———— Spreen era un chico muy tranquilo, algo callado. Había trabajado y luchado demasiado por el sueño de su cafetería, felizmente su esfuerzo dió frutos en una hermosa cafetería en el pueblo dónde el nació, creció y se crió.
Claro, era algo pequeño el pueblo hablando de números, pero para él era lo suficientemente grande.
Y muy felizmente se conformaba por su grupo de amigos, con quiénes salía y de vez en cuando iban a la ciudad de joda hasta el amanecer.
Aunque él era mucho más tranquilo, de casa. Se dejaba guiar por sus amistades quién insistían que conociera alguna chica para salir, él se negaba diciendo que estaba bien.
———
( 6:20 pm )
Spreen se encontraba limpiando su lugar de trabajo, le gustaba mantener limpio. Hoy decidió cerrar más temprano, tenía la libertad de hacer aquello hasta que su teléfono sonó siendo interrumpido en su momento de limpieza.
Contestó el teléfono, era su amigo, robleis.
— Hola pa, ¿cómo andás? — Saludó.
— Wacho, no te lo vas a creer. — Dijo su amigo gritando desde el otro lado de la llamada, dejándole sordo.
— Baja un poco un toqué. ¿Qué pasa? — Respondió, mientras seguía limpiando.
— Al parecer llegó un chico nuevo. — Dice carre, metiéndose en su conversación. — Pará carre, déjame contar yo. — Peleó robleis.
Spreen suspiró. Le interesaba en lo mínimo eso, le parecía horrible que gente viniera nueva al pueblo a no ser que sean turistas.
— Vengan a mi cafetería, aquí me cuentan que no se les entiende una mierda. — Habló y colgó. Siguió en su labor de limpieza.
———
Un rato más tarde, dos argentinos cayeron a la cafetería de su amigo, eran tan ruidosos que se escuchaban a dos cuadras del lugar, ambos peleando por estupideces.
Decidieron entrar y se callaron de inmediato al ver la cara de orto que tenía su amigo al verlos pelear.
— ¿No se cansan de pelear, wacho? — Habló el oso.
Los contrarios rieron nerviosos.
— Bien, cuéntenme lo que estaban gritándome por llamada. — Dijo mientras les ofrecía chocolate caliente, su favorito.
— Es un gringo al parec- — Carre se vio interrumpido por Robleis. — No pelotudo, es mexicano. — Rió.
— ¿Ah? es gringo o mexicano. — Preguntó spreen mientras le daba un sorbo a su café.
— Es mexicano. —
— Cuándo lo vimos tenía una cara de pena el chico. — Dijo Robleis.— Quizás algo le pasó. Es una lástima, ¿pero que hace acá? — Dijo spreen, a la defensiva.
— Dale amigo, este pueblo se muere de lo aburrido. Es bueno que haya más gente acá que aparte de viejitos y padres. — Spreen volteó los ojos, carre tenía razón.
— Ajá. — Sólo asintió.
— Bien, pero yo le iré a hablar. — Sonrió robleis. Los contrarios se quedaron viéndolo raro.
— ¿Disculpa, vos? — Preguntó carre.
— ¿Por qué? —.— Es lindo el wachin. Quizás esté soltero, no lo sé. — Dijo Robleis. Spreen se limitó a poner los ojos en blanco.
— No sé, hagan lo que quieran, no es mi problema. — Habló spreen.
— Bien, yo debo hacer cosas en mi casa, me debo ir. — Dijo carre.
— Igual. — Dijo Robleis.
— Chau pa. Cuídense. — Sonrió y salió de la tienda con sus amigos.
Había sido un largo turno. Mañana cerraría más tarde.
———
VAMOO.
Quería hacer hace mucho algo spreenckity, está súper infravalorado y tiene un buen pegué quizás.
Gracias por leer. < 3
ESTÁS LEYENDO
spreenckity ★ ( cafetería y aroma a miel. )
General Fiction; spreen es un barista en su propia cafetería en un pueblo pequeño, dónde a pesar de no ser tan grande bastantes acontecimientos suceden. quién iba a pensar que llegaría un nuevo chico que está escapando de alguien. ¡ Aclaraciones ! Sólo cubitos, n...