🌼 21 de marzo 🌼

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Lucero
Llegamos y nos quedamos en silencio, no me atrevía a decir nada, pero era todo muy incómodo.

-Por que lo hiciste?- Me atreví a cuestionar.

-El qué?-Me respondió con otra pregunta.

-Darme flores delante de todo el mundo, exponernos de esa forma, sabías que había cámaras, que nos pudieron tomar fotografías, que no es adecuado, que es comprometido-Se me cortaba la voz por el llanto- a parte que necesidad, ni siquiera es una fecha importante, no lo entiendo- No pude acabar de hablar, el llanto me ganó.

-Porqué te afectó tanto que te regalará unas simples flores? Qué pasa Lucerito no somos amigos? Los mejores amigos-Me cogió una mano y la acarició. Sentir su cálido toque, provocó un escalofrío en todo mi cuerpo.-no lo entiendo, yo lo hice con toda mi mejor intención, no era para que te pusieras así-Me levantó levemente la barbilla con un dedo para que lo mirará a los ojos.

-Algo más te pasa nena y no me lo dices, ya no me tienes confianza o qué? Te he regalado flores muchas más veces y nunca te has puesto así, tan grave es que te las haya dado en público? Era un ensayo, Lucerito.

-Te he dado rosas en medio de un concierto en más de una ocasión y siempre te lo has tomado bien, de verás que no entiendo tu reacción- Suspiró- Perdóname si tanto te molestó, simplemente vi por todos lados la noticia que hoy se regalaban las flores amarillas y como nos íbamos a ver, pensé en regalártelas, sé que te gustan los detalles. Lo siento, ya sé que ese papel, ya no me toca. Perdóname una vez más por meterme donde no me llaman-

Bajo su mirada y me sentí culpable, si solo supiera que mis lagrimas fueron por todo lo que me removió por ese gesto, tampoco era justo que lo dejara con esa culpa. Esperé unos minutos.

-Manuelito, perdóname tú a mi. Lo siento no debí de reaccionar así, no tienes culpa de nada, no estoy así por las flores, tienes razón, son muchas más cosas, y... y... no aguanté más- Suspiré- llevó muchos días soportando, fingiendo que todo está bien cuando está mal y ya no pude más, sabes que me cuesta mucho actuar en mi propia vida. Tú mejor que nadie me conoces- Levantó su cabeza y me miró-no te culpes, al contrario, te admiro por no tener miedo a hacer lo que te plazca delante de los demás, de verás te lo digo-Suspiré profundamente, no me atrevía a hablar.

-Qué te pasa? Quieres hablar?-Me insistió.- quieres que ensayemos? Quieres que nos vayamos?- Me preguntó-no me gusta verte así, tú siempre eres luz, alegría, sonrisas, felicidad- Logró hacer que una sonrisita escapará de mis labios- Qué te atormenta? Explícame, cómo siempre hemos hecho, confía en mi, te hará bien desahogarte, no puedes guardarlo todo para ti.-Me dijo de forma cariñosa.

-Puees... es que no se ni por dónde comenzar... son muchas cosas... ahora mismo no creo que sea el lugar para hablarlo y si, obvio que confío en ti, en quien más si no?- Esbocé una media sonrisa- pero prefiero que lo hablemos al rato, no sé en la casa mejor, más privado, a parte que llevará tiempo, si?- Él asintió- ahora lo único que quiero es -Él me miró intrigado y expectante a mi respuesta- esto-

Dejé las flores a un lado y me abalancé a sus brazos, lo único que necesitaba era sentirme protegida por él, sentirme amada y cuidada. Al principio noté como él no sé espero mi reacción pero de a poco fue correspondiendo a mi abrazo, me estrechó más en sus brazos, tal como yo le demandaba, y así permanecimos por unos minutos.

No sé cuántos, pero por fin, pude sentirme en paz, tranquila, calmada y feliz. Cuando nos separamos del abrazo, nos quedamos mirando, nuestros rostros tan juntos, nuestros ojos fijos en los del otro, podíamos sentir la respiración del otro, nuestros labios se aproximaron, nos quedamos a milímetros el uno del otro y, cuando nos íbamos a fundir en uno solo, algo nos sacó de nuestra burbuja, el celular de Manuel empezó a sonar.

Lo estaban llamando para preguntarle si íbamos a regresar o si cancelábamos el ensayo, nos separamos, cogí mis flores y me perdí en su aroma y su belleza, aún no asimilaba que me las hubiera regalado.

Manuel me miró para saber qué quería hacer, a lo que yo le dije que era mejor hacer el ensayo, aunque fuera más light, ya que sería más corto, al comenzar más tarde y acabar a la misma hora planeada.

Al principio, no quería pero lo acabé convenciendo, diciéndole que me iría bien para despejar la mente, que los músicos y todos llevaban aquí tanto tiempo esperando y que después del ensayo iríamos a la casa y hablaríamos de todo lo que me pasaba para estar así.

Yo quería adelantarme para llegar cada uno por separado a la sala del ensayo y que nadie sospechara nada, pero él no me dejó. Se empeñó en esperarme mientras iba al baño a lavarme la cara y mirarme mi aspecto desastroso por el llanto.

Yo iba delante y él detrás mío cuando volvimos entrar a la sala. Todos se nos quedaron mirando, especialmente miraban las flores que llevaba en mi mano, obviamente se notaba que era un ramo muy caro y selecto, el buen gusto de Manuelito era notable y que lo llevará yo de la nada, no pasó desapercibido.

Nadie nos dijo nada, obviamente, pero sé que éramos el centro de atención, se notaba mucho. De seguida, Manuel llamó la atención de todos los presentes haciendo que nos pusiéramos a ensayar.

La verdad no logré concentrarme casi nada, entre las flores que tenía a mi lado que, cada vez que las veía, me desconcentraban, Manuelito que ya de por sí era una distracción para mí, y ser el centro de atención de todo el mundo, más de lo que ya éramos de por sí.

Cuando acabamos el ensayo, cogí mis flores, como si fueran el bien más preciado, y me las llevé hacía mi pecho, como en un impulso las llevé cerca de mi nariz y su aroma me cautivó, me transportó a mis épocas de jovencita enamorada.

Salí de mi ensoñación cuando sentí que Manuelito me tocaba en el brazo. Todos los músicos y los de producción estaban recogiendo lo del ensayo y había mucho follón, por lo que nadie se enteraba de lo que hacíamos.

-Lucerito-Me llamó, porque estaba a mi lado- con quién viniste?-Me preguntó en un susurro.

-Con Joss, mi mamá y Alex-Le dije bajito también.- Toño ya estaba aquí, y tú cómo viniste?-Añadí.

-Solo vine con Palillo, quieren Joss y tú venir con nosotros? Digo tu mamá se puede ir con Toño, ya ves que viven muy cerca de aquí y Álex lleva tu camioneta a la casa, digo si quieres.-Me respondió dudoso.

-Mmhh bueno voy a ir a hablar con ellos, espérame en el estacionamento, ves con Joss si quieres y ya a ver, qué onda y muchas gracias por las flores, de verás que están Preciosas, no tenías por qué- las miré- te debieron de costar una pasta, me reí- con lo caro que está todo Manuelito- sé río- la neta que son una chulada y huelen delicioso, mil gracias por todo- Le di un beso en la mejilla y me fui dejando a todos estupefactos y eso que pensé que ni nos observaban.

Me dirigí a donde estaba mi madre, que en cuanto me vio con las flores, me puso mala cara ya que a ella no le gustaba que fuera con Manuelito, cosa que, me hizo aun más querer irme con él.

-Mami- Le di un beso en la mejilla- me voy con Joss y Manuelito, te regresas con Toño si? Luego hablamos, te quiero- Me fui, antes de que pudiera contestarme, hacia el aparcamiento dónde mi hijo me esperaba hablando animadamente con su padre.

Nos subimos en la camioneta, mi hijo delante con Palillo y nosotros detrás. En cuanto arrancamos, mi hijo puso su playlist y la música invadió el auto, haciendo que me relajará y disfrutará de la compañía de los que tanto amaba.

Iba encantada mirando mis flores, realmente cada vez que las observaba podía ver más detalles de lo hermosas que eran, Manuel me observaba en silencio, pendiente de mis acciones.

Sin querer pensar mucho más lo que iba a hacer, acerqué mi cabeza a su hombro y la recosté allí, provocando que nuestros cuerpos se acercaran más.

Él pasó su brazo por detrás de mi espalda y me sujetó de la cintura. Me sentía tan bien, era increíble como lo único que necesitaba para estar bien era su cercanía y lo único que durante todo el camino hacía casa anduve pensando era eso, como se lo diría.

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