitió a sí mismo una y otra vez, mientras se secaba las lágrimas.
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Así estuvo hasta que llegó la hora de volver al trabajo, ya que no se atrevió a salir del baño, ademas seguro que Sam ya estaba por regresar pues se había ido a comer a su casa.
Y la verdad era que NuNew no tenía ni la menor intención de comer los deliciosos rollos de primavera que le había preparado su madre, a la par que escuchaba gemir y gritar de placer a la pareja, mientras estos hacían el amor como conejos, en el despacho del abogado.