🐓 La Caponera 🌺

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Lucero

Un pasillo con pétalos de rosas iba desde la puerta de la suite hasta la puerta que separaba el cuarto del salón, la sala estaba iluminada a la luz de las velas, una música suave de fondo armonizaba el ambiente, varios ramos de orquídeas se esparcían por todo el espacio, en la mesa había una cena "romántica" para dos, con vino tinto y comida italiana y un poco más adelante, en otro de los muebles de la sala, una caja de mis chocolates favoritos.

No pude evitar la tentación de abrirla y comerme uno, llevaba ya no sabía cuántas horas sin comer y estaba, realmente, hambrienta. Seguí en dirección al cuarto, degustando el gusto del chocolate en mi boca.

La habitación estaba alumbrada por más velas y los pétalos de rosas llegaban hasta el pie de la cama. Encima de esta, había un oso de peluche enorme, casi tan grande como yo y no exagero; otro buque de orquídeas, el más grande de todos los que había visto hasta ahora, apoyado en un brazo del oso; una cesta de las más exquisitas frutas en el otro brazo; y, junto al enorme peluche, había un sobre.

No hace falta decir que para este tiempo, mis ojos ya estaban llenos de lágrimas y que estaba haciendo un gran esfuerzo para no ponerme a llorar como una tonta.

Dentro del sobre, había una carta, escrita con una caligrafía que reconocería a millones de kilómetros:

"Perdóname Lucerito, sé que te prometí que estaría ahí, contigo, apoyándote en cada nuevo paso que diera la serie, perdóname, me siento un tonto, me dejé llevar por... los celos, sí, porque aunque no quiera los siento, porque tú eres el amor de mi vida, y toda esta situación me duele y sé que no sé llevarla con la madurez que debería.
Créeme que cada día pienso en ti y en como te estará yendo, que me muero de ganas por verte como "La Caponera", que extraño poder acompañarte como lo hacía antes, pero también sé, que eso no es lo más recomendable para ti.
Extraño tanto los momentos en familia, los cuatro juntos, nuestros hijos te echan de menos y bueno yo, aunque no debería, te extraño muchísimo, porque como me dijiste aquella noche "acostumbrarme de nuevo a tu presencia fue muy fácil y agradable".
Si aún después de todo quieres verme, ya sabes solo llámame y me las ingeniaré para estar contigo y compartir esta velada que, con mucho cariño y deseando que te gustará, preparé (solo espero que no hayas cambiado de gustos) y si no quieres verme, este oso de peluche te hará compañía.
Así cuando necesites un lugar donde dormir segura, él estará para acogerte en sus brazos y en su regazo (compré el oso más grande que encontré) y no me digas que estoy loco (que ya sé que lo estás pensando) pero estoy loco por ti, sí, Lucero, aunque me duela admitirlo, te sigo amando y, si es posible, aún te amo más que el día que nos casamos.
Por si no nos vemos, que tengas dulces sueños reina,
Te ama,
Manuelito."

Dejé la carta encima de la cama y rápidamente corrí hacia la sala para coger el celular. Con las manos temblorosas y los ojos empañados por las lágrimas retenidas, marque el número de Manuel. Un toque, dos toques, tres toques y al cuarto contesto.

-Bueno? - Su voz ronca indicaba que estaba durmiendo.

-Manuelito - Con la voz entrecortada pronuncié.

-Luceritoooo! No, no esperaba tu llamada, a estas horas pensaba que ya no tenía esperanzas.

-Llegué de las locaciones hace como media hora, tenía llamamiento nocturno. Lo siento.

-El que lo siente soy yo, que como ni te pregunté pues no lo sabía. - Un silencio un tanto incómodo se instauró en la línea.

-Aún quieres compartir esta velada conmigo?

-En serio quieres verme? - Me preguntó un tanto indeciso, como si ya no tuviera esperanzas de que yo lo quisiera ver y pensara que había hecho una estupidez.

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