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Decidí retirarme después de escuchar esas dolorosas palabras de mi hijo, comencé a caminar hacia afuera, pero no llegue. Hanzo tomó mi muñeca y tiró de ella, obligándome a girar hacia él.

—No hay manera de que no tengas hambre. Se que te has estado muriendo de hambre allí afuera —Dijo Hanzo, sujetando con fuerza el kimono y mi muñeca.

—Estoy bien Hanzo. Lo importante es que sigo viva.

—Kuro me dijo todo; las pocas veces que desayunabas o que solo comías después de asegurarte que el niño este satisfecho. ¡Vas a sentarte y comer! —Exclamo, tratando de obligarme a regresar a la mesa.

—No tengo hambre —Mascullé y jalé mi muñeca hacia mí. Suspiré mientras me di la vuelta caminando hacia el pasillo. Rápidamente dejé el templo y caminé afuera, respirando el aire fresco.

Me sequé algunas lágrimas mientras caían de mis mejillas, pero eventualmente me abrumaron.

Kael tenía razón en todos los sentidos. No había estado ahí para ellos, y no lo culpaba por odiarme. Suspiré mientras me apoyaba en la barandilla, mis ojos miraban hacia los bordes de Shirai Ryu. Hanzo había hecho un gran trabajo al hacer crecer el clan, mientras... Yo no estaba. Era consciente de que Kael solo necesitaba tiempo para superarlo, especialmente si tenía problemas de ira. Deben haber llegado después de que me fui. No había otra explicación razonable para ello. E incluso había llamado a su propio hermano por un mono.

Exhalé profundamente mientras sacudía la cabeza. Me sentí patético e inútil en formas que ni siquiera podía explicar. Y no ayudó que mi hijo mayor me despreciara por huir.

—¿Tuve la oportunidad de decirte que te ves hermosa en el kimono de mi madre? —Miré hacia atrás para encontrarlo, dando unos pasos para acercarse cautelosamente a mi —Sabes, me recuerdas mucho a mi madre en muchos aspectos y eso me encanta de ti —Respondió colocando una mano en mi hombro. Ignoré sus palabras y miré hacia adelante en la densa noche. —Solo dale tiempo, ¿De acuerdo? Por favor (t/n), mírame.

Me aparté de la barandilla y me puse de pie, girándome hacia él, pero no duró mucho. Alejé mis ojos de él antes de inhalar profundamente.

—Solo quiero sentirme como una buena madre —Susurré, sacudiendo la cabeza. Tragando saliva con dificultad por lo llorosa que estaba. Mis manos temblaban ligeramente y no sabía qué hacer. Nunca esperé que ninguna palabra llegara tan profundo dentro de mí.

—Kael tiene un alma resentida, incluso yo he tenido problemas con su ira. Eres una gran madre cariño. Tú... diste a luz sola en el bosque. Protegiste a Kuro y lo criaste, te aseguraste de que estuviera lleno antes de atreverte a comer algo, ¡Temías que tuviese con hambre! Fingiste ser fuerte para él, aunque sé que tenías miedo la mayor parte del tiempo. Y también criaste a Koda sola. Dime cómo puedes convertirte en una mejor madre de lo que ya eres. Te lo prometo, nadie es más grande que tú —dijo Hanzo, acercándome para abrazarme. —Incluso arriesgaste tu vida por mí cuando era un retornado. No solo eres la mejor madre del mundo, sino también la mejor esposa.

Mientras dejaba que los últimos 7 años jugaran en mi cabeza, me di cuenta de que Hanzo tenía razón. Había dado a luz sola en el bosque; estaba asustada, hambrienta, adolorida y sola, pero nunca me di por vencida por mi hijo. No importa cuán escasa fuera la comida, lo obligué a comer primero y no importa cuán asustada estaba, fingía ser fuerte por él, solo para que Kuro me mirara y le hiciera creer que había esperanza.

—Gracias —Susurré y le devolví el abrazo con fuerza. Kael tenía derecho a estar enojado, pero yo seguía siendo su madre.

—Solo déjame amarte (t/n). Te lo mereces —Susurró Hanzo en mi oído, todavía abrazándome con fuerza. Miré a Hanzo, asintiendo hacia él y me sonrió —Bien, déjame acostar a los niños primero, nuestro dormitorio está al final del pasillo del que saliste.

