03 INTERMEDIO...

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Profesor Fabián: ¿Chicos, están entendiendo todo sobre la Batalla de Waterloo? Porque no quisiera repetirlo, en verdad que es larga la historia, pero si alguno de ustedes quedo atrasado lo puedo hacer por siempre amor al arte.

Leo: Yo no entendí el primer cuadro conceptual profe, ¿podría repetirlo nuevamente?, aunque sea rápido, para poderlo contestar correctamente en el examen, no quiero reprobar su clase.

El profesor Fabián con un suspiro repitió lo que había dicho en los últimos minutos, no le hizo mucha gracia, pero no quería ser el responsable de que sus alumnos no entendieran la clase a unos días antes del examen final.

...Stella: Esta bien, sabes eres un chico dulce, sabía que los rumores sobre de que eras un aprovechado no eran ciertos, simplemente necesitabas estar con una persona que sacará tu lado más dulce, y me da gusto que yo sea esa persona, me gustaría poder acompáñate a todas las practicas que tienes de deportes y a tu entrenamiento.

Lee: Si querida, pero será mejor que nos veamos en otra ocasión. Ya abra tiempo, además ya casi estamos por terminar el semestre y podemos tener tiempo libre.

Lee platicaba cada tarde con Stella por quince minutos, pues era un chico muy ocupado, y necesitaba entrenar con sus compañeros todo el tiempo, para Lee era fácil decir que terminando el semestre podrían verse; pues no le importaba el hecho de que al finalizar dicho periodo es posible que no vería a Stella, pues ella estudia en otro Instituto y parece que a Lee no le importaba ese hecho pues no iba a buscar a Stella nunca más, ya que ya había sacado toda la atención de ella en este periodo, y le tenía sin cuidado que tan lejos estaba el Instituto Rossenbelly del Instituto Marcelino, pero toda esta situación la ignoraba Stella, ya que ella solo pensaba en Lee y en todo lo divertido que harían una vez se terminaran las clases y hubiese descanso de los deportes también.

Stella pensaba ingenuamente que Lee estaba cerca de declárale su amor, pero solo eran ilusiones que ella misma se había hecho a lo largo de los días. Pasaron unas cuantas semanas más y por fin llegaron los exámenes finales y con ello Stella recordó que estaba por regresar a su Instituto, así que el último día del semestre le escribió una carta muy elaborada, con todos sus datos personales especial para Lee, pero curiosamente él no había acudido a la escuela porque tenía un resfriado bastante fuerte, este hecho hiso que Stella se pusiera muy triste, ya que era complicado el saber sobre su querido Lee y que el supiera sobre ella. Pensó por momentos que jamás se verían de nuevo, así que hizo lo imposible porque le llegara dicha carta.

Después de que las clases finalizarán, los profesore se despidieron de ella con mucho gusto de haberla conocido, ya que en realidad estaban muy alegres de haber recibido a una chica tan brillante en sus aulas, lástima que no pudo entablar lazos de amistad fuerte con sus compañeros, como ellos esperarían de alguien tan atractiva y educada como ella.

Stella tomo sus pertenencias muy rápidamente sin acomodarlas como lo haría de forma habitual porque se notaba una ansiedad y prisa en su mirada, estaba muy dispersa e inquieta en esos momentos y se notaba en sus palabras, habló con varios profesores para preguntar sobre Lee, pero los profesores más cercanos a Stella no lo conocían, una única profesora le dio el consejo de que fuera a los salones de tercer grado a ver si alguno de todos podría hablar con ella sobre el paradero de su amigo, y así lo hizo con mucha ilusión, fue a cada grupo observando por fuera, y preguntando sobre Lee, lo cual también fue todo un reto por el hecho de que nunca supo su nombre completo, todos los grupos de tercer grado aun tenían clases y se notaba que no iban a finalizar dentro de poco.

El tiempo corría y su madre le llamo por teléfono para ir por ella en unos veinte minutos, pues la señora Dennis estaba muy orgullosa de su hija y le tenía una sorpresa en casa, Stella estaba tan ciega que lo único que quería en esos momentos era hablar con Lee, y entregarle la carta que con mucho afecto escribió.

