Capítulo 31: Mentir

145 13 152
                                    

—Xiongzhang.

Lan XiChen suspiró de alivio al escuchar la voz ligeramente distorsionada de su hermano. Inmediatamente, al escuchar el tono de llamada de su celular, contestó la llamada sin ver primero quien era, y fue muy grato escuchar la voz fría de su hermano.

—WangJi, qué alegría escucharte. ¿Cómo estás?

—Mn, bien —respondió y Lan XiChen comprendió.

—¿Cómo va todo lo del viaje de vuelta? Ha pasado tiempo desde que me avisaste, ¿todo en orden? —preguntó con una ligera angustia que trató de ocultar en vano. Esperaba que el micrófono del teléfono le ayudara a disimular.

—Mn, todo bien.

Lan XiChen desearía ser capaz de preguntarle directamente:—¿Entonces dónde estás?

Sin embargo, se abstuvo de cuestionar y en cambio respondió con serenidad:—Eso es bueno, WangJi. Dime, ¿ya llegaste?

—Mn.

—Que bueno. ¿Ya te estás adaptando nuevamente a China o te acostumbraste a las calles canadienses?

—Xiongzhang... —Lan XiChen se rió con suavidad, Lan WangJi no reprochó más y sólo respondió:—Han cambiado muchas cosas en trece años, acabo de regresar.

—Por supuesto. Bueno, eso quiere decir que ya estás viviendo apropiadamente, ¿cierto?

—Mn.

—Fantástico, ¿casa o departamento?

—Departamento. Procuré averiguar lo del trabajo antes de buscar casa permanente.

—Oh, vaya. No lo había pensado de esa forma. Supongo que ya está todo arreglado lo de tu trabajo, WangJi.

—Mn. Sin problemas.

—Me alegro.

Hubo un rato de silencio que cada uno aprovechó para acomodar sus propias ideas, o en caso de Lan XiChen, de acomodar el papeleo que tenía en frente de él, ya harto de trabajar incluso en domingo. Lan WangJi aclaró su garganta y preguntó:—¿Xiongzhang quiere venir?

Lan XiChen no lo pensó dos veces al responder positivamente, ansioso de que por fin su hermano leyera entre sus líneas. Una vez que Lan WangJi le dió la dirección, acordaron verse de inmediato. Colgó la llamada y fue hasta el cuarto de su hijo, emocionado de llevar a su hijo con su hermano menor.

Por respeto, tocó la puerta. No obstante, sin respuesta inmediata y con miedo a que Lan JingYi volviera a irse de la casa abrió la puerta. Por suerte su hijo estaba sentado delante de su escritorio haciendo quien sabe qué. Llamó unas veces, sin recibir respuesta. Lan XiChen finalmente se fastidió y fue hasta él, tocando su hombro y aprovechando para ver que hacia.

Lan JingYi parpadeó y miró a su padre, con un poco de molestia—. Baba, estaba haciendo tarea...

Lan XiChen lo confirmó al ver la libreta llena de información sobre ángulos y otras cosas matemáticas que él no quisiera entender por su paz mental. Le sonrió a su hijo y se disculpó por su interrupción, y fue tan rápido que Lan JingYi retomara su concentración en su tarea que se consternó al ser ignorado fácilmente.

—A-Yi, ¿esa tarea es para mañana?

Lan JingYi negó, aún continuando con su trabajo. Lan XiChen suspiró, orgulloso de ver a su hijo esforzarse en aprender y concentrarse, sabiendo lo complicado que era para él.

—Bueno, puedes hacer esa tarea después...

cámbiate que nos vamos.

Lan JingYi despegó la vista de su libreta perdiendo su gran foco de atención—. ¿A dónde, baba?

Todo por mi padre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora