Epílogo

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-¡¡Mamá, ayuda, Sora me quiere pegar!! -Un niño con las cejas enroscadas, de unos 5 años corría hacia la habitación de su madre.

-¡No le hagas caso Mamá, es que es un pesado! -Una niña con una larga melena, también rubia, algo más mayor corría detrás de su hermano. Los dos llegaron a la habitación entre tropezones y empujones. En ella había una mujer de mediana edad, sentada en el escritorio, quién se dio la vuelta.

-Ay Sora, ¿Qué te he dicho de pegar a tu hermano? -la madre, con una sonrisa se agachó como pudo y se puso frente a ellos dos.

-Que no se pega... -dijo ella, cabizbaja.

-Es muy importante que lo entiendas, Sora. La violencia no lleva a ninguna parte.

-¿Pero, por qué dices eso? ¡Si tú eras pirata! -se quejó la niña-, ¡No es justo, yo también quiero zurrar a los malos, como el tío Luffy!

La ojiverde río un poco y puso la mano sobre su cabeza. La niña le recordaba mucho a ella cuando era más joven.

-¿Mami, podemos bajar a ayudar a papá en el restaurante? -preguntó Axel tirándole de la manga. El niño era una copia exacta de su padre cuando era pequeño, y al parecer, también había heredado su pasión y sus dotes para la cocina.

-Pero cariño, todavía sois pequeños, ni siquiera llegáis a los fuegos -dijo la madre poniendo toda su atención en su otro hijo.

-¡Pero queremos aprender y ser como papá, además, ahora tiene el triple de trabajo porque tú no puedes ayudarle! -se quejó el niño haciendo un puchero.

La madre suspiró y tendió las dos manos para que los niños se las diesen.

-Está bien, vamos a ayudarlo -les sonrió y salieron de la habitación.

Bajaron las escaleras y salieron por una puerta que daba a una gran cocina donde bastantes cocineros trabajaban en los pedidos de los clientes que más apuraban la hora de comer.

-¡Buenos tardes señorita Vinsmoke! ¿Cómo está? -saludaron los jóvenes que cocinaban. Todos conocían muy bien a la mujer de su jefe, puesto que antes de su embarazo trabajaba también en la cocina dirigiendo las comandas y ayudando a todo aquel que lo necesitase.

-Bueno, con vómitos y con un dolor de espalda terrible, pero por lo demás estoy genial -levantó el pulgar mientras sonreía-. Por cierto, ¿dónde está mi marido? -preguntó a un chico con el pelo azul.

-Ah, creo que estaba hablando con unos clientes, pero en seguida termina.

-Muchas gracias -la madre cogió a sus dos hijos de la mano y fueron hacia donde se encontraba el jefe de cocina. En cuanto lo vieron, los dos niños se soltaron de la mano de su madre y corrieron hacia él.

-¡¡Papá!! -Los niños corrieron hacia su padre y se abrazaron a su pierna.

-¡Sora, Axel, ¿Cómo estáis?! -Sanji se puso en cuclillas para abrazar a sus dos hijos.

-¡Mamá no quería venir porque dice que te distraes!

-¿Conque eso dice mamá, eh? -el rubio alzó la vista para ver a la nombrada mirándolos con ternura.

La joven se cruzó de brazos.

-Cariño, trabajas demasiado. Creo que me voy a quedar a ayudarte -Sus ojos verdes le hacían ver que su mujer iba completamente en serio. 

El rubio se levantó y se acercó a ella, poniendo una mano sobre su redondo vientre.

-Ni en sueños, tú tienes que descansar. Sé lo agotada que estás, estando embarazada te encargas de todo lo de la casa y los cuidas, no vas a hacer más de lo que haces ya.

Mi All Blue (Sanji x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora