ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 14: ᴇʀᴇs ᴜɴ ᴍɪᴋᴀᴇʟsᴏɴ

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Eɴ ʟᴀs ᴍᴀᴢᴍᴏʀʀᴀs

El cuerpo del trihíbrido se encontraba amarrado firmemente de brazos y pies a la pared.

Alaric, Liv, Lizzie y ambas Josies estaban frente a él solo esperando preparados para el momento en el que Hope finalmente sacara la daga dorada del pecho de Herik. Sabían que no sería fácil doblegarlo pronto así que estaban listos para luchar hasta lograrlo.

Hope se acercó al chico y empuñó la daga con su mano derecha sacándola de su pecho. Los ojos del rubio se abrieron cansados y escanearon el lugar. Miró sus manos y sus pies intentando safarse, pero le fue imposible, no había tomado sangre humana y la daga lo había debilitado demasiado.

Soltó un suspiro.

—supongo que este es el final. —rió amargamente y posó su mirada en Hope. —pudiste haberlo hecho antes, pero no lo hiciste. Quizás tu amigo el fénix aún estuviera con vida.

La sangre de Hope empezó a hervir y si no se controlaba estaba segura que le clavaría una estaca de roble en el corazón.

—termina con esto de una vez, Hope. —su nombre salió como un resoplo, estaba demasiado débil y sentía que ya no servía de nada cualquier esfuerzo. Lo tenían, y eso era lo que debía evitar a cualquier costo, pero aquí estaba, atado de manos y pies, con un grupo frente a él esperando algún movimiento de su parte.

Se estaba rindiendo, sí. No sabía hasta donde lo dejarían llegar, conocía el potencial de los estudiantes de la escuela Salvatore, y definitivamente conocía el poder de la familia original. Desde el principio supo que no sería fácil doblegarlos, pero quería hacerlo, quería que ellos lo conocieran que supieran de él y de su dolor por haber sido abandonado por su supuesta familia. Aunque ahora, por supuesto, no podía gritarles lo que realmente sentía porque no sentía nada. Su humanidad estaba fuera del juego y eso lo volvió indiferente incluso sin importarle siquiera lo que ellos harían con él.

—no voy a asesinarte, no soy como tú.

—entonces, ¿qué quieres de mí, eh? ¿Acaso quieres jugar a los barquitos y a las muñequitas conmigo? ¿Quieres jugar a la pelota, Hope? ¿Qué carajos quieres? —escupió cada palabra con desdén mirando fijamente a la castaña sin siquiera parpadear. —¿quieres jugar a los hermanos ahora?

Hope no vaciló al acercarse al rostro de Herik.

—probablemente. Nos hemos perdido de mucho, supongo que lo mejor es recuperar el tiempo, ¿no lo crees?

Herik intentó darle un cabezazo pero Hope lo esquivó.

—Liv. —esa era su señal. Ella, y sus sobrinas, incluso la otra Josie, se tomaron de las manos y empezaron a conjurar a coro.

—¿qué, ahora van a hacerme un exorcismo? —rió Herik divertido.

—mejor que eso, te haremos conocer la verdad. —dijo Hope al tiempo que las paredes y el suelo empezaron a temblar. Herik borró la sonrisa de su rostro y adoptó uno más serio al fijar su mirada en las brujas que seguían recitando un hechizo que para él era totalmente desconocido.

Un portal empezó a abrirse dentro de las mazmorras y unas sombras empezaron a verse através de él.

Herik frunció el ceño aún más al ver quien salía del extraño portal y soltó un suspiro.

—madre. —Herik luchaba contra sus sentimientos en ese momento. Su humanidad intentaba forzar la puerta pero no podía dejar que entrará, no aún, era lo que ellos querían y no se los daría.

Una vez la mujer escaneó todo el lugar sus ojos se posaron en Herik. Su mirada cambió de una confusa a una gélida al ver como estaba amarrado y completamente derrotado. Fue bastante crédula al pensar que ese chico sería la perdición de los Mikaelson, perdió su tiempo criándolo solo para que fuera un simple insecto que incluso su propia hermana fue capaz de aplastar.

ᴀʟᴡᴀʏs ʟᴏᴠᴇ ʏᴏᴜ - Hope MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora