Sorana [PAUSADA]

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Extra-4

Una noche con Alice y Jasper

Alice había citado a Sorana exactamente a las seis de la tarde en la mansión Cullen, si su visión se cumplía exactamente igual esa noche sería fantástica.

Sorana llego unos minutos antes de lo acordado, Jasper la recibió con un gran sonrisa haciendo que su compañera sonriera de la misma manera mientras que su interior se le hacia tan tierna esa sonrisa.

Por que las sonrisas de Jasper daban tanta ternura.

Jasper la guio por la mansión hacia la habitación en donde Alice los esperaba sentada en la cama -los vampiros compraron camas al saber que Sorana era humana- con algunos dulces, películas y un par de discos que seguramente eran de musica jazz o musica clásica.

Primero vieron algunas películas de Disney, después empezaron a jugar a ver quien de los dos vampiros podía comer un dulce sin hacer alguna mueca y gano Jasper al tercer dulce, Sorana se quería reír de las quejas de ambos al terminar el juego.

Jasper puso la musica y efectivamente era jazz, Alice le enseño a bailar ya que la pobre en su vida había bailado con musica jazz, a los minutos de intentarlo por fin pudo bailar de forma decente. Jasper bailo con Alice y después con Sorana.

El ambiente era tan tranquilo y romántico, ninguno de los tres dejaba de sonreír y ¿Por qué dejar de hacerlo? Se sentían tan plenos y felices que simplemente disfrutaban de su burbuja de amor.

En medio de uno de los bailes Jasper tomo a Sorana de la cintura para cercarlo a él y poder besarla con pasión, sus bocas bailaban y sus emociones se desbordaban, por el amor de Dios Jasper era un experto en cuanto a besos tano que Sorana pensaba que esta era su primera vez besando y entre más lo pensaba más lo disfrutaba.

El beso con Alice era delicado como si ambas tuvieran miedo de romperse, el beso era lento, pero tan romántico como otro sin ninguna duda ese beso empezaría a ser su favorito. Alice a través de un simple beso le mandaba tantas emociones que hacían que su corazón se acelerara tanto que sentía que se salía de su pechos.

De alguna forma los tres terminaron acostados en la cama con la musica de fondo mientras miraban las estrellas que adornaban el hermoso cielo nocturno que Forks le regalaba.

Sin duda esa noche fue mejor que esa simple visión.