—Está bien... ¿Y Hanzo? Gracias —Susurré mientras Hanzo me soltaba, luego entró al templo y mientras que yo decidí quedarme afuera unos minutos más. Presione mi mano sobre mi estómago, suspirando al recordar el dolor de dar a luz a Kuro. Desde el momento en que comencé a pujar, supe que algo andaba mal... La forma en que la sangre comenzó a salir de mí. Todavía recuerdo lo asustado que estaba cuando me abrí el estómago para salvarlo. Para asegurar de que Kuro pudiera vivir. Había arriesgado mi vida de muchas maneras, pero ambos salimos bien. Lo cual fue un milagro. Debo haber tenido a los Dioses de mi lado esa noche.

Lentamente caminé por el pasillo, escuchando alrededor mientras me daba cuenta de lo silencioso que estaba aquí. Me sorprendió que un templo con gente, fuera más tranquilo que el bosque exterior. Me fascinó de alguna manera.

Cuando llegué al final del pasillo, entré en la habitación. Mis ojos se movieron rápidamente por todas partes; desde la hermosa cama, escritorio, balcón, todo fue perfecto. Sonreí para mí misma mientras me dirigía hacia el balcón.

Dejé que mis ojos vagaran por las luces de la comunidad que teníamos y suspiré profundamente. No me había dado cuenta hasta ahora de cuánto había echado de menos este lugar. ¿Cómo pude haber desperdiciado 7 años de mi vida en el bosque cuando tenía este lugar tan hermoso? Creo que jamás había apreciado demasiado este lugar lo suficiente.

Me apoyé en la cerca del balcón, suspirando mientras dejaba que la belleza de la vista se hundiera en mí. Me quedé en silencio y disfruté de la vista, definitivamente más de lo que debería. Porque cuando finalmente logré traer mis pensamientos de vuelta a mi realidad, ni siquiera fui yo quien lo hizo. Sentí unas cálidas manos en mis caderas. Me aparté de la barandilla solo para ser capturada en sus fuertes manos.

—¿Crees que me estoy haciendo viejo? —Susurró Hanzo, deslizando sus manos alrededor de mi cintura.

Sonreí mirándolo por encima del hombro y dejé que mis ojos recorrieran su cabello, especialmente su rostro.

—Tu cabello está encaneciendo, Hanzo. Ellos no mienten —Le susurré de vuelta, mientras se me escapaba una risa.

—No es justo, sabes. Fuiste un retornado durante 7 años. No has envejecido en absoluto —Dijo mirándome fijamente.

—Tú también lo fuiste Hanzo, durante seis años. Solo eres mayor que yo. Acéptalo —Le dije, acercando mi cabeza a la de él. Puse un simple beso en su mandíbula antes de volver a disfrutar de la vista.

—Al menos alguien tan viejo como yo tiene a alguien tan hermosa y joven como tú —Dijo Hanzo riéndose mientras colocaba su boca sobre mi cabeza, inhalando mi olor. Cerré los ojos, relajando mi cuerpo. Me sentí sorprendentemente segura dentro de su cálido alcance. Finalmente pude sentirme completamente tranquila

—Es algo normal, Gran Maestro. Todos envejecemos eventualmente y nos marchitamos —Coloque mis brazos sobre los suyos.

—Me excita cuando me llamas así. Susúrramelo —Susurró Hanzo con calma. Sonreí mientras me daba la vuelta en sus brazos, inclinándome hacia su cuerpo. Coloqué mis brazos alrededor de su cuello y me puse de puntillas mientras me inclinaba más cerca de su oído.

—Gran maestro —Susurré seductoramente a su oído. Dejando escapar después un suspiro forzado, finalmente sus manos se posaron debajo de los míos y me levantó fácilmente, mientras enredaba mis pies alrededor de su cintura.

—Mañana te haré un gran banquete, el más grande que pueda comer, y te la comerás todo —Comento Hanzo mientras regresaba al interior de la habitación, cerrando la puerta del balcón detrás de nosotros.

—¿Y eso por qué?

—Porque se siente como si estuviera cargando a Koda y no a mi esposa. Necesitas comenzar a desarrollar músculo pronto, ganar algo de peso nuevamente

—Eso es ofensivo Hanzo. Ya no estoy tan joven como antes, y no necesito entrenar. Mi trabajo es quedarme aquí y cuidar a los niños —Respondí dejando que mis ojos se encontraran con los de mi esposo.

—Casi son grandes. No hay necesidad de que los vigiles como si tuvieran 3 años.

—Tal vez quiero un cuarto hijo. ¿O mi esposo se ha vuelto demasiado viejo para eso?

—No acabas de decir eso... —Dijo Hanzo, fingiendo estar ofendido.

—Oh, pero lo acabo de hacer —Susurré en broma y de una forma picara.

—Te demostraré que todavía soy lo suficientemente joven como para sacar ese niño que llevas dentro —Respondió Hanzo. 

Tú, eres mía (Scorpion x tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora