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Como de costumbre, EunYeong hablaba con SeungHyun y sus amigos junto a la entrada del campus. El peliblanco la abrazaba por la espalda y apoyaba su barbilla sobre el hombro de la chica. Ninguno dejaba de sonreír, parecían felices de estar juntos. Cualquier persona que los viera jamás pensaría que algo estuviera mal en su relación. Parecían amarse más que a cualquier otra cosa, tanto que incluso San comenzaba a creerlo.

— No has dejado de mirarla desde que llegamos aquí — La dulce voz de Hanna sacó a San de sus pensamientos.

Desde que él y Hanna abandonaron el edificio su mirada se había centrado en una sola cosa o más bien una persona. EunYeong. Estaba volviendo una vez más al lugar del que tanto le había costado salir y se había olvidado por un momento de lo que ahora era su presente, de quien lo miraba con tristeza al notar como todo en el parecía cambiar cuando miraba a aquella chica.

— Perdóname linda — Se disculpó —Estoy distraído, me quede pensando en lo que me dijiste sobre ella hace un rato.

La chica desvió la mirada. El sentimiento que la invadía era tan nuevo para ella que incluso le resultaba incómodo.

Choi San era el primer novio de Hanna.

La chica era hermosa. A lo largo de su vida muchas personas habían elogiado su belleza, algunos chicos la habían puesto en un pedestal, pero a ella simplemente no le interesaban. Era tímida y para colmo una romántica empedernida.

Tal vez por eso había coincidido con San.

Desde que lo conoció le había gustado pensar que tal vez su encuentro había sido planeado por el destino.

Aun así, pese a todo el amor que el trataba de demostrarle, ella sabía que no todo era real. Choi la quería, sentía atracción por ella y justo por eso estaban juntos. Pero la realidad era que no la amaba.

Y si lo había, al menos no era de la misma manera en la que amaba a EunYeong. Ella lo sabía, aunque fuese la primera vez que la mencionaba, ella siempre notaba como al final de cada clase, cuando ambas parejas se cruzaban en los pasillos, San la miraba con intensidad.

Había algo en sus ojos que ni siquiera podía describir. Era como si la existencia de EunYeong iluminara por completo la suya.

Finalmente había conocido lo que era la envidia y era peor de lo que alguna vez pudo imaginar. Claro que en algún momento había sentido envidia de alguien más, cuando de pequeña veía que alguien llevaba el juguete que ella deseaba tener o simplemente porque a los padres de un compañero habían decidido llevarlo a un parque de juegos y a ella sus padres apenas y la dejaban jugar sobre el césped del jardín.

Era inocencia, no podía compararse ni un poco con lo que sentía en ese momento.

Se sentía triste, enojada, preocupada y tenía miedo. Miedo de perderlo a él y en momentos como ese, deseaba ser EunYeong. Ella había escuchado el rumor que circulaba por pasillos de la universidad cuando ella y el chico apenas habían ingresado. Pero nunca les dio importancia, nunca los creyó. Pero la manera en la que San miraba a EunYeong la hacían creer que algo había pasado entre ellos, no lo que los alumnos decían, sino algo mucho más significativo.

— ¿La conoces? — Preguntó. El chico asintió.

— Yo no diría eso — Respondió cabizbajo — Intente acercarme a ella cuando recién llegue aquí.

— ¿Es por eso que estás tan preocupado?

Ninguna de sus preguntas era al azar, quería saber que tan sincero seria San con ella. Choi la miró arqueando una de sus cejas, buscando en su rostro y en sus ojos el verdadero propósito de sus preguntas.

-Promise- [Choi San]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora