Capítulo 4

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2006

El éxito de la serie aumentaba por momentos igual que lo hacía el ritmo de las grabaciones. En menos de dos años ya se encontraban rodando la tercera temporada. Todos se encontraban felices y se sentían en familia, sobre todo Patrick y Ellen, quienes compartían una muy buena amistad y pasaban mucho tiempo juntos. Tiempo en el que ambos intentaban ignorar aquello que todavía no comprendían por qué sentían pero que cada vez era más intenso y real.

Uno de los tantos días de grabación, tras finalizar, Kate los invito a cenar. Los tres tenían muy buena relación y les encantaba hacer planes juntos.

–Menos mal que han vuelto a juntar a vuestros personajes, creo que los fanáticos de merder estaban empezando a odiarme. –comentó Kate.

–Oh, venga. Si la gente adora a tu personaje. –respondió Ellen.

–Exacto, mas bien creo que odian al mío por haber sido un imbécil con dos mujeres tan espectaculares.

–Vaya, el ego de Mr. Guaperas, acaba de hacerse un poquito más pequeño. –bromeó Ellen.

–De todas formas, me alegro de que vuelvan a estar juntos. Realmente conseguís formar una pareja increíble.

–Demasiado hemos tardado, imposible que alguien pueda resistirse tanto tiempo a este cuerpo. –se halagó Patrick.

–Bien, retiro lo dicho. –dijo la rubia haciéndolo reír.

Kate los miro por unos segundos y se fijó en el brillo que sus ojos desprendían cada vez que sus miradas se encontraban, en como conseguían aislarse de todo y solo tener ojos el uno para el otro, en como Ellen no paraba de picarle y él le seguía la corriente simplemente para hacerla reír.

"¿Cómo no se habían dado cuenta todavía? ¿Acaso para ellos no era tan evidente como para los demás?" -pensó la pelirroja.

–Bueno chicos, me ha encantado pasar este rato con vosotros pero tengo que irme. –anunció Kate.

–¿Ya? Si apenas hemos terminado de cenar. –dijo Patrick.

–Amigo, el deber me llama. Un hombre apuesto me espera en la puerta. –Ellen y Patrick cruzaron miradas y sonrieron cómplices.

–En ese caso, ve a disfrutar pero no te canses mucho que mañana trabajamos. –advirtió Ellen divertida.

–No te prometo nada. –respondió la pelirroja riendo. –Hasta mañana chicos. -
–se despidió y seguidamente salió del restaurante.

–Creo que nosotros también deberíamos irnos. Se está haciendo tarde. –dijo la rubia.

–Sí, pero, no te pienses que la noche acaba aquí. Te voy a llevar al mejor club que vas a ver en tu vida.

–Patrick, mañana tenemos un largo día de trabajo...

–Rubia, no va a pasar nada porque salgamos un rato a divertirnos. Deja la responsabilidad a un lado aunque sea solo unas horas ¿de acuerdo? –la miró fijamente, retándola y como ya era costumbre ella no pudo decirle que no.

Las luces de aquel local iluminaban el pequeño callejón donde se encontraban. Una fila infinita los esperaba para poder entrar.

–Patrick, hay demasiada gente, no vamos a poder entrar.

–¿Quién ha dicho que vamos a esperar? Anda ven. –cogió su mano y juntos se dirigieron a la entrada donde aguardaba un hombre grande y fornido con cara de pocos amigos.

Patrick se acercó a él y le dijo algo que Ellen no logró escuchar pero que sirvió para que el hombre se apartase de la puerta y los dejase entrar. Enseguida el barullo de aquel lugar los recibió, música a un volumen bastante elevado y montones de personas bailando a su ritmo. Todavía cogidos de la mano se dirigieron a la barra para pedir algo de beber.

Pídeme Más || DempeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora