XIV

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¡Juliana Valdés!

Juliana se dirigía a la oficina de su esposa cuando escucho la voz de su suegro llamándole, inmediatamente se dio la vuelta hacia él con expresión sería, siendo recibida de igual manera.

Había pasado una semana desde su reconciliación y había quedado con su esposa para almorzar juntas. Obviamente Valentina había vuelto a casa desde ese mismo día que despertaron una en los brazos de la otra.

Señor Carvajal. Respondió siendo igual de formal en el saludo
Inmediatamente el rostro de León Carvajal se transformó en una gran sonrisa.

Y aquí está mi nuera favorita. Le dijo dándole un gran abrazo

Oh León, seguramente eso le dices a Renata y Lucia. Respondió la pelinegra devolviéndole el abrazo, para luego separase.

Tendrás que llevarme a una corte para probar esa acusación.

Pues paso, no creo que tenga mucha oportunidad contra ti, siendo el mejor abogado de Arizona.

Vez, por eso eres mi favorita. Respondió con una carcajada, ¿Como estas Juliana? Te hemos extrañado últimamente en casa y tu mujer no es la más comunicativa que existe.

Si, lo siento por eso. Ha sido un año difícil, pero prometo que ya todo volverá a la normalidad y estaré con ustedes en la próxima cena familiar.

Bien, pues me parece genial, si te soy sincero estaba empezando a preocuparme un poco por ustedes. ¿Están bien?

Siento hacer que te preocuparas León y estamos bien. Hemos tenido nuestros altibajos, pero te aseguro que nada que no hayamos podido resolver. Amo a tu hija y ella me ama y nada puede ser más fuerte que eso.

Lo sé... respondió el hombre mayor con una sonrisa cálida. Todos estos años había sido testigo de cómo su pequeña hija amaba a Juliana y como la pelinegra se desvivía por hacer todo lo posible por ganarla. Parece que fue ayer cuando Juliana de 17 años con su traje, muy formal llegó a su oficina para pedirle permiso de salir con su pequeña de 15. Fue toda una sorpresa para León y aunque no se lo puso fácil, Juliana probó ser muy digna de su hija y poco a poco se ganó el corazón de sus suegros.

Elena estará muy feliz cuando le dé la noticia, pero tendrás que pensar en algo para contentarla un poco, las mujeres Carvajal son un poco difíciles cuando las ignoras. Dijo su suegro suspirando con una expresión un poco exagerada.

Juliana no pudo evitar soltar una carcajada, ante la gran verdad que había dicho León.

Oh, créeme, León. Se exactamente de lo que hablas.

Bien pero seguramente no estás aquí para verme a mí, supongo que buscas a Valen. Pero está en una reunión con Jacobo y unos clientes en la sala de conferencias. Debe de estar por salir, puedes esperarla en su oficina, no creo que tarde mucho. Te acompañaría, pero tengo el almuerzo con tu suegra y no es muy paciente.

No te preocupes, la esperare en su oficina. Ve, no queremos provocar a Elena, conozco la furia de las mujeres Carvajal. Término de decirle y se despidieron sonriendo

Ya en la oficina de su esposa, Juliana estaba sentada cómodamente en la silla del escritorio de Valentina revisando su celular cuando alguien llamó a su puerta. Supuso que no sería la castaña ya que solo entraría sin tocar por lo que solo dijo, adelante, dando permiso a quien fuera que estuviese detrás de la puerta.

La puerta se abrió y lo primero que vio fue un gran ramo de flores seguido de un joven que por su uniforme supuso se trataba de un repartidor.

¿La señorita, Valentina Carvajal? Pregunto el joven leyendo en la lista de entregas.

Es Señora y esta es su oficina, pero ella no se encuentra. Respondió un poco con amargura al ver las flores, obviamente sintiendo celos al no saber de parte que quien eran.

Oh, ya veo... ¿podría recibirlas? Ya que es su oficina puedo dejarlas aquí.

Si, no hay problema, ¿donde firmó?

El joven repartidor le indicó en donde firmar y con una pequeña sonrisa salió de la oficina para continuar con su trabajo.

Decir que Juliana estaba furiosa era un eufemismo, trato lo más posible de no hacerlo, pero al final no pudo soportar la duda y tomó la pequeña tarjeta que acompañaba el exuberante ramo.
Su sangre hirvió al leer la dedicatoria.

El corazón tiene razones que la razón no entiende, te quiero con locura. Velma

Locura era definitivamente lo que Juliana quería hacer en ese momento, estaba cansada y aunque había tratado de ser lo más madura posible la situación con Velma le superaba. Necesitaba dejarle claro a la abogada que no permitiría sus intentos por robar lo que le pertenecía y si continuaba con su osadía estaría caminando por terreno peligroso.

Sabía por las conversaciones con Valentina que su esposa le había sido más que clara que no le interesaba tener nada personal con ella. Incluso la castaña le dijo que si era necesario buscaría una solución para no trabajar con la abogada, pero Juliana le había dicho que no era necesario. Ella confiaba en su esposa y sabía muy bien que sería poner obstáculos en la carrera de Valentina. Por lo que solamente se centró en su matrimonio y Velma había quedado de lado.

Pero esto era demasiado para la pelinegra y definitivamente ya no podía seguir haciéndose de la vista gorda. Era momento de dejar claras las cosas.

Así que, dejando el ramo y la tarjeta, se dirigió en busca de la oficina de Velma. Cuando la hubo encontrado sin siquiera tocar abrió la puerta y ante la sorpresa de la abogada entro, puso ambas manos sobre el escritorio antes de mirarla directamente a los ojos y hablar.

Tú y yo vamos a hablar claramente...


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By lilu1010

Decisiones (Juliantina AU) - AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora