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Tomó la mano que le ofrecía el mayor para bajar del auto, sonriendo tiernamente ante su acto educado

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Tomó la mano que le ofrecía el mayor para bajar del auto, sonriendo tiernamente ante su acto educado.

A pesar de la falta de su madre en su infancia, de alguna manera, Minho había aprendido a ser respetuoso y relajado. Todo el mérito de esto se lo debía a la señora Park, ya que su padre solía educarlo a base de golpes si es que no se portaba como él deseaba.

O simplemente si hacía cosas que todo niño haría.

─ ¿Aquí vive? ─ preguntó tímidamente al ver la impresionante casa frente a ellos.

Tenía que vender su hogar cinco veces para poder tener uno así.

─ Sí.─ afirmó el mayor, restándole importancia.─ Entra, hace frío.─ respondió en tono suave.

No sabía cómo comportarse adecuadamente con las personas si era sincero. Se le enseñaron cosas básicas en su infancia y adolescencia, pero como rara vez le permitían salir de casa, le solía ser complicada la tarea de relacionarse.

Dos guardias abrieron las puertas de la casa después de hacer una reverencia a Minho, quien respondió de forma educada antes de entrar detrás del menor, quien torpemente intentó devolver la reverencia a los guardias.

─ ¿Y ellos no tienen frío?─ preguntó preocupado el castaño una vez dentro, refiriéndose a los guardias de afuera.

Minho solo rió suavemente, poniendo su mano en la espalda baja del menor para guiarlo cuidadosamente hasta su habitación.

─ ¡Lee Minho!

Exacto, evitando eso.

─ ¿No vas a saludarme ahora que estoy de vuelta?─ se acercó la anciana, tomando en sus brazos al más alto en un fuerte abrazo.

─ Señora Park...─ suspiró incómodo. Amaba a esa mujer, pero el contacto físico no era de su agrado.─ ¿Qué hace aquí de nuevo? ¿Mejoró su lesión en la muñeca?

─ Claro que sí.─ sonrió la mujer al soltar el abrazo.─ Aún así, estoy aquí por órdenes de tu padre. ¿Qué hiciste esta vez?

Minho iba a hablar, pero la voz chillona del menor lo interrumpió.

─ ¡Hola, mucho gusto!─ se acercó rápidamente el menor para hacer una reverencia. Se escapó para jugar con Soonie en la puerta ni bien el mayor se distrajo.─ Soy Jisung.

La mayor se enamoró de la tierna sonrisa del niño de mejillas abultadas.

─ Hola, cielo.. Yo soy la señora Park, mucho gusto, cariño.─ lo atrajo a sus brazos también, notando el gemido de dolor que soltó el menor.

Se alejó del abrazo confundida, mirando al castaño de arriba a abajo. Tenía las mejillas sonrojadas de vergüenza.

─ Él es Jisung, iba a presentártelo, pero... se me adelantó.─ aclaró Minho, tomando la muñeca del menor para acercarlo a su propio cuerpo.─ Lo golpearon hoy en la mañana. ¿Podría curarlo mientras yo me baño?

Until The End ≀ MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora