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Por un momento, San pensó que tal vez hablar con EunYeong durante el horario de clases no había sido la mejor de sus ideas. No porque le importara que los estudiantes les dedicaran molestas miradas mientras caminaban por el pasillo, sino porque le preocupaba el hecho de que su conversación pudiera salirse de control, que terminaran discutiendo, ambos gritando, incluso tal vez llorando.

— ¿Qué es lo que querías decirme? — Preguntó EunYeong tras cruzar el umbral de la puerta, entrando así a la biblioteca de la universidad.

— ¿Cómo va tu relación con SeungHyun?

La chica frunció el ceño al no comprender el interés de Choi por su vida amorosa.

— Mejor que nunca — Respondió, llevando un mechón de cabello detrás de su oreja — ¿Y la tuya? Escuche que empezaste a salir con alguien.

El pelinegro asintió. Mientras caminaban por el lugar, San observaba entre los pasillos solo para asegurarse de que no hubiera muchas personas que pudieran escuchar su conversación. Por fortuna para ambos, en el lugar solo se encontraban un par de alumnos a quienes San pensó que no les importaría en lo más mínimo escuchar lo que decían.

— Sí, llevamos saliendo casi tres meses — Sonrió.

Un gran alivio invadió a la chica tras ver esa sonrisa, pues se dio cuenta de que él no se había aferrado a sus sentimientos por ella, como imagino que pasaría.

— Me da gusto saberlo — Respondió con genuina sinceridad.

Choi asintió y humedeció sus labios mientras trataba de encontrar las palabras correctas para decirle a EunYeong lo que sabía de su novio.

— ¿Qué paso entre SeongHwa y tú?

Pudo notar como ella se crispó al escuchar esa pregunta. La velocidad de su andar disminuyo drásticamente hasta que ambos se detuvieron en uno de los pasillos. La chica se acercó a uno de los enormes libreros y apoyo su espalda contra este.

— Hace meses que no hablo con él — Cruzó los brazos sobre su pecho y comenzó a morder con insistencia su labio inferior.

— ¿Por qué? — Inquirió. Aunque ella no respondiera a su pregunta, el ya había logrado llevar esa conversación hasta donde el planeaba.

— Dijo que SeungHyun estaba saliendo con alguien más a mis espaldas — Respondió. Aquella sinceridad sorprendió tanto a San que por un segundo sintió que había perdido por completo el control de la conversación.

— Imagino que no le creíste.

Negó.

— Yo si le creo.

Por su respuesta, EunYeong lo miró sorprendida. Su ceño se frunció ligeramente, corrigió su postura y dio un paso al frente quedando a menos de un metro de distancia de Choi.

— ¿A qué te refieres?

— EunYeong, entiendo porque estas a la defensiva, yo también me negaría a creerlo si estuviera en tu lugar.

— Tú no entiendes nada

San sentía una gran tensión sobre sus hombros, ninguno de ellos elevaba el tono de su voz, logrando que su molestia aumentara aún más por el hecho de no poder expresarse como querían.

— He tratado de ponerme en tus zapatos, he tratado de empatizar contigo y...

— Eso es imposible — Lo interrumpió — Para las personas es imposible empatizar con otras. Tal vez tratas de imaginar lo que estoy sintiendo, tal vez hayas pasado por una situación similar, crees saber lo que yo siento, pero no puedes entender más allá de lo que tú has sentido a lo largo de tu vida,

San guardó silencio, no sabía cómo responder a las palabras de EunYeong, pues era como si la chica estuviese gritándole a la cara cuan incomprendida se sentía.

— Aunque dos personas pasen por las mismas situaciones, jamás podrán comprender a la otra, porque no sienten de la misma manera, ni con la misma intensidad. Así que, por favor, no digas que lo entiendes, porque eso es imposible.

Con una amarga sonrisa en su rostro, la chica pasó junto a San dispuesta salir del lugar. Pero aunque no supiera que decir, el pelinegro se apresuró a ir tras ella y con torpeza, detuvo su andar tomándola por la muñeca.

— No quiero discutir contigo San — Dijo, sorprendiendo al chico una vez más por la dificultad con la que había comenzado a hablar — Ya perdí a mi mejor amigo por esto, no quiero que, lo que sea que haya entre nosotros dos se termine también.

San jadeó. La tristeza y la felicidad se fusionaron en un sentimiento que invadió por competo su ser. Todo ese tiempo el había pensado que no era nadie para la chica, sin saber que ella aun pensaba en el como un amigo.

— Yo tampoco quiero discutir contigo y sé que me estoy arriesgando demasiado, pero te pido que por lo menos me escuches.

Ella asintió y San la liberó de su agarre.

— Eres una persona muy importante para mí, también lo eres para SeongHwa y es por eso que estamos tan preocupados por ti — Suspiró — Esta dependencia que tienes hacia SeungHyun no te traerá nada bueno, te destruirá en cuanto te des cuenta de que SeongHwa y yo decimos la verdad.

— Eso no lo sé — Lo interrumpió una vez más.

San la miró fijamente, pensando que jamás en la vida encontraría a alguien que confiara tan ciegamente en una persona como lo hacía EunYeong.

— EunYeong, créeme que... aunque yo te amara, jamás sería capaz de mentirte sobre algo así para alejarte de quien amas — Confesó — Porque cuando una persona ama a otra, piensa más en su felicidad que en la propia. Es una mierda y suena demasiado estúpido, pero es uno de sus mayores encantos y una prueba de que en verdad somos capaces de amar.

Lee guardó silencio, pues comprendía a la perfección como se sentía el amor.

Al ver que no diría nada, San sonrió quedamente y froto sus ojos como si estuviese a punto de llorar.

— Sé que ahora estas molesta conmigo y que posiblemente he terminado con el poco afecto que sentías por mí — Rió — Pero cuando te des cuenta de la verdad, ten por seguro que yo estaré para ti si es que me necesitas. Lo prometo.

La chica se mantuvo en silencio una vez más, por lo que San, rendido, le dedicó una última sonrisa y pasó junto a ella dirigiéndose a la salida de la biblioteca. La puerta se cerró de golpe tras su salida y el sonido de este resonó por todo el lugar, al escucharlo, EunYeong se acercó a una de las mesas y tomó asiento frente a ella. No creyó en las palabras de San cuando él le hablo sobre la infidelidad de SeungHyun, pero si creyó en su promesa.

Aunque fuera breve su convivencia con San, sabía perfectamente cuan noble era el chico, pues él era capaz de perdonar a su peor enemigo aun cuando este lo hubiese lastimado gravemente. Y tal vez, ese era su mayor y único defecto. 

¡Hola! 

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¡Hola! 

Esta vez les traigo un capitulo corto, espero que les guste. 

-Promise- [Choi San]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora