No se, Tom se lo coge así bien salvaje (a continuación se van a encontra muchas de estás pequeñas sipnosis debido a que me ayudan a recordar de lo que tratan los capítulos... En fin, el Tdah)
Por si no conocen pond au acá una imágen de como se ven estos dos (dibujada por mi pero el au no es mío)
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Tord es una bola de ansiedad y Tom es ... Lo sea que es.
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El noruego por fin había llegado a ese café en donde le demostraría a Matt que si podía hablar con personas normales. Aun que esta vez era acompañado por Tom, un tipo bastante extraño que probablemente era mudo debido a que nunca hablaba por ello Tord saco la conclusión de que este no tenía cuerdas vocales. La botas de este último resonaron en el lugar hasta llegar frente al menu comenzando a ponerse nervioso, esto fue notado por el de rayita que lo observaba atento sin la intención de meterse.
Miro con atención cada uno de los movimientos ansiosos del de cuernos, parecía no saber que pedir, comenzó a jugar con sus propias manos sudando por la presión tratando de calmarse tomo su ramera con una frase en japonés y se acercó al mostrador donde habían dos preciosas chicas rubias. Tom solo lo miro desde lejos de pies a cabeza, no era feo, solo era un poco raro, pensaba el que no tenía ojos.
-amm- llamo la atención de las dos chicas sintiendo vergüenza a los segundos por tener esas miradas encima de el, ambas mujeres lo miraban con atención, el noruego comenzó a sudar y sentir como si le pecho le apretará, no podía hablar pues algo no se lo permitía. Comenzó a balbucear por lo que las dos rubias no comprendían lo que decía.
-que se te ofrece cielo?- pregunto la de coleta. "Cielo", esa palabra había emocionado al chico virgen que estaba teniendo un ataque de ansiedad. Quiso hablar pero justo cuándo estuvo apunto de soltar una palabra sangre salió de su nariz a montones manchando parte de su cara y camisa.
El británico y las rubias quedaron estáticos por la escena, el menor no se metió solo se quedó mirando como el otro sufría, al contrario las otras dos se pusieron nerviosas al no saber como reaccionar, una trataba de ser comprensiva y la otra decía cosas ofensivas sin intención. El cuernudo comenzó a sentir más vergüenza y salió corriendo de ahí, empujando al bajista en el camino.
