Secretos al descubierto. Parte 2

374 30 4
                                    

Ver toda la aldea desde la cabeza del Cuarto Hokage era uno de los pasatiempos de Menma desde pequeño. Solía jugar todo el tiempo y mirar con anhelo el rostro esculpido de su padre, uno de los más grandes y respetados héroes de toda Konoha. Podía quedarse ahí por horas, alimentando las fantasías en su cabeza, imaginando cómo luciría su rostro tallado en piedra al lado del de su padre, ambos juntos en el Monte Hokage.

No obstante dicho sueño quedó en el olvido cuando dejó de tener seis años; esa añoranza de convertirse en alguien tan fuerte como su padre dejó de impulsarlo a seguir repitiendo, como Naruto, que al llegar el momento demostraría a toda Konoha su poder y ganaría el puesto ce Hokage por sus propios méritos, no por ser el hijo del actual líder.

Naruto siempre andaba repitiendo a todo aquel que se le cruzara en el camino que en los próximos años Konoha tendría un nuevo Hokage y la mayoría le creían. Todos afirmaban, con una sonrisa amistosa en el rostro, que lo cumpliría. Él aprendió a quedarse callado, a desistir sobre ese sueño para no verse como una copia de su hermano; detestaba cuando se le comparaba con el rubio.

Siempre creyó que con buenas calificaciones y un mejor comportamiento —quedando siempre empatado con Sasuke durante sus días en la Academia— nadie osaría a medir sus respectivos esfuerzos usándolo a él como un medidor estándar; más se equivocó, razón por la cual cambió de meta y decidió obtener un nuevo nivel dentro de la jerarquía shinobi hasta llegar a ser ANBU, no solo porque eso marcaba una enorme diferencia entre los sueños de Naruto y él, sino también porque era más lo suyo.

Estar en la oscuridad era más fácil para Menma que encontrarse con las manos atadas, siguiendo cada una de las órdenes de un Consejo egoísta con ancianos decrépitos y un Señor Feudal debilucho. No tendría la capacidad de siempre sonreír como su padre o tranquilizar a todos los civiles cuando las cosas se ponían feas; él no era así de simpático.

—Olvidaba que el aire es tan fresco aquí —oyó decir a su padre, ambos viendo hacia el frente, apoyados en el barandal, dejando que el aire removiera sus mechones—. Ha pasado bastante tiempo desde que vine hasta aquí —Minato soltó una risa pequeña—, creo que la última vez fue cuando Iruka-kun me mandó llamar para decirme que Naruto había pintado las caras de los Hokages.

—Mamá estuvo furiosa —Menma recordaba vívidamente aquel suceso; había sido divertido ver a Naruto quejarse por cómo Kushina lo disciplinaba.

—Sí. Aunque algo de color no fue del todo malo.

Menma bufó, mirando a su padre como si de verdad estuviera diciendo una tontería, haciendo al rubio mayor sonreír nervioso.

—Eres demasiado blando con Naruto —dijo sin reserva alguna, girándose y dando la espalda a todo Konoha, con la vista fija en el cielo nocturno.

Mismo cielo que le recordó al cabello lacio y sedoso de Hinata Hyuga. Tal pensamiento, tan cursi y extraño, hizo a Menma fruncir el ceño, a punto de soltar una maldición por comportarse de esa manera tan poco propia de él, fuera de su personalidad, pero con la compañía de su padre al costado aquello solamente le daría la razón a cualquier sospecha que el mayor tuviera sobre él y su pensamiento sobre la joven Hyuga.

—Un poco, tal vez —Minato no ocultó aquel lado que tenía sobre sus hijos—. ¿Puedes culparme? Ustedes son mis dos únicos hijos.

Menma suspiró silenciosamente. No gustaba hablar de sentimentalismos, menos con su padre.

Era raro, casi extraño.

Nunca tenían momentos así, salvo cuando su progenitor se ponía serio al momento en que Naruto y él peleaban dentro de casa, usando técnicas exclusivas para combates con el enemigo, no para lastimar a nadie de la familia. Y aunque el Cuarto daba bastante miedo —descubriendo así Menma de quién heredó esa fría furia que era capaz de congelar a cualquier enemigo—, cuando las cosas se arreglaban entre ellos —para luego su madre decirles que se disculparan el uno con el otro, cortándose las uñas mutuamente— la sonrisa del rubio mayor volvía, dándoles una ligera palmada en la espalda y llevándolos de vuelta a casa.

Imán [Naruto Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora