Los empleados de TecTrain almorzaban en el gran comedor de las oficinas que se encontraban en el primer nivel.
Lucas estaba absorto en sus pensamientos. Había tenido una cita con Ariel el día anterior, en la que ella se había mostrado dulce y risueña, lo que le hacía desear volver a verla a solas. Sin embargo, dudaba en pedirle una nueva cita para ese fin de semana, ya que ser paciente y darle su espacio había ayudado a acercarse más a ella.
—¿Aún no te convencen los postres? Yo escogería el flan.
Inmediatamente Lucas sale de sus pensamientos y se gira para ver a una mujer joven, de unos 28 años, que le sonreía.
—Disculpa, creo que estoy retrasando la fila —responde de manera agradable Lucas, tomando uno de los postres de la mesa.
—Soy Pamela, trabajo en archivos.
—Soy Lucas, estoy en gestión en la sección 3.
—Sí, te vi por ahí —daba una pequeña risita.
Se mantuvieron un rato charlando con la bandeja del almuerzo en las manos, hasta que finalmente se despidieron y cada quien fue a sus mesas donde estaban sus colegas.
—Pensábamos que almorzarías con esa chica —Comenta Gustavo, tomando una cucharada de sopa.
—No pasa nada —responde Lucas, sentándose en la mesa y descubriendo sus cubiertos.
—¿Para qué te hablaría? Es para que le invites y le des sabor—comenta de manera graciosa Fabián.
—No me interesa, estoy tras de Ariel.
Los que estaban en la mesa se miran entre ellos, y siguen comiendo de sus platos, pasando a otro tema, lo que desconcierta a Lucas.
—¿Qué pasa con Ariel? —pregunta Lucas.
—Nada —dice Gustavo.
—Y ¿Por qué todos se han quedado callados?
—¿Qué quieres viejo? ¿Un aplauso? —Ríe Fabián —Ariel es exquisita, quizás si te lo mereces.
Varios rieron, y luego de eso, no volvieron a tocar el tema.
Lucas creía que sus compañeros eran muy extraños, pero eran buenos tipos.
Ariel y sus amigas, ingresan en el comedor con sus almuerzos que habían comprado en una tienda cercana de comida tailandesa, aproximándose donde se encontraban sentadas Mariela y Míriam.
—Ariel, te quieren quitar a tu novio —dice con urgencia Mariela.
—¿Ah? —levanta una ceja la mujer bonita.
—Que la chica de archivos, la de pelo lacio, esa que decíamos que tiene cara de sufrida, le estaba hablando a Lucas por un buen rato, y yo vi muchas risitas entre medio.
—Lucas no es mi novio, es solo un amigo, así que puede hablar con quien quiera. —dice Ariel, aparentando calma.
—No digas eso Ariel, sabemos que te gusta —asegura Támara, sentándose al lado de ella.
—Si, él me agrada, pero yo no seré su novia.
—Pensaba que ya eran pareja y no nos querías contar, porque eres una coqueta cuando estás con él. —dice Míriam.
—No mamá Miri, yo no le he dicho mi condición, y no es justo que tenga una relación sentimental con alguien a quien no se lo puedo decir.
—¿Sigues aún asustada en tener un nuevo amor? —pregunta Solange con voz cariñosa —Sabemos que estás herida y cansada de estarlo, pero deberías ordenar tus ideas y armarte de valor, o se te irá la oportunidad y quizás eso te dolerá más.
—Bueno, lo pensaré.
—Pero hazlo ya... que esa fea te lo puede quitar —le apresuraba Támara.
—Yo diría que si no estás interesada en él de esa forma, no deberías tener tantas citas y ser más cuidadosa, para no darle ideas equivocadas —aconsejaba Míriam.
—No obstante, si estás interesada, solo que aún no despabila. —responde Támara.
Ariel sonreía mientras comía de su cuenco de fideos con pollo, pero apenas podía saborearlo, debido a que había perdido el apetito. En ocasiones, prefería que sus amigas mantuvieran cierta distancia en sus decisiones y se abstuvieran de dar opiniones que le provocaran ansiedad.
Al regresar a la oficina, Ariel se detuvo por un momento para observar a Lucas, quien estaba concentrado leyendo unos documentos en la computadora. Mientras lo observaba detenidamente, notó lo atractivo que era y encontró encantadoras las expresiones que hacía mientras trabajaba.
Después de unos minutos, Ariel volvió a su escritorio y tomó el caramelo que Lucas le había dejado esa mañana. Reflexionó sobre su actitud distante hacia él y se dio cuenta de que nunca le había regalado nada, ni lo había invitado a salir. Se sintió preocupada al pensar que si no tomaba una decisión pronto, Lucas podría buscar a otra chica, al no recibir una respuesta clara de parte de ella, tal como sus amigas le habían anunciado.
Al terminar su jornada laboral, Ariel abordó el elevador abarrotado junto con otros empleados que se dirigían a la planta baja. De repente, siente el aroma embriagador del perfume de Lucas detrás de ella y se gira para mirarlo. Sabía que él había subido para hablarle antes de la salida.
La cercanía de Lucas aviva los instintos seductores de Ariel, y ella no puede resistir la tentación de coquetear con él. Con sus manos sobre el pecho de Lucas, siente cómo este se hincha bajo su camisa. Sus dedos registran suavemente su torso, mientras sostiene su mirada y el aliento cálido de Lucas le hace cosquillas en los labios, erizándole la piel a estar a centímetros de un placentero beso.
El elevador se detiene para que suban otros empleados, hasta que la alarma de sobrepeso comienza a sonar, haciendo que Lucas presione con su cuerpo a la hermosa mujer que le miraba y que estaba ruborizándose, pero que no dejaba de jugar con sus dedos sobre su pecho, y que ahora bajaban hasta su cintura, para nuevamente subir por su pecho hasta su cuello.
Lo agradable del momento termina, cuando las puertas del elevador se abren, para dejar salir a los empleados que de uno en uno desocupaban el lugar, haciendo que Lucas y Ariel se separen para también salir.
Lucas estaba feliz por aquella agradable proximidad que había tenido con Ariel, pero su preocupación en ese momento era otra, ya que ella había logrado levantar algo más que su ánimo, motivo por el cual sostiene su bolso por delante, para no ser tan notorio.
La mujer de cabello ondulado le miraba esperando que él le dijera algo, pero seguían caminando hasta la salida del edificio de TecTrain, así que decide ser valiente y dar ella un paso adelante.
—Lucas ¿Te gustaría salir mañana a almorzar? Podríamos dar un paseo por "Bosque Verde" ¿Qué opinas?
Lucas se sorprendió al escuchar a Ariel invitándolo a salir por primera vez. Su expresión de asombro dejaba en claro que no se lo esperaba, pero al mismo tiempo sintió una gran felicidad por dentro.
—No te preocupes, yo pago el almuerzo —continúa diciendo Ariel al no obtener respuesta.
—Claro que me gustaría. ¿Nos vemos a las 11?
—¿No crees que es muy temprano para almorzar?
—Pero es tarde para desayunar.
Ariel comienza a reír, asintiendo con la cabeza, para luego planificar el día que les esperaba.
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La Verdad de Ariel
عاطفيةAriel es una joven bella y talentosa que ha luchado toda su vida para ser aceptada tal y como es. Tras años de sufrimiento y discriminación, finalmente ha encontrado un lugar en el mundo donde se siente feliz y segura consigo misma. En medio de esta...