EN EDICIÓN.
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─ Minho tenía que publicar un libro bajo presión, y Jisung es un niño de mejillas grandes que lo presiona indirectamente a comer de sus pasteles, y del cual toma inspiración para comenzar a escribir su primer historia de amor.
───...
"Goodnight, dear" sonaba en los parlantes del coche.
Minho trataba de refugiarse en la música para calmar el dolor de sus problemas, por lo que no había un día que no salga a dar un paseo acompañado por alguna canción.
Ya sea en auto o caminando, él siempre necesitaba salir de su casa para respirar.
Ese día, debía ir hacia su casa temprano para llegar a tiempo y prepararse, su padre tenía un evento importante en la tarde y era indispensable el acompañamiento de su familia.
Y por supuesto, no le consultó si quería o no ir. Simplemente le recordó que por su culpa no eran una familia completa, y eso fue suficiente para que el pelinegro accediera, e incluso vaya a recoger el obsequio que llevarían.
Porque claro, Junseo era conocido también por ser tan amable.
Por supuesto que su padre podía enviar a uno de sus empleados a recogerlo, pero el pelinegro ante el fuerte sentimiento de culpa, se ofreció a buscarlo.
Además, se encontraba en la cafetería del molesto cachetón, quien tal vez logre distraerlo a su manera.
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─ ¡Buenos días!, ¿qué se le ofre..─ el pequeñito se quedó con la palabra en la boca al ver a su hyung, y en traje.
¡Santas chispitas, era hermoso!
─ Bueno, para empezar me gustaría que pudieras terminar de hablar.─ respondió riendo levemente por la extraña actitud ajena.
─ L-lo siento, Hyung.─ hizo una tímida reverencia a su mayor, levantándose rápidamente.─ ¿Qué se le ofrece?
Sonrió tiernamente, provocando que sus mejillas crezcan en tamaño y sus ojitos se escondan en unas lindas medialunas.
Esto no pasó por alto para el mayor, quien rascó su nuca nervioso ante el nuevo sentimiento que lo incomodaba.
─ Vengo a retirar un pedido, a nombre de Junseo, por favor.
─ Ohh, Hyung se volvió más educado luego de encontrarnos en el parque, ¿sabe qué significa eso?─ habló sonriendo levemente a lo último, con una sonrisita algo presumida.
─ ¿Uh?, ¿qué?─ consultó confundido, sacando la tarjeta de su billetera.
