(2) Un hombre que se hace llamar mi padre

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Estaba limpiando el apartamento cuando sentí una vibración del celular en mi bolsillo. Era ese hombre que se hace llamar mi padre.

'Hija, cómo estás? Me preguntaba si hoy podías venir a mi casa y cenar juntos. Hay muchas cosas que tenemos que hablar.'
'Ok. Estoy ahí a las 20hs.'

Aunque no quisiera iba a ir, él tenía razón, había muchas cosas de las que tenemos que hablar.

Me puse un saco sin mangas beige arriba de una camisa manga larga blanca y abajo un pantalón un tono más oscuro que el saco con unos zapatos marrones.

Tenía la vincha de siempre con un moño arriba como cuando estaba en la primera universidad.

Era lejos, media hora de viaje, así que tomé un taxi esperando a que este día terminara.

Toqué el timbre mientras observaba el lugar, era la primera vez que veía la casa. Era bastante grande, tenía un jardín adelante con muchos tipos de plantas, al ser de noche las luces al lado de la puerta se encendieron haciendo que de una mayor sensación de calidez.

El hombre me recibió con una sonrisa de oreja a oreja con un poco de nerviosismo en su rostro, yo no cambié mi expresión dando a entender que no me gustaba estar ahí.

Adentro era igual de bello que afuera, estaba muy limpio y espacioso, no había muchos muebles haciendo que se vea más minimalista.

Casi todo el lugar tenía distintos tonos de marrones haciendo que el lugar quede en armonía, se notaba que estaba sólo él por el silencio del lugar.

"¿Tu esposa e hijos se fueron?" pregunté ya sabiendo la respuesta.

"Si, era mejor si hablábamos a solas así no molestaban." respondió con una risa nerviosa.

"¿Y para que no sepan todo lo que hiciste?" contesté mostrando mi enojo con los ojos, sin ningún brillo en él.

"Hija, por favor." dijo mientras nos sentábamos en la mesa.

"No tienes derecho a llamarme tu hija." mencioné intentando mantener la calma. No valía la pena enojarse con él, no me rebajaría así.

"Bueno, sabes que yo la pasé mal esos días, no amaba a tu madre de la misma forma que nos conocimos, tenía que seguir con mi vida." respondió haciéndose la víctima.

"Nos abandonaste para irte con otra mujer más joven y tener otra familia, tu ex esposa la pasó muy mal. No trabajaba, se quedaba tirada en la cama todo el día. Tuvimos que irnos con la tía para poder sobrevivir pero siempre estaba trabajando y nunca estaba en casa. Yo tenía que hacer todo en el pequeño apartamento que teníamos. A los cinco años recién cumplidos ya estaba cocinando, haciendo las compras y limpiando todo el día. A esa edad lo único que tenía que hacer era ir al jardín y jugar con niños de mi edad." contesté frustrada por toda la situación.

"Pero seguro se recuperó ¿no?" preguntó con toda su ignorancia.

"Se suicidó cuando yo tenía 12 años." dije haciendo que él se quedara congelado. "Nunca la visitaste en todos estos años que pasaron, ni siquiera una llamada o algo, como si se haya esfumado de tu vida luego de irte. Admítelo, nunca te importó su bienestar."

Se quedó quieto por varios segundos sin poder decir nada, me quedó viendo con una mirada de perro perdido, como odiaba cuando hacía eso.

"¿Tu tía?" preguntó.

"Falleció luego de yo haberme mudado." contesté.

"¿Eso cuándo fue?" siguió con sus preguntas.

"Empecé la universidad a los 17, estuve en una hasta los 21 pero no me pude graduar y luego fui a otra donde me gradué a los 24. A los meses ya estaba trabajando y me mudé unos días antes de mi cumpleaños." dije con calma.

"¿El 2 de marzo cumplías no?" preguntó con seguridad.

"17 de septiembre." contesté para luego cruzar mis brazos.

El hombre agachó la cabeza avergonzado por la seguridad en la que dijo una respuesta completamente errónea.

"Con Hanako te llevabas muy bien, eran como hermanas." mencionó cambiando un poco de tema.

"Sabes que antes la odiaba por ser hija tuya y de esa mujer. Tenía 6 años cuando nació, hasta fui a visitarla con mi tía. Seguro no te acuerdas." respondí, ya quería que estuviera la comida así terminaba esta conversación.

"Pero pudieron hacer las pases." dijo con una sonrisa en su rostro, como si tratara de verse amable.

"Sí, la amaba mucho." contesté agachando un poco mi cabeza, no quería recordar lo sucedido.

Nos quedamos en silencio hasta que el hombre dijo que sonó el timbre y que seguro era la comida. Así que sólo pidió delivery...

Aproveché para ir al baño, no podía estar ahí mucho tiempo más.

Cuando entré me largué a llorar, era la primera vez que lloraba luego del entierro de mi hermana.

Nunca tuve la oportunidad para poder llorar por ella en paz, sentí como un pequeño peso de encima se iba, pero no completamente.

Ni siquiera lloré por mi madre o tía, estaba demasiado enojada y con odio adentro para poder hacerlo.

Luego del accidente de alguna forma cambié y no sé porqué, ese minuto que mi corazón dejó de latir me cambió de por vida y no sabía la razón.

Seguro era por casi morir pero no me terminaba de convencer.

Cuando me tranquilicé volví al comedor y vi que había ramen instantáneo, ni siquiera se preocupó por tener una buena comida de buena calidad, este hombre sacaba todos mis sentimientos negativos y los combinaba.

Nos sentamos y comimos en silencio, no había nada más para hablar, ya le aclaré todo lo que tenía que saber.

Al terminar me apronté para irme, me estaba poniendo los zapatos hasta que vi que la puerta se abría.

Era la mujer y sus dos hijos, habían llegado antes de tiempo.
      - ¿T/N? Cuánto haz crecido - dijo la esposa con una sonrisa.

Era muy guapa y bien cuidada, tenía un aspecto sexy y de extranjera, su pelo ondulado rubio y largo me hacía recordar a mi hermana, era una copia idéntica.

Excepto su cuerpo, el de la mujer era más voluminoso y curvilíneo, tenía pechos grandes que sobresalían de su vestido ajustado y escotado.

Sus dos hijos varones tenían un aspecto más del esposo, pelo negro bien oscuro con una mirada de gato, eran como una versión mía en miniatura, menos la personalidad.

Ellos eran más extrovertidos y alegres, al igual que mi hermana.

      - Justo se iba amor - mencionó el hombre.

Suerte que podía leer los labios, sino se me haría imposible entender.

      - Ay qué pena, espero estés bien cariño, luego de lo que pasó debe ser muy difícil volver a la normalidad. - contestó agarrando con sus dos manos mi cara.

No contesté y sólo hice una reverencia hacia ella y los hijos, ellos no tenían nada que ver con el problema que tenía con mi supuesto padre.

Lo vi por última vez mientras él me saludaba con la mano, sólo lo miré con odio y di la media vuelta para salir de ese lugar.

Lo vi por última vez mientras él me saludaba con la mano, sólo lo miré con odio y di la media vuelta para salir de ese lugar

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COMO UN DÉJÀ VU; Chishiya X T/nDonde viven las historias. Descúbrelo ahora