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Iba camino a estudiar, así que ChangBin espero a que los mejores amigos estuvieran un poco más lejos para comenzar a seguirlos, no sería sospechoso pues también va al mismo lugar.

Había estado planeando hablarle a SeungMin, durante toda la noche se estresaba hablando sólo con el espejo y un papel algo arrugado entre su mano derecha, repasaba una y otra vez lo que tenía o debía decir cuando estuviera con SeungMin, la timidez lo hacía tartamudear un poco pero de solo imaginar que si se hacía amigo del menor iba a poder pasar tiempo a su lado lo motivaba a seguir.

Ciertamente ChangBin sabía que el castaño no era de juzgar, es decir, no importaba tu orientación, género, raza, personalidad, físico o costumbres, SeungMin siempre se la pasaba siendo amigable y muy carismático, eso amaba ChangBin de él, amaba absolutamente todo. La cesta de basura estaba casi repleta de papeles arrugados y hechos bolita por las fuertes manos del pelinegro, había escrito tantas cosas que quisiera decirle a SeungMin pero cuando las leía al terminar se imaginaba lo que podría estar pensando Kim en ese momento y que no lo diría para no lastimarlo, y no eran pensamientos muy positivos que digamos...

Dejando lo de la noche anterior atrás, SeungMin y JeongIn comenzaron a correr, pues se hacía tarde y no querían eso, el bajito siguió caminando, no quería llamar su atención para nada del mundo, cuando a la vez su corazón le pedía a gritos que dejará tanta inmadurez y fuera más valiente para acercarse a su SeungMinnie.

Cuando ya estaban por cerrar las puertas del instituto se apresuró a correr, pues como anteriormente se dijo, él no quería ser visto por SeungMin, aunque bueno, de por si para el castaño era como un cero a la izquierda.

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