( 001 ) - pronóstico claro.

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. . .

Spreen estaba en su casa, recostado en su cómodo sofá en su living, la radio estaba en un sonido medio hablando del pronóstico actual del día. Al parecer sería un día bastante soleado.

Aunque spreen nunca creía en ello y está no sería la exención llevó un lindo paraguas negro con un diseño de madera perfecto, fabricado por él. Tomó su desayuno ya que no se quería saltar ninguna comida y se puso en marcha para ir a su cafetería.

Yendo de camino, sus amigos lo llamaron. Él decidió no atender, era uno de esos días dónde quería estar alejado y concentrase en sus labores, planeaba cerrar hasta tarde. Felizmente no robaban nunca en su pueblo, era muy seguro.

...

Eran las 2 pm, hora de su almuerzo. Se quitó sus gafas características y fue a buscar el almuerzo a su mochila, pero el sonido de la puerta lo interrumpió. ¿No había afuera un cartel de cerrado?

Decidió mirar de reojo la puerta, era un chico desconocido para él.

Spreen lo miró, lo analizó de arriba abajo como si se tratará de algún peligro para él, lo único que pudo ver fue una mirada triste y sin vida en sus ojos, tenía el pelo bastante largo y un bonito gorro, vio que el frío estaba en él. Sólo se miraron, él contrario tampoco le hablaba, sólo miraba a la nada misma.

Notó que también traía un paraguas, pero de color azul, ¿habrán pensado lo mismo que él está mañana?

Spreen trató de sonreír, muy fingido, pero trató.

— Disculpa. —
— Está cerrado, es mi horario de colación. — Dijo, mientras señalaba el cartel pegado en la puerta.

El chico no dijo nada, dió un gesto de disculpas y se largó de ahí. Ni una sola palabra salió.

— Pero que raro. — Pensó spreen. No tenía mucho que opinar al respecto, pero no quería decir nada. Calentó su comida y se sentó en una de las mesas a comer.

Lamentablemente el almuerzo no le duró mucho, sus amigos habían llegado. Gritando, de nuevo.

Spreen suspiró y los vio entrar a la cafetería yendo directamente dónde él estaba.

— ¡Spreen! ¿lo viste? — Dijo carre.
— Pero obvio que lo vio, taradito. Lo viste salir de aquí. — Habló el contrario.

Spreen sólo asentía, comiendo bocado tras bocado.

— ¿Qué pensás de él? — Preguntó carre.

— ¿De quién? — Spreen estaba ido en sus pensamientos. Recibió un golpe de respuesta.

— ¡De quackity, enfermo! —

— Eu pero no me pegués. ¿Que voy a opinar yo de ese chavón? ni lo conozco personalmente. — Spreen se ganó otro golpe de parte de sus amigos.

— ¡El chavón que salió de aquí es quackity! no podés ser menos pelotudo, spreen. — Ambos pusieron sus ojos en blanco, spreen se quedó pensando en quackity.

— Sí, sí. —
— ¿El pibe triste? por poco me contagia de depresión o algo. — Se rió spreen.

— No hay nada de él en Instagram, ni en ninguna red. No sabemos nada de él, a penas su nombre. — Hablaron. Era raro que un joven no tuviera nada de redes y más si se viene a vivir solo en medio de un pueblo.

— Deberíamos hablarle. — Dijo carre, robleis asintió.

— No, no cuenten conmigo. — Dijo spreen dejando a sus amigos confundidos. — No quiero meterme en cosas, estoy bien con ustedes de amigos nada más — Dijo, mientras se levantaba de su asiento.

spreenckity ★ ( cafetería y aroma a miel. )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora