Es 1944, el circo más afamado del mundo dió su gira alrededor del mundo llevando consigo a dos inocentes almas que poco a poco son dañadas terriblemente por la manipulación y presión, pero todo cambió cuando uno de ellos dejo el miedo al maestro y d...
Apenas salió el Sol, ambos chicos agotados por la inminente acción que esperaban pasara desapercibida, se encontraban de pie restregando sus ojos. Los sacaron de aquel minúsculo cubículo contra su voluntad para llevarlos al escenario, no eran los únicos allí pero la diferencia era que sus ahora compañeros estaban totalmente despiertos desde hace ya mucho, sólo estaban parados allí para verlos entrenar duramente a tan cortas horas de la mañana como si fuera un terrorífico sentimiento de que si no lo hacían bien terminarían muertos. Jimin seguía mirando entre sus manos la ropa que le habían dado, le parecía vulgar que le dieran ropa un tanto minúsculo para que la gente lo viera, pero la mejor idea era llamar la atención para buscar ayuda cuando hubiera público.
-de dónde sacan estás cosas? -le preguntó muy bajo a Jin, quien lo veía un poco culpable de las atrocidades que tendría que vivir-
Él negó. Suspiró rendido ante la preocupación, miró al pelinegro buscando las fuerzas para soportar el incesante dolor en su cabeza que le era provocado por sus pensamientos, él miraba al frente sin reacción alguna, seguía algo con su vista pero miraba a donde él lo hacía y no había nada...
-Jungkook... Estás aquí?
-hay un niño en una bicicleta -musitó de repente confundiendo a jimin-
-un niño? -miró nuevamente al frente buscando con su vista lo que pronunciaba, pero no había ningún niño aquí- y te dice algo?
-no puede decirme nada -miró lentamente a jimin-
-porqué no puede hablarte? -acunó su rostro para llamar su atención, se estaba perdiendo de a poco-
-porqué no tiene cabeza... Pero él nos saluda para darnos ánimo -comentó soltando una pequeña risa bastante traviesa, a jimin se le erizaban los sentidos al escucharlo así-
-diablos jungkook, eres terrible para querer dar ánimos -musitó perturbado-
-quiero regresar al cuarto.
-a ése cuarto? -preguntó mientras miro a otro lado. Se asustó al ver al maestro mirarles de manera sería desde un rincón, después sé percató de que miraba a jungkook- conejito...
Contuvo la respiración al sentir su aliento chocar contra su cuello. Dejó un pequeño mordisco bajo su oreja para después morder su lóbulo, su cuerpo tembló demasiado por el sentimiento, perdió la cuenta de las veces en que se sintió pequeño frente a su mejor amigo por cosas como estas.
-quiero joderte tan duro que te haré gritar por que me detenga. Ése maldito va a escuchar mi nombre hasta el día de su muerte -espetó con una sonrisa bastante cínica sobre su oído-
-entonces que esperas?
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-Jung~ ah!~ -sus manos arañaron su espalda en el momento en que llegó a su liberación-
-éso es bebé, córrete para mí -gruñó sobre su oído al llegar a su clímax-