Con la mirada perdida y corazón adolorido se le acabaron las ideas, decidió tomarse un pequeño descanso antes de salir del Instituto para nunca más volver, se sentó en las escaleras después de recorrer los pasillos de tercer grado con mucho sigilo y apuro al mismo tiempo. Justo en ese momento venía subiendo con mucha calma una chica, se notaba que había regresado de los sanitarios pues aún se le notaban las manos mojadas y se las venia secando con una toalla cada que daba pasos por los escalones. Stella la miro y la chica la observo extrañada, pues parece que si la ubicaba después de todo.

Stella: ¡Oye!,¿tu asistes a tercer grado verdad?, te he visto por aquí en algunas ocasiones, pero disculpa no se tu nombre, solo te ubico por tu rostro.

Chica: Mi nombre es Gina y si yo si te ubico Stella, eres una chica popular, aunque en menor medida, más bien eres popular entre los profesores y directivos, pero entre estudiantes solo eres una chica mimada con buena apariencia. Así que dime ¿qué haces aquí y que quieres de mí?

Stella: Mira querida Gina, no te conozco porque no hubo mucho tiempo para socializar, pero ya que este es mi último día quiero entregarle una carta a Lee, tú lo conoces incluso te he visto en algunas ocasiones en su salón, así que por favor te la puedo entregar y tu ¿se la das cuando lo encuentres?, este fue mi último día aquí, así que no nos veremos más, tú eres mi única y última esperanza de poder comunicarnos nuevamente.

Gina era una chica despreocupada y egoísta así que no se notaba que Stella pudiera confiar plenamente en ella para algo tan importante, pero no le quedaba de otra, Stella sabía que no hay nadie más a quien pedirle este último favor, pero al menos debía intentarlo.

Gina: Bien dame la dichosa carta, yo se la doy cuando venga nuevamente a clases, pero no te prometo que lo vere pronto, pues a pesar de siempre estar en las mismas clases y el mismo piso, no somos muy cercanos, solo sé que es el popular y el líder del club de deportes, así que hare mi mínimo esfuerzo, porque ambos para mí son prácticamente desconocidos, y me tiene sin mayor cuidado lo que pase con ustedes.

Stella: Bien, aquí tienes Gina te lo agradeceré siempre, aunque ya no nos volvamos a ver. Debo irme ahora. Adiós.

Stella entrego la carta en forma de sobre color amarillo en las manos de Gina, aunque estuvieran algo mojadas todavía, se despidió de su compañera y bajo las escaleras pues la señora Dennis la estaba esperando desde ya hace unos cinco minutos en la entrada del Instituto, bajo lo más apresuradamente que pudo, aunque pisando firmemente para no caer, pues recién los conserjes habían terminado de limpiar los pisos y un accidente es lo que menos quería tener Stella en ese momento.

Vislumbro el automóvil de su madre que era inconfundible, un coche color azul cielo y su madre charlando con algunas profesoras que se acercaron a saludar.

Sra. Dennis: Querida que bueno que ya llegaste, sube al auto y nos vamos. Adiós maestras y gracias por recibir tan bien a mi hija Stella y darle tan buenas clases. Nos veremos luego.

Stella entro al automóvil y observo por la ventanilla del auto como se alejaba del Instituto Marcelino, para nunca más volver a tomar clases en sus aulas y como con ese hecho sus esperanzas de volver a ver a Lee se desvanecían, todo era tan incierto e inconstante para ella, la carta era la única real esperanza de que Lee la contactará, a partir de ahí todo podría pasar, lo que más deseaba ella era que Gina le entregara la carta a Lee la próxima semana y él se pusiera en contacto con ella lo más pronto posible, pero solo era una idea y probablemente algo solo en su imaginación ya que pueden pasar innumerables causas, como que Gina jamás le entregara nada a Lee o a ella se le olvidara, ya que se nota que a ella no le importa en lo más mínimo la vida de Lee o la de ella, además de ser una chica tan apática.

Ella recuerda que esos momentos fueron eternos, como si su madre manejara en cámara lenta, recuerda que llego a casa con una actitud tan triste que su madre pensaba que estaba enferma o que no había comido adecuadamente a la hora del almuerzo, pero solo estaba con el ánimo muy caído, como si no fuera suficiente motivo para que de ahí en más toda la suerte de Stella comenzara a cambiar de media a peor.

Cuando La Curiosidad Toma La Forma De Fantasma EnamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora