Capítulo 37

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Los ojos de Jack se abrieron como platos y colocó una mano sobre el lugar agraviado. Abrió la boca sorprendido y todo el mundo guió su mirada hacia nosotros.

--¡¡Qué haces, estúpida!!-me gritó Violeta y corrió hacia Jack.

--¡TÚ CÁLLATE MALDITA MENTIROSA! ¡¡TE METISTE A MI CASA COMO UNA ZORRA VESTIDA DE OVEJA PARA TENDERME UNA TRAMPA!!-grité con fuerza y avancé hacia ella con la intención de romperle en pedacitos esa cara horrible que tiene.

Me lancé sobre ella sin titubear y arañé su cara, la abofeteé y jalé su cabello a mi antojo. Obviamente que la zorra se defendió golpeándome, pero mi furia era tan intensa que no sentí dolor alguno.

--¡Ariana no!-exclamó Ana y con la ayuda de Caro y Sara me detuvieron para no acabar con la vida de Violeta- ¡Jack agarra a esa loca!

Después del grito de mi mejor amiga, Jack se puso de pie y sostuvo a Violeta por los brazos.

--¡Suéltame!-dijo la loca, pero Jack la agarró más fuerte.

--No vuelvas a cruzarte por mi camino, sino acabaré contigo-amenacé con voz de asesina en serie y con el cabello sobre la cara.

--¡Quiero ver que lo hagas!-respondió ella.

--¿Enserio?-sonreí- Maravilloso... ¡Yo amo los retos!

--Violeta, mejor cállate-dijo una de sus amigas detrás de ella.

Mis amigas me soltaron al verme más calmada y Jack hizo lo mismo con su ex. De pronto hice en ademán de que correría de nuevo hacia ella y Violeta se escondió detrás de Jack, asustada. La delataba el terror en sus ojos... Ella tenía miedo.

Regresé a mi asiento por mis cosas y salí del aula. Mi grupo fue detrás de mí y nos sentamos afuera de la universidad.

--Ariana por favor no vayas a matar a Violeta-me pidió Caro asustada- No sé como sacaremos un cuerpo de aquí sin pasar desapercibidas, a demás de que no es conveniente que te metas en problemas en la universidad.

--No voy a matarla, solo la golpearé hasta que sangre-amenacé en son de broma.

--¡Fue genial como la jalaste del cabello!-dijo feliz Sara- ¡Me encantó!

--¡Sara cómo vas a decirle eso!-la regañó Ana- La violencia no es buena de ninguna manera... Aunque, por esta vez se rescata que fue necesaria.

--Aún tengo muchas ganas de golpearla...-susurré.

--No Ariana, tranquila, por favor-insistió mi mejor amiga.

--Ok, ok... Necesito un cigarro, urgente-dije y me puse de pie.

--¿¡Vas a fumar!?-me preguntó sorprendida Caro.

--Creí que habías dejado de hacerlo-intervino Ana.

--Lo dejé... Pero todas estas situaciones ameritan que consuma algunos-suspiré y me fui a la tienda más cercana.

Era obvio que no entraríamos a clases, así que compré una caja de 20 cigarros por si es que mis amigas quisieran acompañarme a fumar.

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--Que descanses, tesoro-susurró mi madre después de depositar un dulce y tierno beso sobre mi frente.

Con 27 años de existencia, acabo de ser arropado por mi madre como si tuviera 5 y estuviera triste porque la niña que me gusta se limpió de la mejilla el beso que me atreví a darle con todo mi amor.

--Gracias mamá...-dije en voz baja y cerré los ojos, que me dolían de tanto llorar.

Me quedé dormido al instante pero al abrir los ojos con el sonido de mi alarma, sentí como si no hubiera dormido nada de nada.

Por Un TravesuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora