malioboro

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SeungMin había dialogado con su mejor amigo, sin duda alguna tenía sentimientos románticos por Seo en el poco tiempo de conocerse. ¿Pero y si el mayor no los tenía? Había que ser tonto para no darse cuenta de que ChangBin amaba al castaño.

SeungMin llegó puntual, a la hora estimada, el lugar tenía una bonita decoración, estaba en un lugar de ensueño.
El menor tocó el cristal extrañado, pues no sabía si había dado con el lugar pero tras el vidrio podía ver un inquieto ChangBin mientras se mecía en la mesedora.

— Hola Hyung, ¿Cómo se encuentra?

— Bien, ¿Y tú?

ChangBin se veía más lindo de lo común.

— Bien, gracias.

Ambos se sentaron en las sillas al rededor de la mesita, el mayor le ofreció un poco de café al menor y tomó su mano desocupada, rodeandola con la suya. El pelinegro mantenía una mirada fuerte sobre el menor, pero lo hacía con amor y éste podía notarlo.

— SeungMinnie, hace un tiempo he estado teniendo sentimientos por tí, de manera romántica, a algo más que amigos. He estado enamorado de tí hace más de 13 años quizá, es tanto mi amor por tí que ya perdí la cuenta. Quiero estar contigo el resto de nuestras vidas si me lo permites, no te fallaré, te amaré a más no poder. Te ví pasar por Malioboro millones y millones de veces, deseando que algún día fueras mío. No te pido que correspondas, solo te pido que entiendas mis sentimientos por tí, quería que los supieras, y también quiero que sepas que no te obligare a amarme de la manera en la que yo te amo. SeungMin, Malioboro es testigo de todas aquellas veces en las cuales pensé en tí. ¿Podrías darme el honor de estar contigo?

El menor se quedó completamente perplejo.