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Una hora pasó antes de que el sanador llamara a la chica al interior. Antes de entrar, ella le dio una sonrisa profesional y desapareció detrás de la puerta.


Anael solo pudo ver impotente como esa puerta se cerraba con un ligero sonido chirriante, manteniéndolo alejado y siendo su única opción esperar.

Más de dos horas volvieron a transcurrir. Ocasionalmente, el castaño podía escuchar el sonido de voces amortiguadas y ligeros tintineos metálicos. Sin saber que hacer con sus extremidades, ojeó todas las revistas; se puso de pie durante varios minutos; caminó de un lado a otro y al final se volvió a sentar. Repitió dicho proceso tantas veces que perdió la cuenta. Y siguió así hasta que a la quinta hora, la joven por fin volvió a salir.


Él la miró expectante pero al notar las manchas moradas sin limpiar que aún quedaban en el cuello de la chica, recordó toda la sangre que cubría el pequeño cuerpo de esa bestia así como la posible razón de sus heridas, y su corazón se estrujó.

Por su parte, ella vio la ansiedad del chico y después de conocer la verdadera identidad del paciente, su mente voló a millas de distancia, esta situación le brindó una inspiración infinita para su próxima historia. Ya tenía el argumento principal, un adolescente profundamente preocupado por la famosa bestia errante que encontró, ¡pero él no sabe que es una bestia famosa! En este enredo agridulce nacerá una pasión sin límites. Casi podía reír por las vistas que tendría esta historia y lo mejor, ¡los ingresos que llenarían sus bolsillos! Tan romántico...y tan beneficioso para su cartera.

Con cada uno sumido en sus propios pensamientos, se acercaron.

—¿Cómo está la pequeña bestia? —preguntó ansioso Anael, instándola a hablar pues ella solo lo miraba con una sonrisa que le provocaba un escalofrío en la espalda.

—¡Oh! La pequeña bestia está bien, aunque algo débil. —Al escucharla, él suspiró de alivio. Era horrible que una pequeña criatura tuviera que pasar por algo así, probablemente esta era su empatía para con otra víctima, o al menos así lo pensó él.

Anael entró de nuevo en la habitación, y recostado en la misma mesa vio al pequeño, apenas consciente. Tenía un par de vendas que envolvían principalmente su estómago. Se acercó sigiloso para no asustarlo, y el gatito solo le lanzó una mirada indiferente antes de volverse a dormir. Aún así le alegró ver que el pequeño —a pesar de las vendas—, ya no tenía heridas que sangraran constantemente.

—Está casi recuperado el gatito —dijo Anael con una sonrisa en el rostro. Volvió a sorprenderse por la maravilla de los tratamientos médicos de este nuevo mundo. Aunque eso no borraba el hecho de que con ciertas zonas calvas, el gatito tenía un aspecto lamentable y cómico.

—Es una bestia de fuego llamada Cait Sith —anunció el sanador, sin esperar a que Anael continuara, quería impedir que dijera algo más que lo pudiera condenar a una terrible muerte.

"Ah...ah...~ Sin duda, la ignorancia hace la felicidad."

El castaño lo miró y solo pudo asentir, tenía que recordar el nombre para investigar más tarde.

—Su tiempo de curación es muy acelerado.

El sanador lo observó con un debate interno, y mientras decidía si seguir sus nuevas órdenes o no, escuchó el ronroneo inconsciente de la pequeña bestia semi dormida que estaba siendo acariciada por una delgada mano blanca con sumo cuidado. Cuando se dio cuenta de su acción, la bestia le gruñó molesto y alejó su cabeza de esa mano.

—¿Sabes quién es? Me refiero, ¿de dónde es...esta bestia nocturna?

—¿Cait Sith? —preguntó Anael en respuesta. Negó con la cabeza. —No lo sé. Solo apareció en casa, se estrelló contra la ventana. En cuanto pude atraparlo, vine aquí. Encontré este lugar gracias a la publicación en un foro.

¡Resulta que soy el villano!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora