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CAPITULO 22














PABLO













Mis puertas y ventanas estaban cerradas. Pedrí y yo habíamos movido los muebles que no llevaríamos con nosotros para bloquear las puertas, en caso de que alguien se la arreglara para forzar la cerradura. Era mi día, y estaba decidido a levantarme como yo quería. En el par de meses pasados, había sido bombardeado con planes de boda. Esos Lewandowski no hacían nada a medias, así que terminé envuelto en una descomunal cantidad de decisiones para tomar.

Afortunadamente, tenía a Jude. Él estaba ahora de vuelta en la Universidad, pero hacía visitas frecuentes para lavar su ropa, meterse conmigo, y pelear y besuquearse con Erling. Fue él quien trajo nuestra brillante sistema de toma de decisiones. Dardos. Podía elegir las opciones que me gustaban, el las colocaba aleatoriamente en un pizarrón de corcho, y nos turnábamos para arrojar los dardos. Donde quiera que aterrizara, se lo hacía saber a los chicos. Se impresionaron con mis habilidades para elegir raídamente, hasta que descubrieron cómo lo había hecho.

Solo hubo tres cosas que elegí: los colores, el pastel, y al novio. Para todo lo demás, busqué la ayuda de otros. Leo me ayudó con la locación, Paulo me ayudó a encontrar el traje perfecto, y Julián supervisó a los hombres con sus tareas. Él tenía el trabajo más pesado.

Había estado en incontables pruebas, fiestas y despedidas. Robert y yo trabajamos juntos para tener su casa lista para que Pedrí y yo nos mudáramos junto con Shredder y el maldito gato. También tuvimos que mover la casa del árbol. No había manera de que la dejáramos atrás. Todo estaba listo y planeado. Todo lo que tenía que hacer era vestir y decir *Acepto*.

Rodeé sobre mi costado y abrí mis ojos, solo para encontrar un par de pequeños pies. Pedrí y yo tuvimos nuestra última noche para nosotros dos solos, así que jugué juegos casuales con él hasta que se pasó a mi cama. Aparentemente, se había girado en algún momento de la noche. Bajé la mano y cosquilleé ligeramente la parte de debajo de sus pies para despertarlo.

Sus risitas adormiladas alcanzaron mis oídos, así que me bajé y lo jalé para voltearlo y poder verlo. "Necesitamos levantarnos y ponernos en marcha. Si vamos a ser Lewandowski, tenemos que aprender a estar a tiempo para las cosas."

"Necesito algo de café." Dijo Pedrí, estirando sus brazos sobre su cabeza.

"Tú no bebes café." Contesté, haciéndole cosquillas otra vez.

Bajó sus manos, como un intento de bloquearme. "De acuerdo, de acuerdo, tomare jugo."

"¿Tienes todo empacado?" pregunté. El, Klara y Lara iban a pasar la semana con sus abuelos, mientras Robert y yo nos íbamos a nuestra Luna de Miel.

"Sí, Capitán." Contestó.

Me senté. "Entonces, pongámonos en marcha, chico."

Cepillamos nuestros dientes y tomamos algunas cosas que no habíamos llevado a casa de Robert. No íbamos a vivir en esta casa nunca más, pero podíamos seguirla visitando. Alegando que le había gustado el vecindario, Ferran la había comprado con todo y los muebles que no me iba a llevar. Le deseé suerte. Esas personas estaban locas. De hecho, probablemente él iba a encajar muy bien.

Aparqué afuera de la casa de Enzo. No estaba permitido que entrara ya que Robert estaba ahí, así que le envié a Enzo un mensaje de texto para hacerle saber que había llegado. Salió un poco tiempo con Laura en sus brazos y Klara a la par de ellos.

Me incliné y besé a Pedrí en la mejilla. "Se bueno, te vere en la boda."

Él sonrió. "Está bien, papá." Me besó de regreso. "Te amo."

Secuestrador     Lewan X GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora