Veredicto final...

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México, con trapo en mano, se encontraba limpiando una mesa. Llevaba una mirada... Extraña. Como si estuviera mirando a la nada. ¿O quizá la mesa era muy interesante como para verla tan concentrado?

- Oe', ¿me pasas el trapito? -dijo el peruano, viendo que faltaba una mesa más por limpiar.

El mexicano toma el objeto y estira su brazo para dárselo a su hermano.

- Grac_ -Perú detiene el habla al girar y ver el objeto que le estaban pasando.

El mayor parpadeó al notar que su hermano no tomaba el objeto de su mano. Volteó a mirarlo y se topó con Perú, aguantando la risa.

- Hey, se me cansa el brazo -dijo confundido.

- Sí, fíjate que voy a limpiar con el salero

- ¿Salero? -se miró la mano y, en efecto, tenía un salero. Se sonrojó de la vergüenza- No, y-yo, lo siento...

México regresó el objeto a su lugar y apartó la vista. No podía creer su torpeza.

- Sabía que estabas en la luna, pero esto es otro nivel -el menor se acercó apoyándose de la mesa de al lado- ¿Todo bien?

México miró de reojo a Perú. ¿Debía decirle?...

- "Bueno... No veo por qué no..." -mantuvo un rato su silencio, hasta que finalmente habló- Pues... Digamos que ahora tienes cuñado

Perú lo miró sorprendido.

- No me digas que... -el más alto asintió sonrojado y él sonrió emocionado- ¡No puede ser! ¿Usa se te confesó?

- Bueno... Fue más...

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- Por eso me gustas tanto... -soltó el mexicano con una encantadora sonrisa.

Casi al instante, se dio cuenta de lo que dijo, entró en pánico y su cara ardía a más no poder.

Usa detuvo el movimiento de su mano en los mechones ajenos y lo miró sorprendido.

- ¿Tú dijiste...

No completó su pregunta. Apartó la mirada a un lado y tapó su rostro con una mano. México no podía saber que expresión tenía en ese momento y solo quiso huir.

- "¿Se molestó?" -su corazón latía tan fuerte del miedo que sentía y sus pensamientos solo servían para imaginar el rechazo que estaba por recibir- ¿U-Usa?

El menor tocó el hombro del estadounidense y notó cómo este reaccionó a su tacto con un leve salto.

- ¿Te gusto? -apartó lentamente su mano y su cabeza giró hacia México, dejando entrever una mirada tímida acompañada con un sonrojo.

El mexicano contuvo la respiración por unos instantes, admirando la bella imagen frente a sus ojos.

- ¡No sólo me gustas! Te amo tanto que podría enterrarme ahora mismo por la vergüenza

- ¿Enterrarte?

El mexicano se dio cuenta que lo que dijo no tenía sentido y quiso huir con más ganas. Pero antes de siquiera dar un paso, su mano fue entrelazada con la de Usa.

- Te amo tanto... Que me enterraría contigo sin importar dónde, cuándo o por qué motivo -llevó la mano del mexicano cerca de sus labios- Quiero estar a tu lado... ¿Puedo estar a tu lado?

Aprendiendo a ser padres (Rusper / Usamex)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora