✨🥹 Déjà vus 🥹✨

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Lucero

Flash Back on (18 enero 1996)

Manuel acaba de pedirme matrimonio y yo estoy más que segura que quiero entregarme a él, en cuerpo y en alma, lo amo como nunca pensé amar a nadie y, aunque a veces me asusta, sé que no es nada malo.

Nos besamos con frenesí y, sin querer, acabo derrumbando a Manuelito al suelo, pero, ni eso impide que nos sigamos besando con intensidad y con una entrega mútua que nunca antes nos habíamos permitido alcanzar. Cada vez, siento más fuego en mi interior, deseo tanto que me haga su mujer en este momento.

Pero, cuando intento desabotonar su camisa, Manuel me lo impide y yo lo miro extrañada. Deposita un tierno beso en cada una de mis manos, luego en mi frente, en mis mejillas, en mi nariz y, finalmente, en mi boca. No obstante, cuando voy a intensificar el beso otra vez me rechaza.

- Qué pasa? - Pregunto sin entender nada.

- Princesa, he aceptado que rompieras tus creencias de casarte virgen porque tanto tú como yo nos deseamos pero, de ahí, a que tu primera vez sea de cualquier forma, eso sí que no, tiene que ser inolvidable y yo me voy a encargar de eso. - Mi futuro esposo me besa tiernamente. - Agárrate fuerte a mí. - Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y con mis piernas lo abrazo en las caderas.

- Qué vas a hacer? - Pregunto preocupada.

- Confías en mí? - Me responde Manuel.

- Con mi vida, te amo. - Un simple roce de labios y noto como Manuel se levanta del suelo, cargándome consigo, para luego depositarme con todo el cuidado del mundo encima de la cama llena de pétalos de rosas.

- Quiero que esta noche sea la más especial de tu vida reina, quiero que con cada beso y con cada caricia, sientas el inmenso amor que te tengo, quiero que de aquí a muchos años recuerdes tu primera vez como una de las mejores veces, te amo. - Manuel me dice todo esto mientras me va desvistiendo con todo la delicadeza.

Flash Back off

Nos besamos como si no hubiera un mañana, de seguida la temperatura se eleva y la ropa nos sobra. Lo primero que sale volando es el pañuelo que tanto batalló Manuel para que usara. Manuel deja besos húmedos en mi cuello, mientras que intento desabotonar su camisa con mis manos temblorosas.

Cuando por fin he acabado mi árdua tarea, pongo mis manos encima de su pecho y me alejo lo suficiente para poder verlo a los ojos. Nos miramos fijamente por unos segundos y una malvada sonrisa aparece en mi rostro.

- Qué estás tramando nena? - Manuelito me pregunta mientras me observa con adoración.

- Sabes... ahora, después de todo lo que hemos vivido estos años y de tantas experiencias y locuras compartidas, creo que podemos hacer realidad. - Me relamo los labios. - Lo que dejamos a medias aquella noche. - Digo sensualmente mientras acaricio su pecho.

- Lucerina, estás enferma, no es para que hagamos eso en el suelo, te aseguro que en la cama será igual o más placentero. - Manuelito me agarra por las caderas, con la intención de levantarnos.

- Ño! - Exclamó y no le doy tiempo a reaccionar que me tumbo encima suyo. - Quiero que lo hagamos en todos y cada uno de los lugares más insólitos de esta habitación que en su momento no aprovechamos. - Muerdo el lóbulo de su oreja. - Como deberíamos. - Es lo único que puedo susurrar en su oído, antes de que me agarre de la cintura y me bese con pasión.

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