Parte 1

712 56 16
                                    

Karin no dejaba de patear el piso, desesperada e impaciente de que Obito nuevamente los hiciera esperar. Una costumbre que al mayor no se le quitaba, pero cómo dice el dicho: Perro viejo no aprende trucos nuevos. La cosa no era esperarlo, sino aguantar el frío. Odiaba a Konoha cuando hacía invierno, a comparación de su aldea natal donde la mayoría del tiempo llovía y era bochornoso, en Konoha las temporadas pegaban fuerte. Y aunque también admitía que el usar aquel short con sus botas ninja hasta los muslos y la blusa lila de cuello de tortuga debajo de su chaleco jounin no había sido buena idea, le gustaba cómo se veía.

—Ya se tardó —expresó en voz alta a las dos figuras que estaban a su lado, el resto del Equipo Obito.

—Probablemente se quedó dormido. No me extrañaría —comentó Suigetsu, que lucía como nada con aquella playera sin mangas y unos pantalones grises, llevando la espada de Zabuza Momochi, la Kubikiribocho, el Demonio Oculto de la Niebla que murió a manos de Suigetsu durante una misión en el País de las Olas acompañados del Equipo 7 en aquel momento, proclamando la espada como suya, siendo ese el inicio de su travesía para recuperar el resto de las espadas de los famosos Siete Espadachines Ninja de la Niebla, grupo al cual su fallecido hermano había pertenecido.

—¡Hace un frío horrible! —se quejó la Uzumaki, frotando sus manos en busca de crear algo de calor—. ¿Cómo puede dejarnos así?

—Eso te pasa por vestir como una cualquiera —señaló el Hozuki, con una sonrisa burlona en sus labios, notando cómo la chica se encrespaba debido al comentario.

—¿Qué dijiste, animal? ¡Puedo vestirme como yo lo desee, además, soy una kunoichi!

—Nah, todos sabemos que vistes de esa manera para que Sasuke Uchiha te de una mirada. Pero ese tipo está tan obsesionado con sus metas que ni siquiera voltea a verte. Vaya perdedora.

—Una palabra más, Suigetsu, una palabra más y juró que te mato.

—Uy, amanecimos bravas el día de hoy.

—Los dos cállense de una vez —gruñó Menma, suspirando con irritación, no solo por esperar a Obito con los detalles restantes de su misión sino también por la pelea de esos dos.

A pesar de los años al lado de ese par, todavía no se acostumbraba a sus peleas, le daban jaqueca. Imaginó que al convertirse en chunnin dejaría el equipo pero, sorpresa, seguiría al lado de esos dos hasta ingresar a ANBU y trabajar en solitario. Solo necesitaba llenar unos cuantos formularios y cumplir ciertos requisitos, de ese modo de desharía de ese par.

Karin y Suigetsu se limitaron a verse, aunque el último le sacó la lengua a la pelirroja que simplemente levantó su dedo corazón, desviando la mirada, molesta y con brazos cruzados. Menma bufó. ¿Cuándo admitirían esos dos que se gustaban? Más de una vez Obito intentó ser Cupido para ese par, no obstante siempre fallaba o Karin golpeaba al Uchiha por insinuar que ella podría sentir atraída a una basura marina cómo lo era Suigetsu.

«Del odio al amor solo hay un paso» decía la frase. Vaya que a ese par le quedaba como anillo al dedo.

—Hola, mis solecitos. Es lindo verlos el día de hoy. Ah, hoy hace un increíble día, ¿no?

La figura de Obito materializarse en frente de ellos hizo a los tres gruñir por el entusiasmo del jounin que lucía más sonriente esa mañana a comparación de otros días. Bueno, tampoco era que el ninja mantuviera siempre un comportamiento fijo, había días en los cuales ni quería estar ahí con ellos, en los que estaba más irritado —dando a conocer tener el mismo carácter de los Uchiha— y otras veces andaba diciéndoles lo mucho que ellos significaban para él, que eran sus pequeños monstruitos.

Pero ese día en particular brillaba tanto que a ellos les hizo doler la cabeza. Demasiada luz para sus almas oscuras.

—¿Es broma? ¡Obito-sensei, estamos a -10º grados! ¡Hay nieve por todas partes! ¡Por supuesto que no es un buen día!

Imán [Naruto Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora