XII

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No soy Velma... escucho decir a quien estaba frente a ella y de inmediato levantó la vista al reconocer la hermosa voz ronca de su esposa que tanto extrañaba.

¡Juls! Exclamó sintiendo como su corazón golpeaba con fuerza en su pecho.




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Se quedaron mirando en silencio, no sabían cuánto tiempo llevaban así. Pero el tiempo que estuvieron sin verse se sentía como años. Sus ojos reflejaban muchas cosas no dichas que sus corazones gritaban en un idioma silencioso que solo ellas conocían.

El ruido de alguien riendo fuera de la oficina saco a Juliana de su aturdimiento e inmediatamente dio un paso más adentro y cerró la puerta y se giró para ver a su esposa.

Observó un poco su entorno, nunca lo había visto ya que no tenía el tiempo para siquiera sorprender a Valentina con el almuerzo o un café en horas laborales. Cosa que su esposa si hacía, o por lo menos lo hizo durante mucho tiempo ya que a veces Juliana simplemente no podía tomarse descansos prolongados y como muchas otras cosas Valentina desistió de hacer.

Observó de nuevo a Valentina que parecía no saber que hacer o decir, claramente sorprendida por la repentina visita de la pelinegra. Juliana sintió un vacío en su estómago cuando al entrar Valentina pensó que podría ser Velma, pero también se dio cuenta por el cansancio y palabras de la castaña que aparentemente la abogada no era muy bienvenida en estos momentos y se preguntó si esta estaría presionándole de alguna forma. Pero estaba aquí para recuperar lo que era suyo, ya trataría con el tema de Velma en su debido momento.

Siento interrumpir así, debí de haber tocado. Supongo que me gano la ansiedad por verte.

¿Querías verme? Pregunto inmediatamente Valentina, y Juliana pudo ver esperanza reflejada en su rostro, cosa que iluminó su alma con esa misma esperanza.

No... llamaste, pensé que no querías saber nada mas de mí. Continúo diciendo la castaña con un leve tono de dolor en su voz.

Necesitaba tiempo, solo para pensar, calmarme... no sé, enfriar las cosas. No quería cometer otro error. Respondió la pelinegra acercándose más a su esposa que ahora se había movido frente a su escritorio apoyándose en este.

Valentina la miro, sentía un nudo en su garganta y sus ojos comenzaban a traicionarla. Hacía días que la rabia se había convertido en pesar y luto. Le dolía tanto estar lejos de su esposa, la extrañaba y no soportaba ver el dolor en sus ojos.

Lo siento, fue lo único que pudo decir antes que sus mejillas se cubrieran de lágrimas.

Juliana sintió como su pecho apretaba dolorosamente al ver la pena y el arrepentimiento en la mirada de la castaña.

Inmediatamente sin pensarlo dos veces se abalanzo hacia ella acunando su rostro entre sus manos.

Shhh... no llores morrita. Yo también lo siento, he sido una estúpida. Tenías toda la razón, yo permití que todo esto pasará. Yo... Juliana quiso seguir, pero de igual forma que a su esposa las lágrimas ganaron la batalla he inundaron sus hermosos ojos cafés.

No, Juls. Nada puede excusarme de haber hecho lo que hice. Yo lo siento tanto, yo... no me reconozco. Te hice daño, no te merezco.

No digas eso Val, tu mereces tanto y yo he sido la tonta que no quiso escucharte. No me pidas perdón por algo que no sucedió y no va a suceder. Si teniendo todo en mi contra para perderte no lo hice, no pienso perderte ahora. Las dos cometimos errores, pero te amo y sé que me amas, así que nada ni nadie se interpondrá nunca más entre nosotras. Te prometo que de ahora en adelante eres mi principal prioridad Val, no volveré a dejarte de lado. Te amo morrita...

Decisiones (Juliantina AU) - AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora