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-No gracias.-rechace la comida que me habían dado, ya ni ganas de comer tiene uno pensando en los problemas de todos los días.

Me llamo Britney Jarrel, mi madre murió cuando yo era pequeña y aun a mis 16 años no lo puedo superar. Mi padre es una persona muy buena y comprensiva pero sus años y su enfermedad no ayuda mucho con mi crianza.

En este momento estoy sentada frente a la mesa de mi casa rechazando cada plato que me sirve un amigo de mi papá, no puedo comer sabiendo que a la única persona que tengo en este mundo le quedan pocas horas de vida.

-Vamos, tienes que comer algo pequeña.-dijo el señor sentándose a mi lado.

-No quiero.

-Te enfermaras.-me advirtió.

-¿Qué sentido tiene? Mi papá ya no estará y si me enfermo moriré y seré feliz allá arriba y no aquí sola.

-No seas pesimista.-dijo- eres hermosa y me da mucha tristeza verte mal.

-No puedo estar bien si mi papá está al borde de morir y no sé con quién quedare.

-Con alguien que pueda cuidarte muy bien, eso lo decide asistencia social.

No pudimos seguir hablando ya que la tos incontrolable de mi papá interrumpió la charla.

-Quédate afuera.-me ordenó cerrando la puerta de la habitación de mi papá.

Me senté en el piso a pensar que iba a ser de mi cuando ya no tuviera a mi papá, cuando todo fuera mi peor pesadilla más que mi vida.

-Lo siento mucho.-dijo abrazándome.

-Dime que no murió.-me levanté y corrí hacia donde estaba mi papá acostado en su cama.-¡NO PAPÁ!-exclamé agarrando su mano- Habla, vamos, no te irás, dime que te quedarás y que todo estará bien cuando despierte, esto es un sueño.

-No lo es.-dijo su amigo sosteniendo mi otra mano.

-¡NO!-grité entre lágrimas.

Todo mi mundo se vino abajo al escuchar esas dos palabras "lo siento". 

Al cabo de unas horas desperté entre cajas y polvo por todas partes.

-¿Qué sucede?-pregunté a un hombre que llevaba una caja.

-Alista tus cosas pequeña.-me dijo sonriendo tiernamente.

Me alteré, ¿Alistarme? ¿A dónde me va a llevar?. Me puse ropa cómoda y salí al pasillo, se llevaban absolutamente todo. ¿Qué ocurría aquí?

-Ven-me dijo una mujer de cabello oscuro.-Soy Araceli y seré quien te llevará con alguien que cuide de ti.

-No-dije apartandome de su lado- yo me quedaré aquí en mi casa.

-Amorcito, debes estar a cargo de un mayor.-me advirtió- solo arma tus maletas.

¡Bien! No le haría un escándalo a la vieja pero ya tenía decidido que a mis 18 me iría de la casa donde estuviera conviviendo.

Con dos maletas en mis manos salí a donde la mujer cargo mis cosas.

Anduvimos cerca de 30 minutos y nos detuvimos en un gran salón pintado con gris por el lado de afuera.

-¿Qué es este lugar?-pregunté mientras ella bajaba mis maletas.

-Solo ven conmigo y trae tus cosas.

Perfecto, no solo soy huérfana sino que también estoy con una extraña y me iré a vivir con otros extraños.

Entramos y me hizo subir a una habitación.

-Es ella-le anunció a dos hombre y una mujer que se encontraban allí.

-Hola-salude con gracia y uno de los hombres tomó mi mano y depositó un beso en ella.

-Hola pequeña.-me dijo la mujer desde su sillón.

-Hola-saludo sin siquiera mirarme el otro hombre al lado de la mujer.

-Deja tus cosas aquí.-señaló un rincón y ponte algo de ropa presentable, luego baja.

Se retiraron todos dejándome completamente sola, no sé que pasa aquí que debo estar "presentable".

Al bajar me encontré con mucha gente sentada en sillas blancas de plástico y un hombre al frente hablando.

-Oh, aquí estas.-dijo Araceli tomándome del brazo.

Me llevo tras una cortina y me dijo que cuando dijeran mi nombre debería salir a donde el hombre hablaba.

-BRITNEY -nombraron finalmente y me levanté para ir.

Me sentaron en una silla frente y me miraron todos, me sentí bastante invadida.

-100 dólares -dijo una mujer del fondo.

¿Me están subastando? Oh por dios, pensé que me adoptarían no que me subastarían.

-¿WHAT?-dije fuertemente y dos hombre de seguridad se pararon a mis costados.

Ya no tendría escape alguno.

-300 dólares-dijo uno mas al costado.

-350 dólares-¿Qué tan poco valgo?

-500 dólares.

-800 dólares-nombró una mujer más atrás.

Ya iban por el 1000 dólares y no sé cuando acabaría.

-3000 dólares-se levantó un chico de unos 20 años y alzó la mano.

Se quedó todo en silencio.

-¿Nadie más?-dijo el hombre del frente.-VENDIDA.

Ok, ahora si se venía lo peor. La gente comenzó a retirarse y rogaba porque el chico no apareciera.

-HEY, ESPERA!-me dijo de mala gana cuando decidí irme de ahí.-Tu vienes conmigo.

Solo me hicieron buscar mis maletas y subirme al auto con el hombre.

-Bien-dijo encendiendo el motor.-nos vamos.

Me quede callada todo el camino, no tenía intenciones de hablar con este tipo.

-¿Cómo te llamas?

-Britney ¿tú?

-Dereck. . .-dijo sin despegar los ojos del camino.

-Dereck Rasendiz.


SUBASTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora