Capítulo 7

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2007

–¡Au! Con cuidado que la espalda es mía. –Ellen soltó un quejido cuando Kate tiró del corsé del vestido, dejándole sin respiración.

–Lo siento, lo siento. –se disculpó. –Es que estoy nerviosa, ¡vas a casarte! ¿Acaso tú no lo estás?

–Tanto que creo que voy a desmayarme. E incluso puede que lo haga si sigues apretando el maldito vestido, ¡vas a dejarme sin respiración! –Kate soltó una carcajada y terminó de ajustarle el vestido.

Ellen se puso de pie y se observó en el espejo, temblando. Su cabello estaba recogido a excepción de un par de mechones que caían a ambos lados de su cara. El vestido era un palabra de honor hermoso a la par que sencillo; como lo estaba siendo su boda. Nunca le habían gustado las celebraciones extravagantes, ni había soñado con una boda a lo grande. Por eso, cuándo su futuro marido le propuso matrimonio quedaron en que sería algo simple. Lo celebrarían en el ayuntamiento de Nueva York, donde solo estuvieran ellos y el par de testigos que necesitaban para firmar aquellos papeles.

–¿Por qué esa expresión? –preguntó Kate al verla con el ceño fruncido. –¡Estas preciosa, Ellen! Y todo va a salir perfecto.

–Lo sé. Es solo que, no sé... De repente he sentido una ganas inmensas de salir corriendo. –confesó.

–Es por él, ¿verdad? No puedes sacártelo de la cabeza ni el día de tu boda. 

–¿Lo sabe? ¿Sabe que es hoy? –preguntó la rubia no muy segura de querer saber la respuesta.

–Claro que lo sabe cariño. O de quién te crees que son todos esos mensajes que no paran de llegarme. 

Ellen tenía el corazón en un puño. Desde que se despertó aquella mañana, miles de dudas le atormentaban la mente. ¿Realmente quería hacerlo? Si él lo sabía, ¿por qué no le había enviado algún mensaje como el resto de sus compañeros? ¿Estaba tomando la decisión correcta?

–Ellen mírame. –pidió la pelirroja poniéndose frente a ella. –¿Estás segura de querer casarte? 

Mientras tanto, a bastantes kilómetros de allí; Patrick, acunaba a uno de sus mellizos, nacidos hace unos meses. Cuando se enteró de que iban a ser dos bebés en lugar de uno, se sintió el hombre más afortunado del planeta. Estaba viviendo todo lo que siempre había soñado; trabajaba en lo que más le apasionaba y estaba formando una familia junto a la mujer que quería. Pero entonces, ¿Por qué sentía aquel vacío en el pecho? ¿Por qué sentía que le faltaba algo para completar su felicidad? 
Miró una vez más el último mensaje que había recibido de su mejor amiga, Kate: "Está preciosa, Patrick. Y feliz, te prometo que está muy feliz e ilusionada." Su corazón volvió a dar un vuelco y la angustia se acomodó en su garganta. "Está muy feliz" Aquella frase se repetía sin parar en su cabeza. ¿Podría llamarse egoísta por no estarlo él? ¿Por querer que en el próximo mensaje pusiera que no lo había hecho?

Su cuerpo temblaba, las piernas no eran capaces de responderle. Estaba inmóvil frente a la puerta de aquella sala donde si cruzaba, todo daría comienzo. Cerró los ojos y respiró, respiró tan profundo que se despojó de todos esos pensamientos que le nublaban el juicio. Entonces comenzó a andar. Caminaba segura, mirando al frente, segura de su decisión y convencida de que era la correcta.

–Yo, Ellen Kathleen Pompeo, te acepto a ti, Chris Ivery para ser mi esposo, para tenerte y protegerte de hoy en adelante, para bien y para mal, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, para amarte y cuidarte hasta que la muerte nos separe.

–Chris, ¿Aceptas a Ellen como tu esposa? ¿Prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarla y respetarla todos los días de tu vida?

–Si, acepto. –contestó él con una enorme sonrisa en su rostro. 

–Ellen, ¿Aceptas a Chris como tu esposo? ¿Prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?

Ellen dudó y desvió la mirada unos segundos hacía su amiga, quién la miraba emocionada y sonriente. Entonces no le hizo falta más, sabía cual era su respuesta y que no iba a arrepentirse de ella.

–Si, acepto. 

Chris la sostuvo por la cintura y se inclinó hasta juntar sus labios. Se besaron despacio, saboreando la felicidad del otro, dejándose llevar por la emoción que sentían. 

–Hola cariño. –susurró Jillian desde la puerta. –Darby ya se ha dormido, ¿Cómo vas con Sullivan?

–Esta a punto de caer también, dame dos minutos. 

–¿Te encuentras bien? No tienes muy buena cara. –dijo su mujer acercándose a él.

–Si, tranquila. Solo estoy algo cansado, esta noche no he dormido muy bien. 

–Déjame a Sullivan, yo lo termino de dormir. Tú descansa un rato.

Jillian cogió al bebe de sus brazos y tras dejar un beso en la mejilla de su marido, se lo llevó a otra habitación. 
El móvil de Patrick vibró dentro de su bolsillo y los nervios le engarrotaron el cuerpo entero. Se tomó unos segundos antes de abrir el mensaje de Kate. Por un lado, ansiaba saber la respuesta pero, por otro, tenía miedo de lo que se iba a encontrar. Finalmente, cogió aire y abrió el mensaje: "Ya está hecho. Se ha casado, Patrick."

Se ha casado, Ellen se había casado y él solo podía sentir una enorme tristeza en todo su ser. 

Aquel mensaje retumbaba en su cabeza sin parar. Le dolía el pecho y tenía un nudo en el estómago que le impedía respirar con normalidad. Su vista se nubló y las lágrimas comenzaron a caer. No sabía por qué pero, lo necesitaba; necesitaba llorarla a ella y a si mismo, llorar a ambos y a lo que no pudo ser.

Dolía.

Dolía demasiado.

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Bueno pues ya vamos por el séptimo capítulo. Espero que se os haya encogido aunque solo sea un poquito el corazón, como a mí al escribirlo. Si os ha gustado os agradecería que me dejarais vuestro voto.

Gracias por leer:)

Pídeme Más || DempeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora