EN EDICIÓN.
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─ Minho tenía que publicar un libro bajo presión, y Jisung es un niño de mejillas grandes que lo presiona indirectamente a comer de sus pasteles, y del cual toma inspiración para comenzar a escribir su primer historia de amor.
───...
La lluvia empezó a descender del cielo. Parecía ser un clima prometedor el de hoy, pero terminó con una tarde nublada.
Era en lo único que podía fijarse, luego de probar los labios del menor este se puso extremadamente tímido y nervioso. Les era imposible entablar una conversación fluida en lo que iban al hospital.
Había hablado previamente con un doctor que era amigo de su padre, se encargaba de la salud de ambos al ser el mejor en su puesto.
Sabía que atendería bien a Jisung, y a la vez entendería qué hacer con él. O a donde derivarlo.
En el viaje se dedicó a pensar sobre la familia Han. Y porqué invirtieron tanto en el mismo doctor, que nunca supo qué le sucedía. E incluso tantas citas en vano lo dejaron traumado.
Eso perturbó a Minho, temía a la idea de que le haya ocurrido algo malo en el hospital. Y que a eso se deba su miedo actual.
De todos modos él lo cuidaría bien. Y se encargaría de que sane sus miedos.
Bajó del coche al estacionarlo enfrente del hospital. Jisung estaba totalmente dormido, acurrucado en su abrigo.
Pensó en si era mejor despertarlo o que se despierte solo una vez estén dentro. Tal vez sería más fácil.
Le desabrochó el cinturón de seguridad con cuidado, y lo tomó en brazos de frente. Sintió como el cachetón se acomodaba inconscientemente.
Bloqueó las puertas luego de cerrarlas, caminando con Jisung en brazos hasta adentrarse al hospital. Tomó asiento en la sala de espera, después de todo era un doctor con la agenda bastante apretada.
Colocó a Jisung en su regazo con cuidado, procurando que logre dormir lo más que pueda. Todo sería más rápido de esta forma, así que sería así. No le importaban las miradas de todas maneras.
Le parecía más importante apreciar las delicadas facciones en su rostro. Viendo a detalle el pequeño golpe en su labio.
Desde que vio a Jisung llorar en aquel parque. Minho se encargó de que los tres paguen por el daño causado, claramente sin que el pequeño se entere.
Jun debió regalarle un ramo de flores a Jisung, y disculparse públicamente, admitiendo frente a todos los actos que le hacía. Incluso su padre fue testigo del discurso sobre el escenario del colegio.
Era imposible negarse de todos modos. Amenazó a él y a su padre con cerrar el colegio y llevarlos a bancarrota. Además de la denuncia por violencia y acoso, claro.
Los amigos de Jun, responsables también. Tuvieron que subir al escenario a disculparse con una y cada persona a la que le hicieron bullying. Siendo amenazados de una forma similar.
Luego de ese día, Jun y sus amigos nunca más tocaron a nadie. Siendo juzgados por la mirada de cada alumno y docente.
No entendía a qué se debía ese golpe, pero se encargaría personalmente de averiguarlo.
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