49

4.8K 216 3
                                    

-¿Puedes con eso o necesitas ayuda?-preguntó quitándome los globos de la mano.


-Rasendiz, por Dios. . .-me quejé.- Puedo sola, no soy una inútil.

-Lo sé, amor.-respondió y tomó mi bolso.- Pero no puedes llevar todo.

-Son simples globos.-bufé.- Sé que te abruma el hecho de que me los hayan regalado a mí y no a ti.-dije y reí. Negó divertidamente con la cabeza y abrió la puerta del auto.

-Entra allí y deja de fastidiar.

-Tú eres el fastidioso.-entré al auto y lo observé.- Dame mis globos.-ordené. Rió y me los entregó.

Un día antes de que me dieran de alta, Lauren había aparecido por el hospital con los dos pequeños y me habían llenado de cariño toda la tarde. Miranda había dibujado con colores en una hoja y me la había entregado con un chocolate. Dylan sostenía los globos y a la hora de dármelos, besó mi mejilla y enrojeció tiernamente para luego abrazarme. Y Lauren, mi suegra, me había dado mil y un consejos para recuperarme pronto. Se podía decir que la familia de Dereck, era bastante amigable y cariñosa. Dereck, se había encargado de recordarme el amor que me tenía y me dejaba sola una vez por día para ir a casa por ropa limpia y una ducha para él. Regresaba con un ramo de rosas o una revista para cuando el aburrimiento se apoderara de mí. La estadía en el hospital se había prolongado dos días más, por el simple hecho de que me tenían que sacar sangre y a la hora de sacarme sangre, los resultados no eran lo que se esperaba y tuve que permanecer medicada por un día más y a eso se le suma un día más de reposo absoluto, con suero incluido.

-¿En qué piensas?-preguntó mientras frenaba en la luz roja.

-Nada.-alcé los hombros y agité los globos.- ¿Sabes? Espero que la próxima vez que vengamos al hospital y salgamos con globos, traigamos de vuelta a un pequeño en brazos.-sonreí ante la idea y a Dereck pareció gustarle.

-Coincido contigo.-sonrió y avanzo ante la luz verde.

En menos de diez minutos, las calles que recorríamos no se me hacían para nada conocidas y sentí como mi estomago se revolvía. ¿Qué se traía Dereck entre manos? No podríamos ir a almorzar por allí, por el simple hecho que debía comer sano y cuidarme por dos semanas.

-¿A dónde vamos?-pregunté con la intriga a flor de piel.

-Ya se me hacía extraño que no preguntaras.-rió.

Volvió a extrañarme que Dereck no respondiera a mi pregunta. De cualquier forma, estaba exagerando las cosas y Dereck no iba a hacerme nada malo. No era momento para paranoias y menos cuando sabía que él me amaba de la misma manera en que yo lo amaba a él.

-No respondiste.-insistí.

-A casa, Britney.-respondió y dobló para pasar de calle.

-No conozco por aquí.-fruncí el ceño.- Mi memoria está intacta, ¿cierto?-pregunté desconfiada.

-Claro que si.-rió.- Solo espera a llegar y verás.

Me limité a apoyar la cabeza contra el vidrio del auto y observé el lugar. Llevábamos más de veinte minutos montados en el auto y cada vez la ciudad se hacía más lejana a nosotros, mejor dicho, nosotros nos hacíamos más lejanos a la ciudad. Era de suponerse que no íbamos a nuestra casa. Pero, Dereck podría llamarle "nuestra casa" a la casa de sus padres y como yo nunca había estado allí, podría referirse a eso.

-No te duermas, cariño.-dijo casi en un susurro.- Estamos por llegar.

Pestañeé rápidamente y me enderecé en el asiento del automóvil. Íbamos por un camino de tierra, el lugar era casi campo y a lo lejos se veía una enorme casa de ladrillo visto.

-¿Dónde estamos?-pregunté extrañada. Dereck rió levemente, sin responder mi pregunta.

No le tomé importancia y observé a mis alrededores. Pronto, Dereck se estacionó a unos metros de la lujosa casa y apagó el motor del automóvil.

-¿Qué piensas?-preguntó observándome. Abrí la puerta del auto.

-¿Qué se supone que debo pensar?-pregunté y me bajé de allí. Dereck realizó el mismo acto que yo.

-Dime, simples palabras, ¿te gusta o no?

-Claro que me gusta.-dije emocionada.- Es enorme. ¿Es la casa de tus padres?-pregunté cuando él se ponía a mi lado.

-No.-me abrazó por detrás y apoyó su barbilla en mi hombro.- ¿No piensas en algo más?

-¿La casa de Danielle?

-¿Tienes algo mejor?

-Me rindo, Rasend's.-reí.

SUBASTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora