☄️"Olvida los príncipes azules, necesito que me encuentres un chico con tatuajes y mala actitud".
Lee Dong Min era un pobre diablo que haría cualquier cosa por dinero. Con gustos caros, valor y sinceridad cruel...había sobrevivido toda su vida con m...
"Esa sonrisa es tan cruel, no debería haber visto tus mejillas. Tú, en realidad, eres lo que es realmente peligroso "
—Dimple (BTS)
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Las manos de Dong Min envolvieron los hombros de Moonbin mientras que sus piernas rodeaban la cintura de este con delicadeza. Seguían en el agua, por lo que el chico de los tatuajes había tomado la necesaria decisión de colgarse del magnate en lugar de mostrar su poca agilidad nadando.
Le hubiese gustado seguir aprendiendo de la mano de sus padres cuando era un niño pequeño al que le ponían un chaleco hinchable alrededor del torso, sin embargo eso no había sido posible porque cuando sus progenitores murieron su mundo se vio completamente reducido a un par de tíos que los sentían a él y a su hermano pequeño como una carga, y por supuesto a Min Hyuk. Todo lo que comenzó a formar el centro de su existencia después del accidente de coche que acabó con la vida de las personas más importantes para él, fue el pequeño Min Hyuk. Ese niño de ojos brillantes al que no logró quitarle la costumbre de llorar ante la oscuridad de su nueva habitación hasta que cumplió los doce años de edad.
-¿Vas a pasarte la tarde así? - Moonbin sonrió mientras seguía caminando hacia la pequeña cascada con Dong Min a sus espaldas. Los brazos del mayor de los Lee le rodeaban el pecho y la barbilla de este se posaba contra su hombro izquierdo.
-Es un buen sitio. - bromeó Dong Min apretando un poco más su agarre. Aunque en realidad lo era. Se sentía a gusto así, protegido a la vez que su cuerpo se llenaba del frescor que aportaba el agua limpia del lago.
Moonbin hizo una mueca sin poder evitar sonreír ante el acto de su pareja. Sus manos sosteniendo fuertemente las piernas de Dong Min a pesar de que el agua ya le llegaba hasta el pecho.
-Aburrido. - protestó con la voz repleta de un familiar tono de broma el magnate.
-Lo compenso en la cama a diario, es tu turno de soportar un poco de mí. - esas bromas habían empezado a hacerse más frecuentes entre ellos, quizás de alguna forma como una especie de símbolo de la confianza que en esos instantes se tenían el uno al otro. - Lo sabes.
Moonbin se limitó a asentir sin quitar de sus labios esa sonrisa que con tanta frecuencia llenaba sus facciones en las últimas semanas. Todo iba tan bien que casi se sentía asustado, la forma en la que Dong Min y él estaban comenzando una rutina sana y llena de buenos momentos o la manera en la que ambos se abrazaban con fuerza cada noche queriendo sentir en los brazos del contrario el amparo de una persona dispuesta a comprender y amar como nadie más podría... Daba miedo. Lo daba porque después de todo, eso y ellos dos eran un juego complicado y enrevesado.
