Una muerte anunciada...

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- Excelente, muchachos, me alegro de que todos aprobaran -mencionaba risueño la ONU- Sé que no debió ser difícil para algunos, pero no crean que el trabajo fue solo cuidar de un huevo. El propósito de esta actividad es demostrar responsabilidad y trabajo en equipo. Todas las parejas han demostrado ambas cualidades -México mira de reojo a Argentina y Brasil quienes fingen demencia- y por eso les traemos una sorpresa

FBI ingresa con cajas de pizza en mano y los estudiantes se emocionan. Se forma un pequeño alboroto, mas los adultos solo los miran contentos. Las carpetas se ordenan para armar una U y despejar el medio del salón. Siendo este el último día de clase, cada uno se junta con su grupo a conversar mientras los adultos están afuera.

- ¡Hay que aprovechar para salir! -propuso México.

- ¿Podemos ir a un zoológico, y llevar a Clara y a Richard? -pregunta el estadounidense con las manos juntas en modo de súplica.

- No creo que sea buena idea... -dijo el ruso.

- ¿Qué? ¿Why?

- Los leones se los podrían comer -contestó seriamente.

El gringo lo miró con horror mientras se imaginaba dicha escena.

- N-No... Mis bebés...

- Rusia, tampoco exageres -el mexicano se acercó a su pareja para darle palmaditas de consuelo- Tranquilo, no lo decía en serio

- Sí era en serio... -dijo por lo bajo el de ushanka.

- Si quieres, podemos llevar a pasear a nuestros nenes al parque

El de varias franjas levantó la vista, encontrándose con la cálida sonrisa de su pareja. No pudo evitar ruborizarse un poco.

- Sí... Me gustaría...

- ¡Genial! -desvió su atención hacia su hermano- ¿También te unes, Perú?

- Eh... Sí, suena bien -sonrió con cierta timidez.

- Entonces hay que programar fecha y hora -con entusiasmo, México y Usa siguieron coordinando.

Rusia miró de reojo al peruano, el cual estaba raro desde hacía unos días. No lo sabría explicar, porque a simple vista no parecía tener algo pero daba la impresión de estar pensativo.

- Oye... -el ruso se le acerca al peruano.

- ¿Mm? -desvió su vista hacia el mayor y se sobresaltó ligeramente al encontrarlo cerca suyo.

- ¿Seguro que estás bien?

- Y-Yo...

- No tienes que sentirte presionado, si no quieres acompañarlos, solo debes decirlo, no creo que se molesten.

Perú suspiró enternecido. Realmente ese no era su problema, pero el ruso lo veía con genuina preocupación. ¿Acaso no sabía lo adorable que se veía con esa expresión?

- ¿Te he preocupado? Lo siento... Sí, he estado algo pensativo sobre algo, pero estoy bien

- ¿Puedo saber qué es?

Perú jugó un poco con sus dedos para no sentirse tan nervioso por la cercanía. Esto fue notado por el mayor, así que se alejó un poco, a la vez que llevó su mano a las del menor y las acarició lentamente. Entonces sus miradas conectaron y el bicolor asintió con la cabeza.

- Es sobre Urep... -miró sus manos juntas y sonrió- ¿Sabes? Al principio, creí que eras solo un tonto pero ahora... -miró de reojo al de sangre soviética quien se encontraba muy atento- Estos días con Urep y contigo han sido muy divertidos, y me gustaría que no acabe...

- ¿Y por qué debería acabar aquí?

El peruano lo miró sorprendido y confundido, por lo que Rusia continuó.

- Aún puedo ir a tu casa y jugar con Urep, o podríamos pasear los tres a algún lugar. Yo... Yo quiero seguir haciendo divertidos momentos contigo

Por un instante, el menor sintió que se le acortó la respiración por la impresión. Amplió más sus ojos y abrió ligeramente su boca. Mas su expresión se fue suavizando y se convirtió en una encantadora sonrisa.

- No podría tener a un mejor esposo jaja -rio risueño.

El mayor también sonrió, satisfecho de haber conseguido la risa de Perú; no apartó su mano, pues quería que permanecieran así... Juntos









Mas como dicen...



La felicidad es efímera

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Los días después de eso fueron divertidos y tranquilos. Si bien se habían librado de las tareas del colegio, ninguno se libró de las tareas de casa. Pero eso es lo de menos aquí.

Usa y Rusia aprovecharon en inscribirse en talleres de verano. Mientras que los hermanos siguieron trabajando en el restaurante, solo que ya no como meseros, sino como cocineros. Estaban agradecidos con la señorita Italia, su jefa, por haberles enseñado sus trucos de cocina y al final les gustó tanto que le pidieron ser parte de cocina. Ella no se negó, después de todo, ambos hacían excelente la labor.

Mas los momentos más queridos eran cuando estaban juntos. Ya sea Usa con México, Rusia con Perú o los cuatros, siempre en compañía de sus queridos hijos. Y fueron dichos momentos los que hicieron olvidar al peruano de su temor... Quien ahora, sentado en su cama, miraba el suelo con tristeza.

- ¿Perú? -le llamó abriendo un poco la puerta de su hermano.

El menor reaccionó ante la voz y volteó a mirarlo.

- ¿Sí?

El mayor pasó, cerrando la puertas tras suyo, y tomó asiento al lado de su hermano.

- Te he notado triste desde la mañana ¿Qué pasó?

El menor sonrió de lado.

- ¿Tan obvio fui?...

- "Por eso me preocupa..."

- Bueno... -soltó suspirando- papá me dijo que ya debo botar a Urep

- ¿Qué? ¿Por qué?

El peruano suspiró ante el recuerdo y contó... Hace 3 días, cuando ingresó a su habitación, sintió un olor raro... Putrefacción. Lo siguió hasta hallar la fuente del olor... Urep.

Había dejado a Urep en su cuna desde el día anterior y ahora... Sabía lo que le dirían, sabía lo que debía hacer. Pero quiso alargar el tiempo...

Agarró a la pequeña Urep y la puso en un táper lleno de algodón perfumado. Se aseguró de que, tras colocar la tapa, no se notara ningún olor más que el del perfume. Y funcionó... Hasta ahora.

España había ingresado a la habitación de Perú para guardar una casaca que su hijo había dejado en la sala. Y fue en el transcurso hacia el armario que sintió un olor raro.

La verdad salió a la luz y ya no pudo ser contenida.

- Ya no puedes tener a Urep

Fue lo que le dijo su papá luego de llamarlo.

- ¿No puedo tenerla unos días más? -intentó negociar.

El español suspiró. Sabía cuánto cariño le tenía su hijo a la pequeña Urep. De cierta forma, él también... Y por eso le concedió su pedido, más o menos.

- Tengo hasta mañana para pensar qué hacer con ella. Pero ya no puedo tenerla... -le explicó Perú a su hermano.

Aprendiendo a ser padres (Rusper / Usamex)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora