Capítulo 1:

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Advertencia de contenido: La siguiente historia contiene fuertes escenas de sexo explícito, violencia, abusos psicológicos y físicos. Aborda temas de carácter sensible, por lo cual se recomienda para un publico mayor de 21 años.

De manera personal, le pido encarecidamente al lector no romantizar situaciones violentas que pudieran llegar a aparecer en la siguiente historia. No perdamos el norte y recordemos que el amor no debe de doler. Si duele ¡No es amor!

Que disfrutes mucho la historia, con afecto, Valentina M. Laborde.

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El impacto de la cachetada fue brutal, tanto así que doblo la cabeza de Emily a un lado, dejando el conocido rastro de dolor y calor que la acompañaba.

Sus ojos celestes se llenaron de lágrimas mientras volvía el rostro hacia su padre.

—¡Como pudiste! —grito el hombre iracundo, con su rostro redondo enrojecido ante la rabia.

—Lo lamento, padre—comenzó a susurrar ella con un hilo de voz, mientras colocaba una mano sobre su propio rostro intentando amortiguar el dolor—, pero lo amo.

Un error, Emily acababa de cometer el segundo error de aquella noche. Por desgracia, se dio cuenta demasiado tarde, cuando el impacto de la segunda bofetada se instauró en su propio rostro.

Dolor, vergüenza y desesperación, todo su mundo se estaba viniendo abajo ante sus ojos.

—No me hables de amor, no con un maldito bastardo como el, Emily—dijo su padre con un odio feroz, brutal—. Te utilizo... ahora no eres mejor que una cualquiera.

—¡El me ama! —arremetió ella con las lagrimas cayendo por sus mejillas, al mismo tiempo que se colocaba el anillo de compromiso que escondía celosamente en su bolsillo—. Nos vamos a casar.

Aquello fue demasiado. Su padre se preparo para volver a abofetearla, pero su madre se interpuso. Eso no fue ni por asomo mejor que el golpe de su padre.

Cuando los ojos de su madre se clavaron finalmente en su rostro, había vergüenza y humillación allí. Ella la había traicionado, echando por tierra todos sus esfuerzos por colocarla dentro de los círculos sociales mas altos, a los que pertenecían.

Emily era la heredera de la familia mas rica de la ciudad, su matrimonio había sido arreglado con un tonto hombre rico de la alta burguesía. Pero ella no lo amaba, su corazón ya había sido entregado a un hombre en quien confiaba, y cuyos sentimientos eran recíprocos.

Pero para desgracia de ambos, su amado no tenia un solo centavo en sus bolsillos, lo cual lo volvía un partido imposible para ella. Aun así, ante toda adversidad, el amor había nacido entre ambos, llegando incluso a consumar su amor luego de comprometerse.

Todo se fue al demonio cuando sus padres se enteraron, y ahora, Emily estaba lidiando con las consecuencias de sus actos.

—Me das asco—escupió con desprecio su madre, cuyo rostro era el reflejo futuro del suyo—, tu no eres mi hija.

Aquellas palabras doblaron las rodillas de Emily, arrojándola al suelo de su lujosa mansión. La ultima vez que la tocaría, y aun no lo sabía.

—Mami—suplico ella, de rodillas, rogándole por piedad.

Pero la mujer ante ella simplemente retrocedió un paso, apartándose de su hija, mientras le daba vuelta el rostro, incapaz de sostener su mirada un solo segundo más.

—Ya la escuchaste—arremetió su padre con el mismo tono iracundo y asqueado de su madre—¡Vete de aquí!

El corazón de Emily latía con tanta fuerza que parecía a punto de estallar. Aquello era real, estaba ocurriendo, estaba pasando.

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