Capítulo 7: Señora Qin

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Los chicos ya se dirigían a la MCR. Jin Ling estaba tan ansioso de llegar que no sintió el tiempo pasar. Ridículo, podría decir que ayer parpadeó y drásticamente ya estaba caminando junto a sus amigos y Wei Yuan.

Jin Ling estaba muy feliz de pasar tiempo con Wei Yuan que no sea dentro de la escuela. Parecía especial. Aunque la razón y el lugar no fueran los mejores, le alegraba tener la compañía. Eso le gustaba de Wei Yuan, que fuera tan amable y comprensivo, con tal empatía y generosidad al punto de acompañarlo en esta -exótica- aventura. Sin duda, Wei Yuan era el mejor.

—Oigan —llamó Lan JingYi—, ¿qué tan lejos está? ¡Ya me cansé de caminar!

Los cuatro habían acordado encontrarse en la casa de Ouyang ZiZhen, pues era la más cercana a las otras tres y, convenientemente, la más cercana a la asociación.

Si bien era la más cercana, eso no significaba que estuviera en la esquina de la calle. Estaba algo lejos, unos veinte minutos de caminata, si no es que más.

Y claro, como Jin Ling y Lan JingYi habían dicho que irían a casa de Ouyang ZiZhen a hacer tarea en equipo, sus padres los llevaron a su casa con auto, por lo que tuvieron que ir caminando; ya que Ouyang ZiZhen directamente no pidió permiso por la ausencia de su padre y Wei SiZhui no tenía carro como para ir más fácil. Curiosamente, Wei SiZhui fue el único en haberle dicho a su padre dónde estarían en verdad.

—¡Cállate, ridículo! De todos, tú eres el que está caminando más lento, ¿cómo te puedes cansar? —Se quejó Jin Ling, más burlón que molesto.

—¡Da igual la velocidad, la distancia es la misma!

—En todo caso, sería más cansado ir lento y tratar de seguirnos el ritmo. JingYi tiene las piernas cortas. —Ouyang ZiZhen sonó neutral, aparentando que su obvia broma fuera seria.

—Ay, cállate ZiZhen. Tus 170 centímetros no me intimidan. —Y JingYi, tan bromista como siempre, siguió el jugueteo.

Ouyang ZiZhen— A mí tus 168 centímetros me dan ternura.

Lan JingYi vuelto un tomate exclamó:— ¿Cómo mi altura puede darte ternura?

Jin Ling rodó los ojos.— Cállense los dos, par de enanos.

—Joven amante, sólo mides unos centímetros más que nosotros, cálmate.

—¡Tú-! ¡Que no me llames así, idiota!

—Chicos —Wei SiZhui negó con la cabeza con un resoplido de gracia—. Pero JingYi tiene razón...

—¡Claro que tengo razón! —calló—... ¿En qué tengo razón?

Wei SiZhui suspiró, acostumbrado a la falta de atención de Lan JingYi.

—A la pregunta que hiciste —giró su mirada hacia el joven del suéter amarillo—. Jin Ling, ¿está muy lejos?

Jin Ling negó.— Según el GPS, el MCR debe estar en la siguiente calle, a la vuelta.

Wei Yuan lo observó y asintió con tranquilidad.

—¿Crees que sabrán algo del señor Jin GuangShan?

—Eso espero, SiZhui. Realmente espero que esto valga la pena, si no es así, sólo olvidaré el tema. Supongo.

Siempre decía eso. Luego, como si fuera una señal, descubre algo y era más terco en saber la verdad.

Wei Yuan se preguntaba qué tan lejos iría Jin Ling para saber más.

Tratando de seguir el tema pero no permitir que el ánimo de Jin Ling bajara preguntó:—¿Realmente tu padre está reacio a hablar?

—Totalmente. Digo su nombre o la palabra "abuelo" y enloquece. Eso no pasaba antes de que le preguntara sobre Jin GuangShan...

Todo por mi padre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora