✨ Como en los viejos tiempos ✨

601 47 12
                                    

Lucero

Era el último fin de semana de mayo, apenas quedaban dos semanas de grabaciones de la serie, El Gallo De Oro, ya era solo cuestión de grabar algunas escenas más y la serie estaría acabada. ¿En qué momento pasó todo tan rápido? He disfrutado tanto las grabaciones que ni el tiempo vi pasar.

Raramente, este fin de semana pude regresar a mi casa a descansar. Esto de estar tanto tiempo en locación y alejada de mis hijos, quizás, es lo único malo, aunque, de momento, casi ni los he podido ver, entiendo que ya son mayores y tenían planes, pero el simple hecho de estar en mi casa ya es reconfortante.

Aprovecho la tranquilidad de un sábado tarde para repasar las escenas que grabaría la semana que viene mientras tomo una copa de vino.

De repente, me doy cuenta de que me había olvidado, por completo, de la primera escena del último capítulo dónde mi personaje, La Caponera, toca el piano. Más bien dicho, no la olvidé sino que mi mente la bloqueó, la borró... ya que me traía demasiados recuerdos.

Nunca sé me dio bien eso de tocar instrumentos, como siempre dije "lo mío era cantar y actuar", el baile y la conducción también se me daban y era obvio que sabía de música, inclusive, de chiquita tomé clases de guitarra, pero, con el paso de los años, los conocimientos se olvidan.

Debo reconocer que, durante años, tocaba la guitarra en algunas de mis canciones en mis presentaciones, prácticamente hasta que me divorcié. Curiosamente, solo fue hasta que empecé la gira HastaQueSeNosHizo con mi ex marido que la volví a tocar y todo se diga que fue por insistencia suya que si por mí fuera, no lo volvía a hacer.

El piano era algo mucho más fuerte para mí, creo que nadie podría entender lo que de verdad significa en mi vida: me pidieron matrimonio con un piano de testigo, lo poco que aprendí a tocar fue porque mi entonces marido era un obsesionado por ese instrumento y de tantas noches que tocaba el piano y yo lo observaba, decidí aprender.

En mi mente, existen tantos recuerdos de todas las veces que, sentados en un piano, mientras cantábamos y tocábamos, nos jurábamos amor eterno, entre besos, caricias y apapachos.

Decido dejar a un lado mis pensamientos y me dirijo al piano de la sala, para empezar a practicar. En una mano sostengo la copa de vino y en la otra, el guión con la partitura que debía interpretar, nada muy complicado pero igualmente se me hacía difícil.

Definitivamente, fue mala idea, en cuanto vi el piano, recuerdos míos y de Manuel en aquel piano, vinieron a mi mente. Tan enamorados estábamos y tan felices éramos, tantos besos compartimos, tantas caricias intercambiamos al son de cualquier melodía tocada por ese hermoso piano.

Mis ojos se humedecieron al instante. Ya hasta la copa de vino me recordaba a todas las veladas románticas que acababan con Manuel y yo sentados en el piano, acompañados de una copa de vino.

Me doy media vuelta, dejó la copa de vino encima de la cola del piano y me limpio las lágrimas, que no me había dado cuenta que había derramado hasta ahora. Decido cambiar de destino y me dirijo al estudio.

Justo cuando voy a abrir la puerta para entrar me encuentro con la última persona que quería coincidir, mi querido ex marido.

-Manuelito! Qué haces tú por acá? Pensaba que tenías concierto este fin de semana. - Digo intentando no demostrar mi nerviosísimo. Sabía que este fin de semana no tenía ningún compromiso a nivel laboral, pero lo que menos contaba era que un sábado tarde no tuviera nada qué hacer.

-No Lucerito, este fin de semana descanso, que ya me hacía falta, imagino que tú igual, no? - Me pregunta mientras me guiña un ojo.

-Sí, sí este fin de semana me pude escapar de la locación y venir a descansar a casa, quería haber compartido más tiempo con los niños, pero bueno, en estos momentos nos damos cuenta de que ya han crecido. - Suspiro melancólica por mis pequeños.

Mi mundo spawler 💖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora