No tenía por qué, pero estaba nerviosa. A tan solo un día de mi boda, la cual, no sabía cómo iba a ser. Dereck no había estado en casa los últimos dos días, o por lo menos, no habíamos hablado casi nada.
Las empleadas iban y venían por toda la casa, gente que arreglaba el jardín, personas que colocaban adornos. Lauren y Jeremy se la pasaban en casa, cuidando detalle por detalle, dando órdenes sin cesar, intentando que todo fuera lo más perfecto posible. Dereck, llegaba a las 11 pm y pasaba directo a la ducha, luego, a la cama. Sin cenar en casa, sin almorzar en casa, sin hablarme más que para desearme un buen día o dulces sueños.
Ya no compartíamos cama, pues luego de haber descubierto la habitación de huéspedes, no iba a permitir que Dereck me retuviera en su habitación. Estaba todo listo, solo faltaba el sí de ambos y Dereck sería feliz para siempre.
-¿Estás despierta?-preguntó una voz adormilada. Me senté en la cama y miré la puerta entreabierta de la habitación.
-Si, pasa.-dije sabiendo que era Dereck quien estaba del otro lado de la madera.
-¿No duermes?
-¿Me ves dormir?-dije divertida. Rió y entró en la habitación.- No puedo, no sé por qué.
-Yo sé.-dijo y se puso de pie junto a mi pequeña cama.- ¿Me haces un hueco contigo?-preguntó acomodando su pantalón a cuadros.
Sin responder a esa pregunta, me hice a un lado y el se sentó a un costado.
La escasa luz de la luna iluminaba la habitación. Dereck y yo, dominados por el nerviosismo, sin poder dormir, juntos, a las tres y media de la mañana.
-¿Por qué?-pregunté intentando no mirarlo a los ojos.
-Porque ambos estamos nerviosos.-respondió sin siquiera mirarme. Ambos, mirábamos a la pared celeste de la habitación, que en estos momentos, se veía blanca, gracias a la escasez de luz.
-No estoy nerviosa.-mentí. Chasqueó la lengua y pasó uno de sus brazos por encima de mis hombros. Besó mi mejilla.- Es en serio Dereck.-tragué saliva sonoramente. Rió.
-Perdona.-susurró.
-¿Qué?-pregunté sin comprender.
-Que me perdones Britney.-susurró de nuevo.
-He escuchado pero no sé a qué te refieres.
-Solo perdóname, no preguntes por qué. Perdóname.-su voz sonaba sincera y sus besos sobre mi mejilla no me dejaban pensar más que, eso salía de su corazón.- ¿Puedes perdonarme?
-No puedo perdonar algo que no sé qué estoy perdonando.-dije confusamente.
-No preguntes Britney, pero perdóname.-insistió.
-Te perdono Dereck.-dije serena y acaricie su rostro.
Acomodó su cabeza sobre mi hombro derecho y sentí su respiración sobre mi cuello. Tomó una de mis manos y la entrelazó con una de las suyas. Brindó leves caricias a mis finos dedos y luego dio un suave besó sobre la palma de mi mano. Alzó la mirada con suma delicadez y me sonrió.
-Mañana veras a mi hermana.-dijo.
Finalmente, comprendí.
Él no estaba nervioso por la boda, si no por ver a su pequeña hermana. Sus nervios se debían a algo que a él de verdad le importaba, no a pararse en el altar y pronunciar un simple "si" para toda la vida. Él amaba a su hermana y quería tenerla cerca. No me amaba a mí, era solo su pase a la vista de Dereck a su pequeña hermana.
-Tú también la veras.-dije sonriente.
Ocultar las lágrimas, no siempre es fácil.
-Claro que si.-dijo emocionado.- Imagínate lo hermosa que estará.-sonrió de nuevo. Desvié la mirada.- ¿No te emociona?-preguntó.
-Si, obvio que si, Dereck.-dije intentando sonar feliz.
-Que bien.-dijo y suspiró.- ¿Puedo dormir contigo?
Esa pregunta resonó una y mil veces en mi cabeza. Pensé en decirle que sí, pero luego, mis ganas de llorar volvieron y sí él estaba en la habitación, no podría desahogarme con la almohada.
-¿Qué necesidad de dormir conmigo tienes?-pregunté.- De mañana en adelante, estoy obligada a dormir contigo.
-Eso es cierto.-dijo y vi como cerraba sus ojos.- Pero una noche más, no le hace mal a nadie.
Pero en eso, Dereck se estaba equivocando. A mí si me hacía mal, me hacía ilusionarme con cosas que nunca ocurrirían, me hacía sentirme utilizada, sin valor alguno.
-No.-dije secamente. Abrió sus ojos y volvió a mirarme.
-¡Que mala eres!-exclamó con suma tranquilidad.- Te he tratado bien.
-Solo ahora. No me has tratado bien ni tampoco mal, simplemente, no me has tratado.-alcé los hombros y con ellos, la cabeza de Dereck.- No has estado en casa por días.-dije casi quejándome.
-No te enfades, linda.-dijo divertido.
-No me enfado Rasend's.-le dije.
-Hacía mucho no me decías así.-levantó su cabeza de donde yacía y me sonrió.- No dormiré contigo pero mañana, no te salvas.-se puso de pie.- Supongo que tampoco querrás regalarme un beso.-Me dijo y se rascó la nuca.
-Supones mal.-murmuré.
-¿Oí lo que creo que oí?
-No sé qué has oído, pero si oíste lo que he dicho, es cierto.-sonreí de costado. Bajó unos centímetros y me besó.
-De nuevo, perdona.-me dijo. No comprendí, nuevamente.
-No sé por qué, pero voy a perdonarte. Hasta hoy más tarde.-le dije. Rió.
-Hasta más tarde.-me secundó y salió por la puerta de mi habitación.
Parpadee tres veces seguidas sin poder creer que Dereck y yo nos estábamos llevando bien. Alcé mi mano y la coloqué sobre mis labios. Él acababa de besarme, recordé con entusiasmo. Me introduje entre las verdes sabanas y apoyé mi cabeza sobre la almohada.
De algún modo, tenía que conciliar el sueño.