( 002 ) - café, delicioso café.

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. . .


Sin dudarlo, la lluvia no paraba y cada vez sonaba aún más fuerte las gotas cayendo en las ventanas. El sonido era tan relajante que sentías que podías tomar una pequeña siesta allí con todo el perfecto ruido y clima de afuera. Lamentablemente spreen no podía gozar de ese privilegio, se quedó hablando con el "nuevo" como había apodado él a quackity mentalmente.

Y sorprendentemente, spreen se dió cuenta que no era una mala idea tener a alguien nuevo en su círculo. Bueno, sabemos que apenas han hablado un segundo, pero spreen sentía que lo conocía de toda la vida.

Hablaron un tiempo, ambos eran muy parecidos pero a la vez tan distintos. Pero a ambos les encantaba el café y su amor por el ice americano sin nada de azúcares, los pollos y patos, además de los gatos. Era perfecto lo fluida que era esa conversación.

— Así que Alex Quackity. — Dijo spreen.

Quackity se detuvo a asentir de una manera un poco decaída con el golpe que tuvo de realidad, ese era su nombre, lamentaba que lo fuera.

Spreen lo notó al instante su cambio de humor. Era alguien muy observador y meticuloso con respecto a todo. Pero sabía que no era su problema lo que pasaba un desconocido, pero, no podía evitar sentirse parte del problema al no hacer nada por mejorarlo.

La vida personal de los demás no era algo que le afectaba, jamás le afectaba, pero, ver a alguien que parecía ser muy puro estando en un mal estado no negaría que le dolía un poco su pecho. Decidió hacer algo no tan entrometido, pero que la vez, si sentía entrometido y apurado.

— Eu, Quackity. — El más bajo alzó la cabeza de su escondite e hizo un ruido. Spreen decidió hablar.

— ¿Querés mañana ver el pueblo conmigo? va a haber una feria o algo así— Directo al grano. Quackity se sorprendió, no se lo esperaba.
— Digo, si vos querés no más, si no, está bien. Yo quedó aquí en la cafetería. — Spreen se encogió en hombros, se le pasó su momento extrovertido.

Quackity lo pensó detenidamente, a su tiempo como siempre. Después de unos segundos asintió con una pequeña sonrisa.

— Está bien spreen, llévame a ver el pueblo mañana. — Y un rayo sonó, justo después de responder.

— ¡Perfecto, perfecto! me parece es- — Spreen se había olvidado de lo que iba a decir. Siempre le pasaba.

— ¿Es? — Quackity rió de una manera bajita, spreen le dedicó una mirada de enojo.

— ¿Vos sos payaso amigo? — Soltó spreen una carcajada.
— Se me olvidó lo que iba a decir, no pasa nada. — Quackity rió.

— ¡Bien! mañana pasó por ti a tu casa. —
— Ah pará, no sé dónde es. — sonrió nervioso, se adelantó un poco.
— Perdón si soy medio intenso sabés, si te molesta dímelo nomás, ¿sí? — Quackity lo calló.

— No molestas spreen, ten, toma mi número. — Sonrió y le dió una servilleta con algo escrito en ella. Decidió levantarse de la mesa y agradecerle a spreen.

— Muchas gracias por la deliciosa comida, spreen. — Sonrió, spreen se levantó.
— Sin duda tenías razón con esas deliciosas medialunas. — La diferencia de altura era tan notoria que Quackity tuvo que levantar levemente su cabeza para agradecerle.

— Espera, Quackity. —
— Está lloviendo muy fuerte afuera, estás mojado. — Dijo el más alto.

— He estado en peores condiciones, no pierdas tiempo preocupado por mí. — ¿A qué se refirió con eso?

Quackity se detuvo a abrir su paraguas, abrir la puerta entrando un frío al local que estaba tibio. De pronto, un frío se sintió adentro, pero la calefacción estaba prendida al máximo.

Spreen se quedó pensando y miró la servilleta entre sus grandes manos con garras. Había algo escrito allí.

Había un número telefónico y una nota.

" Ten mi número.

+ XXXXXXXXXX.

Y mira debajo del vaso de mi café, estaba todo muy delicioso. :] "

Spreen de inmediato reviso, estaba el dinero de lo que había consumido quackity y añadida la propina, que era para él mucho. Spreen sólo salió para ver si seguía Quackity ahí, sin llevar su paraguas se empapó toda su ropa y su pelo se mojó por completo.

Quackity se esfumó entre la lluvia y la oscuridad que se había hecho, confundido del porqué de la oscuridad miro hacia dentro al reloj grande que había, eran las 9 de la noche, debía volver a casa o se haría muy tarde para alimentar a su gatita.

. . .

Gracias por leer. Muchas gracias por los bonitos comentarios, me dió más ganas de seguir con la historia. < 3

spreenckity ★ ( cafetería y aroma a miel. )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora