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Normalmente suelo estar aquí, en Malioboro, te veo pasar pero no te das cuenta. ¿Cuándo será el bendito día en el cuál me mires? Y no de cualquier manera, quiero que me mires de la forma en la que yo te veo.

Después de todo, no puedo obligarte a amarme...

Seo ChangBin era compañero de aula de Kim SeungMin, un estudiante con gran capacidad y buenas notas, emanaba felicidad y buenas vibras por donde pasaba, sin embargo jamás fijó su mirada en aquél compañero de clase que usualmente se sentaba en el fondo a mirarlo como un bobo enamorado.

ChangBin amaba absolutamente todo de SeungMin, desde su bonita risa, hasta las veces en las que se enojaba con otros, se veía muy adorable, solo Malioboro es testigo de todas las veces en las cuáles ChangBin quiso abrazar a SeungMin.

Para ir a casa SeungMin debía pasar por Malioboro, un barrio de aquella ciudad nunca nombrada en la cuál vivían, ChangBin no vivía cerca de Malioboro pero también debía pasar por allí para ir para ir a su hogar o a la escuela de la que prontamente saldrían; pues ya era noviembre e invierno estaba susurrando que el año se acabaría.

Y allí venía el castaño, alto, lindo, con una sonrisa radiante, tan amable y bondadoso... Pasaba junto a su mejor amigo JeongIn, siempre iban juntos a la escuela, se conocían desde pequeños y se les había hecho costumbre estar juntos en todos lados, así que si ChangBin quería acercarse a SeungMin sería un tanto difícil por la presencia del más menor, pues Seo se sentía algo tenso cuando estaba cerca de muchas personas, o con tan solo estar cerca de una sentía que moriría, odiaba la presión social que el mundo ejercía sobre él. Odiaba todo, menos a su SeungMin.

malioboroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora