Samuel:
El niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto quemara la aldea para sentir su calor.
Aquella frase tan recurrente era capaz de definir la existencia misma de Samuel.
Desde niño había estado destinado a la nada misma. Como segundo hijo del jefe, su labor seria ser la sombra de su hermano mayor. Repudiado por sus padres e incapaz de conseguir que su padre se sintiera orgulloso por sus logros, lentamente, el niño feliz y carismático se fue rompiendo.
Cuando llego a los dieciséis, se había convertido en el monstruo que todos conocían. Pero la bestia siguió escondida en su interior, hasta que la trágica muerte de sus padres y hermano a manos de un bando rival le colocara la corona de su clan.
Poder. Ahora, Samuel tenia poder. Lo que había sido destinado para su hermano ahora le pertenecía.
Gracias al poder, obtuvo también respeto de su gente. Pero más importante, su miedo.
Samuel podía sentir como sus cuerpos se tensaban y sus respiraciones se volvían irregulares con el simple echo de que ingresara en un cuarto. Todos estaban sometidos ante él.
Su voluntad era absoluta. Y su reino inmenso. Solo su mente seria capaz de trazar fronteras.
Hasta que ella llego a su vida.
Cuando el la vio por primera vez, Emily estaba tan rota que apenas hablaba o comía. Sin embargo, cuando alzo la mirada hacia él, Samuel pudo ver las llamas del infierno en sus ojos.
Al instante, el comprendió que ella no era como los otros gusanos que se revolcaban a su alrededor sobre la miseria y ruina de su existencia. No.
Carne y fuego, eso era Emily. Una criatura mística, brutal, cruel y despiadada. Algo que había nacido en la oscuridad de la soledad.
Igual que Samuel.
De forma innata se sintió atraído hacia ella. Igual que una polilla a la luz.
Una parte dentro suyo sabia que ella seria su ruina, pero el estaba deseoso de ver que tanto sería capaz de arruinarlo.
—¿Por qué no puedo ser bueno contigo cuando tú también eres mi debilidad, Emily? —le había confesado.
A ella. La reina de los monstruos.
Su maldita reina. Aunque el jamás se atrevería a colocarle una corona. Porque le temía.
El la había visto, aquella noche en el bar. Noto el fuego en sus ojos y comprendió que ella tenia todo lo que el no.
Samuel necesito de una corona para dejar salir al monstruo. Pero ella ya tenia la corona, solo que aun no lo había notado, y el no pensaba esclarecer la situación.
Y, aun así, él le había confesado lo peor del mundo. Su debilidad.
Ella era su maldita debilidad.
—Estás borracho, Samuel—dijo ella, desestimando la situación.
Mierda, si que el estaba borracho. Había bebido hasta el cansancio para poder acostarse con aquella zorra.
No la deseaba, no a ella, pero necesitaba algo para calmar el fuego que crepitaba en su interior.
—Ahora que te convertiste en el punto débil de dos hombres, ¿Qué tienes pensado hacer? —pregunto Samuel sosteniendo su mirada, con aquella mascara inflexible en su rostro.
Odiaba ser así con ella, pero no tenia otra opción. Emily le aterraba lo suficiente como para tomar ciertas restricciones.
Ella lo miro durante algunos segundos, y el terror en todo su cuerpo se sacudió. Algo atravesó su mirada.
Algo oscuro, vil y macabro.
Como si un fragmento del alma de Samuel se hubiera extraviado en la mirada de ella.
—Voy a seguir con mi plan. —se limitó a decir ella con tono rígido e inamovible.
Samuel no presiono, no en esta ocasión. Incluso cuando estaba seguro de que aquello era solo una verdad a medias.
—Tienes el alma de dos hombres a tu disposición—hablo el mientras se apartaba de su lado—. Ten cuidado.
—¿Por qué? —pregunto ella con el ceño ligeramente fruncido mientras lo observaba pasar a su lado.
—Porque ahora serás el blanco preferido de todas las organizaciones rivales—suspiro el, llegando hasta el umbral de la puerta.
Emily trago duro. Sabía que existía verdad en sus palabras.
—Pero... tu me protegerás ¿No es así? —dijo ella, con el mentón elevado.
Samuel clavo sus ojos en ella durante algunos instantes antes de volver a hablar.
—Mi padre solía decir idioteces a diario, en una ocasión aseguro que lo mejor era erradicar nuestras debilidades—respondió el—. Creo que fue su único momento de sabiduría.
>—Descansa, Emily.
Samuel simplemente salió del cuarto, dejando sola a la bella bailarina.
Había sido cruel con sus palabras. Con ella y consigo mismo.
En su interior se libraba una batalla terminante.
Una parte dentro suyo deseaba con fervor ser capaz de abrir su corazón a Emily. Arriesgarse como jamás lo había hecho y ver de que era capaz.
Pero la otra parte le ordenaba mantener las cosas distantes y protegerse.
El rey italiano había comenzado a marcharse cuando ella salió a su encuentro, convertida en aquella monstruosa belleza de carne y fuego de la cual él se había enamorado.
—Dices miles de cosas y luego te marchas sin más—rugió la dragona con los dientes apretados en su dirección—. Para ti esto no es mas que un maldito juego.
>>Un juego, aquello era todo menos un maldito juego<< pensó el italiano, con su mascara implacable cubriendo su rostro.
>—Responde ¿Acaso yo no significo nada para ti? Solo un peón más en tu tablero.
Samuel trago duro, renovando el aire en sus pulmones antes de atreverse a responder:
—So tutte le cose terrible che hai fatto, e lascia che ti assicuri che ti amo lo stesso.—comenzó a decir Samuel en italiano, con aquel acento tan armonioso, mientras se aproximaba a ella con su mirada verde implacable.
Emily retrocedió con miedo. Porque la expresión en su rostro era de furia y la velocidad e intensidad con que decía aquellas palabras solo parecían adoptar un sentido. La ira.
>—Lo ti appartengo, fiché la norte non citerá il mio nome. Solo allora la mia vita non será piú tua, ma la mia anima svenuta continuerá a battere al ritmo del tuo coure.
Emily trago duro, aterrada, sin comprender absolutamente nada de lo que había dicho Samuel.
—No entendí lo que dijiste—se atrevió a decir ella, preparada para el agravio.
La mirada de Samuel se mantuvo implacable sobre ella.
—Nada. Tu no significas nada para mí. Pero tu vida me pertenece de igual manera.
Con aquellas palabras tensas, escupidas con tanto odio, Samuel se marchó, buscando colocar la mayor distancia entre él y Emily.
Entre el monstruo y su corazón.
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Hola corazones de fuego ¿Cómo están? ¿Qué les pareció este nuevo capítulo? Si les interesa, voy a estar subiendo las traducciones de lo que dijo Samuel a mi perfil de instagram (valen_laborde), para que no tengan que romperse el coco buscando que significa... aparte de que muchas traducciones puede que no sean tan fidedignas.
Desde ya, muchisimas gracais por todo su apoyo y acompañamiento, les envio un enorme abrazo de oso a todos y cada uno de ustedes. Desde los que dejan hermosos comentarios, hasta los que votan e incluso los que solo leen la novela.
Gracias por su acompañamiento.
Con muchisimo cariño, Valentina M. Laborde ♥

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Éxtasis
RomanceLuego de que su vida se derrumbara ante sus ojos a causa de una desilusión amorosa, Emily se ve empujada a dejar todo atrás y comenzar una nueva vida... junto con el jefe de la mafia italiana. Entre el odio, la desesperación y el deseo de venganza ¿...