capitulo 8

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Al sincerarme con el, me siento mucho mejor, no se si el me ama, pero el caso es que estamos bien el uno cerca de el otro y al revés.

- Te amo - le digo - ¡Te amo, me oyes, te amo! - el repito - por que todo tiene que ser tan difícil, yo enamorada de un hombre con el que he tenido deudas pendientes, y me he casado con el en sueños, que en realidad no eran sueños. Un hombre al que he temido, odiado, amenazado y al final amado.

- Kagome, mi orgullo no me deja que ahora me acerque a ti, te coja en mis brazos y te bese, así que lo tendrás que hacer tu. Ven - me ordena y obedezco, me siento en sus piernas ahora estiradas en el suelo y me acerco a si cara, le cojo el mentón y abro la boca, el hace lo mismo y nos fundimos en un tierno beso.

Pasan dos días des de que mis amigas vinieron y Sesshomaru a través de un espejismo, ha logrado quitarle la llave que conduce a la tumba de su padre, cuando abre el portal me lanzo a seguirlo, seguidos de mis amigos y el Kappa.

Entramos en una especie de esqueleto y dentro hay la famosa espada colmillo de acero una espada que puede llegar a matar a mil demonios de un solo movimiento, menemos una réplica en el templo de mi casa. Sesshomaru al ver tal espada la intenta coger pero es rechazado por una barrera protectora.

- ¡Sesshomaru! - grito asustada al ver como mi marido es enviado volando a unos pocos centímetros de el suelo por culpa de esa barrera, instintivamente corro hacia el y pongo su cabeza en mis muslos al sentarme - ¿estas bien?

- Si, no te preocupes, pero recuerda que ellos no lo saben y nos están mirando con una cara de ¿Qué nos hemos perdido? - me dice y me parto a carcajada limpia.

- Después vuelvo con el equipo que contempla asombrado el rechazo de la espada en Inuyasha, Mioga, la pulga que hasta ahora no había hecho su presentación entra en acción y nos advierte que solo alguien con la capacidad de poder proteger a alguien hasta el punto de morir por ese alguien, solo la puede sacar, miro decepcionada a Sesshomaru quien me hace un gesto diciendo que me aparte de la línea de tiro de los hermanos a punto de matarse a puñetazos y golpes de garras.

- ¿nos hemos perdido algo? - me preguntan mis amigas.

- Luego os lo cuento - les digo. Yo intento coger la espada y la saco de el hueso donde está encajada, la desenvainado de su funda y apunto a Sesshomaru para que no se acerque - Si te acercas te mato - lo advierto escondiendo las apariencias de que lo amo muchísimo y no quiero herirle.

- ¡Kagome dale lo que quiere!,¡No sabes con quien estás jugando! - me advierte.

- Hazle caso al hankiou y dame la espada a mi.

- No te la daré, el escudo no te ha dejado que te acerques, así que no te la

daré - le recuerdo.

En un abrir y cerrar de ojos la tumba estaba siendo destruida por el veneno proveniente de la mano derecha de Sesshomaru, el rápidamente me cojo de la cintura, a mi y a mis hijos, Rin y Sippo y nos sube hacia la superficie, mis amigos suben también, en la superficie, mi amado se transforma en Inu younkai y ataca a Inuyasha ya poseyente de la espada no duda ni un instante en privarle de su brazo izquierdo dejándolo con un solo brazo, el derecho.

- ¡No! - grite horrorizada al ver como privaban a mi marido de un brazo - ¡como has podido - le reclamo a Inuyasha, yo contemplando como mi marido se va transformando otra vez en un yonkai de el tamaño de un humano, perdiendo sangre y muy pálido, corro hacia el y hago lo mismo que antes, poner su cabeza en mis muslos para que descanse - sobre vive, Sesshomaru, te amo y no quiero que mueras, imagínate como se quedaría nuestra hija si tu murieses, aún no has conocido a mi familia - le hago memorizar para que al menos siga consciente de lo mucho que lo amo.

RaindropsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora