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La relación entre Jisung y Minho continuó, sin problemas ni distracciones. Al igual que el libro de Minho. Pronto lo terminaría y por esta razón su padre estaba más tranquilo últimamente.

Todo en la vida del mayor cambió para bien con la llegada del cachetón en ella. Incluso ya no le asustaba pensarlo como compañero de vida, ya no necesitaba acostarse con gente para sacarse esa estúpida idea del amor.

Estaba dispuesto a aprender a amar por su menor.

Su única necesidad actualmente era probar sus labios, incluso empezó a comprarse bálsamos y brillos labiales, que solo tentaban mucho más al mayor.

─ ¡Minnie, sí viniste!─ sonrió el castañito en lo que se acercaba corriendo hasta la ventana del coche.

Minho elevó la mirada, sonriendo casi como de costumbre al verlo.

─ Siempre vengo, Sung.─ sonrió leve al oír las palabras del menor, las repetía todos los días. Era parte de la rutina, necesario para él, pero era adorable.─ Vamos, sube.

El castañito obedeció casi de inmediato, subiendo al coche con cuidado. Iba a abrazar al mayor antes de ponerse el cinturón, como de costumbre, pero la mano del mismo apretando sus mejillas se lo impidieron.

─ ¿Qué te pasó en los labios?─ preguntó con su enojo saliendo a flote al notar un leve golpe en ellos. Jisung tragó nervioso, pero sonriendo leve.

─ No es nada, Hyung.─ sonrió más seguro esta vez, depositando un rápido besito sobre la mejilla ajena. Esperaba distraerlo con eso, y lo logró.

El mayor parpadeó varias veces, quedó perdido en la suavidad de los labios contrarios contra su piel. Y en lo jodidamente adorable que fue eso.

De todas formas, al ver la mueca de dolor que le causó al menor, su enojo volvió. Leve, pero estaba ahí.

─ Dime quién fue, antes que le diga a tu madre y te castigue por mentir.

─ Minnie, solo me caí..─ contestó bajito, abultando sus labios totalmente disconforme.

─ Bueno, pareces tener ganas de que no te permitan colorear.─ contestó seco, arrancando el auto con rapidez.

Sin notarlo asustó a Jisung, quien se encogió en su lugar y sintió sus ojitos picar.

Temió ante la idea de que su hyung se enfade con él, además que la velocidad del coche lo ponía muy nervioso. Pero no entendía que quería protegerlo, y eso frustraba mucho al menor de los dos.

─ Iremos al hospital hoy, tu madre me lo pidió.

Soltó de forma suave aquella mentira luego de unos minutos. Su madre nunca le pidió eso, pero el pelinegro quería confirmar sus dudas acerca de la condición de Jisung.

Era necesario para saber cuidarlo a futuro, o tal vez ayudarlo a que sepa manejarlo. Pensó en que tal vez a los hospitales que iba el menor no eran los mejores, por esa razón estaban dirigiéndose a uno de los mejores de Seúl.

O eso quería lograr, sin embargo tuvo que parar el auto en una esquina de la carretera al oír los sollozos entrecortados del cachetón. Se culpó rápidamente al asustarlo, olvidó por completo su miedo irracional por los hospitales.

─ Suggie..─ se quitó el cinturón de seguridad rápidamente, imitando su acción con el castañito. Quien parecía entrar en un ataque de pánico a medida que pasaba el tiempo.

Minho pensó rápido, y torpemente tomó en brazos al pequeño en cuanto notó su mano siendo pellizcada. Lo depositó con cuidado sobre su regazo, y agradeció en ese momento el bajo peso del cachetón.

Until The End ≀ MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora