Advertencia: —Narrado en tercera persona. —Zack x fem!oc —Sin relación al Webtoon. —OS no tan extenso. —Será un capítulo lindo luego de tanto angst.
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Estaba nervioso.
Podía jurar que su pobre corazón latía a una velocidad impresionante. Limpio sus sudorosas manos en su pantalón de mezclilla con fuerza y, tomó el ramo de flores amarillas que compró en una florería.
Sabía que el color favorito de Yuki era el amarillo, pese a que toda su aura se vea azulejo, ella amaba ese color. Parecía un sol.
Y era un sol. Por lo menos para Zack lo era.
—¡Zaaack!
Un grito a lo lejos lo descolocó, ansioso se volteó y boqueo al ver el atuendo hermoso de la persona que le gustaba, tragó saliva. Mordió su labio inferior para caminar dónde ella, ocultando las flores en su espalda. Suspiró tratando de verse seguro ante ella, pero era difícil.
¿Por qué tenía que ser tan jodidamente hermosa?
Eso complicaba mucho su momento de mantenerse coqueto y seguro. Ella era su debilidad.
—Hola Y-yuki. —maldijo en su interior por su tartamudeo torpe, no entendía cómo podía verse tan torpe.
—Hola, niño bonito.
Zack sintió sus piernas temblar. Adoraba ese apodo.
Jamás entendió como surgió tal apodo, solo un día estaban hablando y Yuki, de tanto mirarlo, le dijo que era un niño bonito. Ese día, dio comienzo a sus sentimientos por ella hasta el día de hoy. Sonrió nervioso, ahora sacando las flores de su espalda para entregárselas, deslumbrándose por la sonrisa que le dedicaba la menor. Amaba esas flores. Girasoles. Las tomó cuidadosamente rozando sus dedos suaves con las manos algo ásperas de Zack, su entrenamiento se hizo más denso y eso provocó ciertos cambios en sus, antiguas, manos suaves.
La acercó a su rostro oliendo suavemente ese aroma, suave, era una flor aromática. Siempre lo sintió único. Se alejó sonriente para estirar su mano dónde Zack para llamar su atención, viendo el ademán de que se agachara, obedeció como un cachorro al mandado.
Y sucedió lo hermoso.
Un beso en su mejilla dulcemente.
Se sonrojó violentamente, podía jurar que su corazón se derritió internamente.
—Gracias, niño bonito. Amé el detalle, siempre recuerdas bien mis gustos favoritos.
—Todo por ti, Yuki. —murmuró sonriendo bobo.
La risa de la menor surgió, encantado de la hermosa situación y tomó su mano con fuerza para empezar a caminar hasta un carrito de helado que vendía. Zack solo se dejó guiar por ella, sintiendo un ligero aroma a frutilla en su cabello. No podía creer que hasta su cabello era dulzura pura.
Era un dulce. Y deseaba tanto comerlo.
Llegaron al carro de helado, viendo a un señor atendiendo. Vio a aquellos jóvenes y embozo una enorme sonrisa.
—Hermosa pareja, ¿qué les ofrezco el día de hoy?
—Quiero un helado de limón y uno de frutilla, por favor.
—Muy bien, señorita.
Así empezó a hacer los conos de helado, primero el de frutilla, cuál la tomó la menor para entregárselo a Zack que veía todo atentamente. Quedo encantado. Sabía su sabor de helado favorito. Eso era amor para él.
Ella tomó su sabor favorito, limón y agradeció al caballero, cuándo ella iba a pagar, Zack frunció el ceño para sacar rápidamente su billetera para él pagar. El señor al ver esos actos río silenciosamente.
—No, un regalo de mi parte para ustedes. Disfruten jóvenes enamorados.
Ambos asintieron levemente, guardando lo que habían sacado, ahora caminando lejos del carro de helado, comiendo silenciosamente, fueron a una banca cerca de un farol, sentándose tranquilamente en este, Yuki dejo el ramo en sus piernas para centrarse en su helado. Zack copio su acción, disfrutando solamente la compañía de su enamorada.
Pasó el tiempo bastante rápido, y el helado también desapareció. Satisfechos, se vieron, pero Yuki notó una mancha de helado en su comisura que se acercó a Zack sonriendo para besar dulcemente su comisura manchada para separarse. Notó el sonrojo potente de él y río.
—Lindo.
Susurró, pero se quedó muda cuándo los labios de Zack tocaron los suyos en un beso candente, no en el sentido morboso, era dulce, suave y experto, correspondió por ello. Amaba los besos de Zack. Se separaron unos minutos después antes de reír nerviosos.
—Llevamos un mes de novios y esto de besarnos sigue siendo nuestro punto de nerviosismo.
—Es lindo... Es cómo el primer beso que nos dimos afuera de la preparatoria a las seis de la tarde.
—Aw, detallista y buena memoria. Cómo te adoro, Zack.
Besó cortamente sus labios, riendo cuándo los brazos de Zack rodearon su cintura, y cuando se separó, esos fríos labios llegaron a sus mejillas. Sonrojándose por el afecto de su novio.