Capítulo 2

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Durante la mañana de trabajo en las oficinas en TecTrain, Lucas cada tanto elevaba la vista para espiar si Ariel acudía a la zona del descanso a prepararse un café, ya que no había tenido oportunidad de hablar con ella, más que el típico "Buenos días".

A media mañana, Lucas divisa a Ariel en compañía de Solange que se dirigen a la zona de descanso. Sin perder tiempo, se levanta de su puesto y camina con tranquilidad hacia ellas. Al llegar, observa cómo ambas mujeres sacan tazas y cucharas para preparar café instantáneo. Al notar su presencia, las mujeres interrumpen su conversación y le dedican una sonrisa.

—¿Cómo te has sentido en tu nuevo trabajo? —pregunta Ariel.

—Muy bien, gracias. Todos son en extremo amables. —responde Lucas, tomando una de las tazas que estaban en la alacena, a lo que Ariel le acerca el tarro del café.

—Me alegra que sea una buena experiencia. Para lo que necesites, nos puedes consultar.

—Creo que te robaron la galleta de avena —comenta Solange, al sacar la cabeza de la despensa en donde estaba buscado.

—¡¿Qué?! Pero ¿por qué se comen mis galletas? —dice enfadada Ariel, dando un taconazo en el piso para demostrar su enojo.

—Qué me dices a mí, que se llevaron mi frasco de miel —responde la chica bajita, arrugado la nariz.

Ariel da un suspiro, girándose al notar que su nuevo compañero le miraba interrogante.

—Te daré un consejo valioso Lucas. Jamás dejes alguna colación en esa despensa, algunos no saben diferenciar los bienes ajenos, de lo que es de libre consumo.

Él mira el tarro de café que tenía en la mano.

—¿No le estoy robando a nadie su café?

Ambas mujeres comienzan a reír.

—Claro que no —dice Solange, acomodando su cabello —Pagamos una cuota mensual a Antonio, y él mantiene el suministro de ciertas cosas, como el café, endulzantes y algunas galletas.

—Exacto, pero no mi galleta de avena —vuelve a reclamar Ariel.

—No seas quejumbrosa, te doy de mi granola.

—Entonces deberé hablar con Antonio para pagar la cuota —comenta Lucas.

—También le puedes decir alguna preferencia para que la incluya —le sugiere Ariel.

—¿Tú le has pedido algo? —pregunta Lucas.

—No, solo que no saquen mis galletas —da una tierna risita —lo que me gusta, no es algo popular entre todos.

—Y ¿qué te gusta? —vuelve a preguntar con una sonrisa Lucas, acercándose un poco al sentir el rico perfume floral de Ariel.

—Los frutos secos, o los chocolates con avellanas, pasas, o almendras... en realidad, cualquier chocolate con frutos secos, pero no es para tomar el café todos los días, y las galletas que me gustan, dicen que está fuera del presupuesto.

—Es verdad, la granola también dijo que estaba fuera del presupuesto, es un tacaño —Solange lanza una risa que es acompañada de Ariel.

Ese pequeño momento le sirvió a Lucas para poder conocer un poco más de aquella mujer que le había flechazo a primera vista.

Después de regresar del almuerzo, Lucas ve a Ariel en su cubículo revolviendo su bolso buscando algo, así que se acerca hacia ella y le entrega un paquete.

—Pasé por una panadería y recordé tu galleta de avena que no pudiste comer en la mañana, así que te traje una.

Ariel levanta la vista y le mira sorprendida, abriendo el paquete, para descubrir que en su interior había una gran galleta de avena con nueces, lo que inmediatamente le hace sonreír.

La Verdad de ArielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora